La Fotobienal deja un tesoro fotográfico oculto en los almacenes del Marco

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M. Moralejo

Las 9 ediciones del evento facilitaron una gran colección de titularidad municipal

15 dic 2020 . Actualizado a las 21:32 h.

El 17 de diciembre del 2000, La Voz de Galicia daba cuenta en sus páginas de la conclusión de la novena edición de la Fotobienal de Vigo. Aunque entonces no se sabía, aquella fue la última vez que se realizó este evento de talla internacional debido a que el Ayuntamiento dejó de apoyarlo. Todo había nacido en 1984 de la mano de Xosé Luís Suárez Canal, Vítor Vaqueiro y Manuel Sendón, que tras la primera edición crearon el Centro de Estudos Fotográficos (CEF), abandonado poco después por Vaqueiro.

Aquella primera Fotobienal llevó pareja la dedicación de la antigua sala de Os Peiraos, situada en la plaza de A Constitución, en un centro de exposiciones fotográficas. Hasta 1991, como recuerda Manuel Sendón en su memoria de la Fotobienal, acogió aquella sala 56 muestras de fotógrafos: históricos como Bill Brandt, Álvarez Bravo o Cualladó; clásicos gallegos como Manuel Ferrol, Raniero Fernández o Ramón Caamaño; contemporáneos como Joel Meyerowitz, Sebastião Salgado, Paul Graham, Cristina García Rodero, Joan Fontcuberta, André Gelpke, Max Pam, Bernard Plossu o Arno Fisher; y un gran número de profesionales del momento en Galicia. Además, todos los años tenía lugar una exposición colectiva denominada Hoxe mesmo, destinada a fotógrafos noveles.

La Fotobienal rompió el localismo existente en aquellos momentos en Galicia en el ámbito fotográfico, erigiéndose Vigo en puerta de entrada de grandes nombres internacionales, pero también poniendo en valor el trabajo de los artistas gallegos contemporáneos y recuperando la obra de otros históricos como Virxilio Viéitez o incluso el archivo generado por los Pacheco en la propia ciudad olívica.

Vigovisións

Una de las grandes virtudes de aquel certamen fue la aparición del proyecto Vigovisións, que consistía en invitar a fotógrafos de diferentes países y concepciones estéticas a trabajar en Vigo con libertad absoluta. «Durante aproximadamente dez días traballaron con total liberdade, sen ningún tipo de esixencia narrativa nin descritiva. Non se trataba de facer reportaxes sobre a cidade, senón de que esta aparecese reflectida só na medida en que eles o considerasen importante para o seu proxecto», apunta Manuel Sendón en la memoria de Vigovisións.

Las obras resultantes se mostraron en las diferentes ediciones de las fotobienales, pasando a formar parte de la colección fotográfica del Concello de Vigo, actualmente depositada en el Marco. Es un auténtico tesoro artístico, compuesto por algo más de medio millar de imágenes, que fue mostrado hace años en una exposición en el museo vigués, pero que actualmente no se puede contemplar en ningún lugar debido al fallido proyecto de crear en Vigo un centro de fotografía permanente en el Casco Vello. Esta posibilidad fue planteada hace años, y se llegó a realizar el edificio, pero finalmente el gobierno municipal decidió cedérselo a la Diputación para acoger su sede en la ciudad.

«O interese por producir obra e non só recibila foi, conxuntamente coa importancia dada á nosa fotografía, tanto histórica como contemporánea, a característica diferenciadora da Fotobienal de Vigo con respecto aos outros festivais fotográficos que floreceron na década dos oitenta en gran número de cidades», explica Sendón.

La Fotobienal de 1988 fue especialmente significativa del alcance que había tomado el evento en tan solo tres ediciones. Aquel año participaron en el proyecto Vigovisións, entre otros, artistas de renombre mundial como Cristina García Rodero (España), Paul Graham (Inglaterra), Sebastião Salgado (Brasil) y Manfred Willmann (Austria).

A partir de 1992, la Fotobienal también convocó una beca para fotógrafos emergentes que solo se prolongó hasta 1998. Estaba complementada con el espacio dedicado a los nuevos creadores, permitiendo la muestra de trabajos de artistas que estaban afianzándose en el ámbito fotográfico.

Aquel recorrido concluyó con la cancelación de la edición del año 2002. «É a falta de interés do Concello», decía entonces Manuel Sendón para explicar por qué no se iba a hacer. El Marco organizó al año siguiente una exposición con algunos de los trabajos incluidos en Vigovisións, pero el motor fotográfico vigués se había parado. Los propios creadores del evento sostienen que hoy en día tampoco tendría sentido debido a que las circunstancias son distintas a las de entonces. Sí propone Sendón que sirva la experiencia para acabar con el vacío fotográfico institucional existente en la actualidad.