Perros y bañistas colisionan con la biodiversidad en la playa de A Calzoa

Eva Fernández Prieto VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Antía Castillo

Investigadores apuntan a los canes como los causantes del deterioro del arenal, pero los usuarios dicen que los animales no molestan a las aves del lugar

09 ago 2022 . Actualizado a las 13:41 h.

A Calzoa es la última playa que queda viva en el litoral de Vigo. Así lo apuntan Mariano Lastra Valdor y José Arcas García. El primero es catedrático de Ecología de la Universidad de Vigo y el segundo es doctor en Biología. Según ellos, el ecosistema de esta playa está a punto de colapsar debido a su condición de playa canina. Sin embargo, los usuarios de este espacio justifican que en ningún caso sus mascotas molestan a las aves y piden más arenales donde puedan acceder los perros.

Mariano Lastra destaca el hecho preocupante de que la mayoría de las playas de Vigo, Nigrán y Baiona «están en una situación ecológica lamentable». En estas circunstancias, A Calzoa era una de las pocas que aún tenían su fauna propia. Para él, este arenal es «muy interesante» porque se localiza en la desembocadura del río Lagares, por lo que muchas aves lo frecuentan por proximidad. «Tiene muchos ambientes, dunas y rocas, en un espacio relativamente pequeño», explica Arcas. Él aconseja a la alcaldía que no vea las playas como sitios aislados, ya que A Calzoa y Samil son prácticamente el mismo arenal.

Para Lastra, el uso de la playa como espacio canino dificulta su conservación. El doctor Arcas señala que los perros están «siempre sueltos y causan molestias constantes a las aves». Dice que en varias ocasiones defecan en la playa y los dueños no recogen los excrementos. El doctor en Biología explica que en A Calzoa están presentes aves marinas, limícolas (las que se alimentan en el borde del mar) o charranes. Además, hay mamíferos e insectos. Lamenta su pérdida debido a la sobrecarga que se realiza en un ecosistema tan pequeño.

Por la limpieza mecánica del arenal, Lastra dice que toda la cadena trófica se ve afectada. La alternativa a este método es la limpieza manual y selectiva, «la única admisible y sostenible». «La retirada de las algas va en contra de la riqueza de la playa», ya que Lastra explica que son trampas de arena naturales que evitan la pérdida de ese sedimento. José Arcas indica que en ese desecho orgánico habitan todo tipo de invertebrados que sirven de alimento a otras especies como las aves.

El catedrático de la Universidad de Vigo señala que convertir A Calzoa en playa canina fue un error. En la elección como accesible para los perros, Arcas achaca al Concello de Vigo no haber consultado la decisión con fuentes expertas. «Eligieron la peor para ser la canina», sentencia. Para Lastra, la concienciación de los dueños de los perros sobre los efectos de sus animales en la playa «es importantísima». José Arcas indica que el debate no es «playas caninas si o no», sino que puede haber playas caninas, pero que no tengan tanto valor ecológico.

Los usuarios opinan

Sobre la arena de A Calzoa, los usuarios de esta playa no comparten las posiciones de los investigadores. Laura Fernández, una usuaria, comenta que los perros no corren detrás de las aves, sino detrás de las pelotas que les lanzan sus dueños. «Cuando no hay perros, las aves tienen sus momentos también», señala. Esta usuaria pide que se retiren unos carteles que prohíben pasar a los perros a un lateral de la playa. Por ese motivo, cuenta que ha tenido que acudir la policía en varias ocasiones llamada por los habitantes de una casa cercana.

En el departamento de Medio Ambiente del Concello de Vigo les explican a los usuarios que en esas señales termina el espacio delimitado para los perros. Recuerdan a los dueños que deben recoger los excrementos de sus mascotas. Señalan que aunque sea una zona para perros, los usuarios deben velar para que se cumplan las normas.

Este arenal canino vigués también es visitado por turistas como Isabel, de Valencia. Cuenta que su primera vez en A Calzoa estaba siendo una experiencia agradable. «Se agradece tener una playa con perros porque así podemos llevar a las mascotas con nosotros», admite. Isabel destaca también la limpieza del arenal, donde no encontró nada extraño. Por su parte, Jesús y Sonia, de Gipuzkoa, también por primera vez en A Calzoa, lamentan que en el País Vasco no haya playas para perros. Señalan que los dueños de las mascotas en la playa viguesa están concienciados: «Por lo que hemos visto hasta ahora la gente recoge».

Otra usuaria frecuente de esta playa es Anabel, que revela que nunca ha visto que los perros persigan a las aves. Reconoce que ella siempre intenta recoger los excrementos o residuos que pueda dejar su paso por el arenal. Anabel pide también que se creen más playas caninas, ya que cuando sube la marea en A Calzoa «casi no hay playa». Actualmente las dos playas caninas viguesas son A Foz y A Calzoa.

Isabel y su perro también vienen normalmente a este litoral porque «es el mejor que hay por aquí». Ella reconoce que tampoco ha visto aves en A Calzoa. Considera que esa playa canina es bastante buena, ya que otras tienen «muchas rocas o restos de mariscos que cortan las almohadillas de los perros». Otro usuario habitual es Rafa, que también considera A Calzoa un buen sitio de esparcimiento para los canes.

En torno a una treintena de perros, o incluso más, se pueden ver al mismo tiempo en esta playa en un buen día de verano. Algunos juegan con sus dueños y con sus compañeros perrunos. Pero otros también se divierten con la flora del lugar, como un perro que tiraba de una alga por un lado y su dueña por el otro. El respeto y la convivencia entre el ecosistema de la playa, los perros y los humanos ayudará a devolver a A Calzoa su característica biodiversidad deteriorada.