La Universidad de Vigo pierde a la mitad de sus alumnos mayores

maría j.fuente VIGO / LA VOZ

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Los largos viajes en bus al campus y los riesgos retraen a los sénior

19 ene 2021 . Actualizado a las 01:33 h.

La Universidad de Vigo se ha quedado este curso con la mitad de los alumnos sénior de otros años pese a los esfuerzos hechos desde la institución por mantener los estudios para mayores de 55 años, al contrario que en otras universidades españolas, que optaron por suspenderlos por la pandemia. De las más de 600 personas matriculadas en cursos anteriores se ha pasado a 362 entre los tres campus. Vigo se ha quedado con 197, Pontevedra con 72 y Ourense con 93.

El programa se ha mantenido cien por cien presencial, salvo excepciones en las que también existe la opción de conectarse al campus remoto, igual que en el resto de los estudios.

Para garantizar que se cumplan las medidas anticovid las clases se trasladaron de Torrecedeira a las Facultades de Química y Ciencias Jurídicas, ambas situadas en el campus de Lagoas Marcosende, lo que ha permitido desarrollarlas con un máximo de 18 alumnos.

«Ha sido un esfuerzo fantástico, un ejemplo de eficacia y de compromiso para mantener la formación, nos han tratado como debe ser, como alumnos universitarios», comenta Marina Troncoso, presidenta del Programa Universitario de Mayores de Vigo.

La consecuencia menos positiva del traslado al campus tiene algo que ver, precisamente, con la caída del alumnado. «Hace que muchas de las personas se tengan que trasladar en autobús y tarden una hora en hacer el recorrido. No a todo el mundo le apetece, nosotros tenemos clases por la tardes y si vas en bus tienes que salir de casa a las tres y por la noche llegas a las nueve», indica la representante.

Con el fin de evitar estos palizones, algunos alumnos se han organizado para desplazase en vehículos particulares de forma alterna, aunque con la pandemia se les plantea un problema más: solo pueden viajar dos.

Otro aspecto que también tiene que ver con el descenso de matrículas es el hecho de que entre los estudiantes haya población de riesgo.

Marina Troncoso admite que aunque están satisfechos con la decisión de que no se hayan suspendido las clases, el campus tiene sus inconvenientes y que lo ideal sería que los sitúen en uno de los locales que van a estar a disposición de la Universidad en el centro de Vigo. Hasta la fecha tampoco han conseguido que los incluyan en el estatuto de los estudiantes para tener derecho a voz y voto.

Pese a todo, están satisfechos de poder continuar los estudios. «Ahí estamos, peleando como leones. Podían haber suspendido las clases como en A Coruña y no lo han hecho. No quieren correr riesgos y es provisional, por eso queremos corresponder. Los que se han matriculado están encantados y los que no, están arrepentidos. Somos muy responsables y acudimos, llueva o hiele, que estos días hay unas placas de hielo tremendas», indica Troncoso.

Como soporte en los estudios se sirven de la plataforma digital de la federación nacional. También organizan actividades en línea como el concurso de fotos.