El Verbum alcanza la mayoría de edad sin fiesta ni planes de futuro

Begoña Rodríguez Sotelino
b. r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Jornada de arte urbano en el exterior del Verbum, en marzo del 2019
Jornada de arte urbano en el exterior del Verbum, en marzo del 2019 M.Moralejo

El Concello de Vigo lleva desde el año 2016 «viendo qué hacer con él»

20 abr 2021 . Actualizado a las 23:20 h.

Esta semana el Museo Verbum Casa das Palabras cumple 18 años. Se inauguró con grandes fastos el 23 de abril del 2003. Hasta se creó un comité de expertos (formado por Francisco Fernández del Riego, Víctor F. Freixanes, Manuel Toharia, Rosa Regás, Xosé Cermeño y Carlos Luis Rodríguez al que se unió poco después José Saramago). Fallecidos aparte, a la mayoría no se les volvió a ver el pelo en calidad de especialistas en juntar vocales y consonantes. De hecho, los que regresaron a Vigo, lo hicieron para dar conferencias en la Universidad de Vigo y el Museo do Mar, pero por Samil no pasaron. Los más mediáticos solo aportaron facturas de transporte y estancia.

Su primer año fue el mejor. Tuvo eventos muy destacados como la conexión con el exastronauta Pedro Duque desde la Estación Espacial Internacional con niños de toda España y los vigueses fueron a verlo desde allí en una pantalla cuando aún no había Zoom. Contabilizó 63.000 visitantes en su primer balance anual pero la mayoría no volvieron porque casi nunca había nada nuevo que ver en ese cubo contenedor de cubos didácticos diseñado por el arquitecto César Portela, que costó más de nueve millones de euros y consumía cada año un presupuesto que superaba los 300.000.

Pasada una década, el gobierno tripartito le dio un impulso y logró resituarlo tras una estrepitosa caída, pero nunca volvió a alcanzar las cifras iniciales pese a que dentro de este registro se contabilizaron siempre las visitas de escolares, principal fuente de afluencia.

En cada década a los políticos al mando en Vigo les ha dado por una obsesión fija. En los 90 fueron los monumentos: El Sireno, la Porta do Atlántico, Os Redeiros y los Caballos de plaza de España fueron seguidos; en los 2000 fueron los museos: El Verbum fue el tercero inaugurado en Vigo en menos de un año, después del Museo del Mar y el de Arte Contemporáneo. Carlos González Príncipe, entonces concejal de Cultura, fue el adalid de esos espacios. El de Samil se cofinanció al 70 % con fondos FEDER de la Unión Europea, que ahora van destinados a la obsesión del último gobierno municipal: los túneles, escaleras y rampas mecánicas mientras la cultura se diluye en anécdotas.

El actual gobierno es consciente de que es un proyecto fracasado, pero ahí sigue. Hace cinco años que por primera vez públicamente, el alcalde de Vigo, Abel Caballero, reconoció el desastre: «Estamos viendo qué hacemos» con el edificio del Verbum, fue un gran error del que lo hizo, se equivocó radicalmente», aseguró. Pero ha pasado un lustro y el error no se ha subsanado. El tantas veces anunciado plan de redefinición de los museos municipales contempló trasladar el concepto del Marco al Verbum. Lo único nuevo que hizo el gobierno ha sido llevar puntualmente festivales de grafiteros en su zona exterior y conciertos a su aparcamiento, un espacio obviamente no acondicionado para tal fin.

En su trayectoria ni siquiera se salvó el servicio de hostelería con el que empezó, un bar restaurante que fue reemplazado por un interesante club de jazz con música en directo. En el 2016 el Concello lo sacó a concurso, pero no se presentó nadie. El Verbum fue un adelantado a su tiempo y muchos años antes de la pandemia y las visitas virtuales, ofrecía ese servicio, algo rudimentario. Hoy no tiene ya ni página web.

La Casa das Palabras llega a su mayoría de edad como un adolescente desnortado, un magnífico espacio infrautilizado donde únicamente se desarrollaban ciclos de corales, que también lo han abandonado por el auditorio Mar de Vigo. Los bandazos de sus exposiciones temporales tampoco ayudaron. Ha albergado muestras dedicadas a la Policía Local o la Cow Parade aunque tuvo un enorme éxito con una dedicada al pasado vigués: Emporium.

El exconcejal Xesús López: «Non importa quen o faga, pero hai que reflotalo»

 Xesús López Carreira estuvo al frente de la Concejalía de Cultura entre el 2007 y el 2011, y el Verbum ya era una joya pasada de moda. El exedil, que fue número 2 por el BNG por Pontevedra en las últimas elecciones generales, reside ahora en Santiago pero sigue muy cerca lo que ocurre en Vigo y no olvida la etapa en la que trabajó por la cultura local.

Respecto a la situación en la que se halla el museo, cree que «é necesario facer unha intervención seria tanto na parte expositiva permanente, que ten erros e está desfasada, como na propia actividade do que é hoxe un museo, que ten que ser un centro de cultura que se active cada vez que pasa xente por alí».

López recuerda sobre su paso por la gestión del contenedor playero que no les dio tiempo «a facer unha recuperación profunda. Aínda que lle dimos vida e aumentamos moito as actividades e as visitas, non foi suficiente. Andábamos na idea, por exemplo, de montar alí unha emisora municipal e quedou cortada».

El antiguo concejal cree que «hai que exigir que se interveña porque é un espazo absolutamente morto» pero no es partidario de que se dedique a otra actividad que no sea para la que fue concebido. «Existindo, as cousas hai que mantelas e actualizalas. Outra cousa sería cuestionar antes si tiña sentido ou non facelo, pero unha vez feito, hai que reflotalo e tratar de darlle continuidade. Non importa quen. Vigo necesita museos didácticos e ten sentido facéndoo ben», opina.