El prodigio navideño de Vigo

Antón lois AMIGOS DA TERRA VIGO@TIERRA.ORG

VIGO CIUDAD

M.MORALEJO

En plena crisis energética, con llamadas al ahorro, hacer este alarde es dar mal ejemplo

09 ago 2022 . Actualizado a las 01:27 h.

Como ya es tradición en plena canícula, el alcalde de Vigo convocó a la prensa para anunciar urbi et orbi el inicio de la instalación del alumbrado navideño. Quizás consciente de lo inoportuno del anuncio al coincidir con el Gobierno presentando los decretos para ahorro de energía y también consciente de que esta inoportunidad no es excepcional, pues otros años los anuncios del incremento de millones de luces coincidieron con subidas históricas del precio de la energía, el alcalde justificó el despiporre luminoso con algunas afirmaciones que, como también es tradición, pasamos a matizar.

Se justifica el prodigio afirmando que esos días Vigo se transforma, dicen, «en un espacio onírico pionero de la expresión artística», sea esto lo que sea, pero sobre todo con el argumento de empleo y turismo. No sabemos lo que sucederá, pero podemos recordar lo que sucedió: según la encuesta de población activa, el paro descendió en Vigo durante la Navidad del 2021 en 39 personas, un 0,19%, algo irrelevante si tenemos en cuenta que a los fastos navideños se destina el doble de dinero que a los planes de empleo municipal.

Sobre el turismo, el Concello afirmaba que como polillas acudieron a las luces dos millones de visitantes y 400.000 pernoctaciones (más turistas durmiendo que toda la población viguesa). El caso es que los datos del INE de diciembre del 2021 decían algo diferente: 38.145 visitantes y 74.220 pernoctaciones. Añadía el regidor que las pasadas Navidades llegaron a Vigo más visitantes que antes de la pandemia. El INE desmentía también ese dato. También afirmar que la electricidad pública de Vigo emite cero CO2 es media verdad. Se puede contratar una tarifa que suministre electricidad de origen renovable, pero si se hace con una compañía que produce el 60 % de su energía con combustibles fósiles, hay algo de hipocresía en esa segregación, además de ignorar que en su balance neto las renovables también emiten CO2, a menos que el Concello piense que los aerogeneradores nacen espontáneamente en los montes como setas y las presas hidroeléctricas las construyen los castores, ni compensarán las 1.000 toneladas de CO2 equivalentes de otros años.

También es media verdad decir que las luces LED apenas consumen. Una lámpara led consume menos que una convencional, pero no la suma de once millones. Solo las luces de Navidad (sin contar el resto de parafernalia, cañones de nieve, pistas de hielo, mercadillo de la alameda decorando ilegalmente los árboles...) consumirán unos 400.000 kw y el coste rondaría los 130.000 euros. Pero más allá de que consuman lo que consuman, en plena crisis energética con llamamientos gubernamentales al ahorro y niveles de pobreza energética insoportables, hacer este alarde es sobre todo dar mal ejemplo, con el agravante de ser protagonizado por el presidente de la FEMP, que debería dar buenos ejemplos. Afirmaba el regidor que el impacto lumínico del prodigio equivale a la iluminación de apenas un partido (y unos entrenamientos) en un campo de fútbol. La doctora en astrofísica y directora de la Fundación Starlight, Antonia Varela, no es tan optimista y ya cifraba hace tres años, con menos luces instaladas, en siete estadios de fútbol de primera división el equivalente del alumbrado navideño de Vigo, que incluso sin las luces navideñas ya está en niveles de récord de contaminación lumínica.

Decíamos que parece absurdo hablar de iluminación navideña en plena canícula, pero, como nos contaba en este diario el maestro Xavier Fonseca hace unos días, el término canícula proviene de la estrella Sirius en la constelación Canis Major, la estrella cuyo brillo estival era símbolo del verano. La constelación de Canis Major no se ve en la ciudad de Vigo, donde gracias a la contaminación lumínica nos han robado las estrellas. Dicen que fue una estrella la que sirvió de guía en Navidad. Quizás por eso, porque no las vemos, estamos perdidos. A cambio anuncian que este año tendremos una gigantesca estrella luminosa artificial. Es la modernidad, dicen.