O Berbés ya no vende directamente pescado

La Voz

VIGO CIUDAD

ramón dimas

HEMEROTECA | Se cerraba el mercado de la plaza de Os Ratos en 1966

10 sep 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

En septiembre de 1966 dejaba de existir el mercado de la plaza dos Ratos. Era una parte de la Ribeira de O Berbés que, desde más de cien años atrás, era utilizada para la venta directa de pescado y frutas. Nicolás Taboada y Leal lo recogía en su libro Descripción topográfico-histórica de la ciudad de Vigo, publicado en 1840. Decía que estaba fuera de los muros de la ciudad y que las vendedoras, todas mujeres, se situaban sobre la arena de la playa o dentro de los soportales cuando se presentaba la lluvia.

No fue, durante el siglo XIX, el único mercado de pescado que existió en la ciudad. La actual calle de las ostras recibe el nombre de Pescadería por acoger otro mercado de venda directa al consumidor. Ya a comienzos del siglo XX, en esta zona se construyó el mercado de A Laxe, derribado a finales de los años sesenta para permitir la construcción del Hotel Bahía de Vigo.

En el interior de las murallas, aprovechando las diferentes plazas, se realizaban mercados semanales en la plaza de A Constitución, A Princesa y A Pedra. Había otras zonas, dentro y fuera de las murallas, en las que se distribuían las vendedoras de productos. El cierre del mercado de la plaza dos Ratos se debió a razones de salubridad. Poco antes, en el mes de abril, se había inaugurado el actual mercado de O Berbés, con entradas a las calles Teófilo Llorente y Cánovas del Castillo, y no tenía razón de ser la pervivencia del mercado al aire libre.

Sin embargo, el cierre creó un grave problema porque muchas de las vendedoras no pudieron obtener una plaza en el nuevo mercado, especialmente las fruteras. La Delegación de Mercados permitió que estas mujeres instalaran provisionalmente sus puestos en la calle Teófilo Llorente, pero les dio a escoger un mercado de la ciudad. La mayor parte no estuvieron conforme con esta solución porque suponía trasladarse a barrios alejados de sus viviendas. A las pescantinas, solo a siete, se les permitió instalarse en el nuevo mercado, pero en su primera planta, ya que la parte alta estaba ocupada por las nuevas.