Los maestros del roscón Niza y la tarta Llanderas en Vigo

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M.MORALEJO

La pastelería Ramos, que es la más antigua de Vigo, combina la tradición artesana con la venta «online» de sus elaboraciones clásicas en las que prima el producto sin florituras y los ingredientes naturales

31 mar 2023 . Actualizado a las 00:51 h.

Durante 44 años, la pastelería Ramos ha sido un referente para los golosos en el corazón de Vigo. Tras la desaparición de Montserrat, es la más antigua de la ciudad. Hace dos años, el estado del inmueble que los acogía en Pi y Margall, a cien metros del mirador del Paseo de Alfonso XII, les obligó a mudarse a otro local en el barrio de Teis, pero la esencia es la misma. Álvaro Barreiro Quintela llegó al obrador con 16 años, con su madre detrás del mostrador y teniendo como maestro pastelero a su padre, que empezó con 13 y se curtió en varios de los templos clásicos del dulce en la ciudad: Arrondo, Pereiro y Las Colonias, que hasta traía a maestros extranjeros para que sus empleados se pusieran al día con las innovaciones que se hacían por Europa adelante.

Barreiro es de los últimos que tienen referencias de aquella generación de profesionales que trabajaron en otros establecimientos famosos, como Marbella, Roma o Solla. Y su filosofía es la de aquellos artistas que buscaban la excelencia en cada producto que salía de sus manos.

El padre de Álvaro montó su propio negocio en cuanto pudo, y lo hizo en un local centenario que ya era antes pastelería y antes de llamarse Ramos se llamaba Las Tres Luces por los tres faroles de una fachada donde también había argollas para atar los caballos.

En Ramos llevan casi medio siglo ocupándose de mantener a tono los niveles de azúcar en sangre con materia prima de calidad, elaboración artesana, mucha limpieza y la floritura justa. La casualidad hizo que cuando necesitaban trasladarse, otro artesano del gremio, Antonio, de la pastelería La Camelia, decidió jubilarse. «Sellamos el acuerdo con un apretón de manos, sin papeles, a la antigua usanza», recuerda Álvaro contando cómo se hizo con el local de su colega que desde marzo del 2021 es el suyo. Con él se trasladó todo su equipo, su mujer, Estrella, y sus dos empleados, el pastelero, Pablo, que lleva 23 años a su lado, y la dependienta, Rosa, que lleva 31.

El cambio de barrio supuso para ellos un reto inesperado tras décadas con una clientela fiel y fija, que tanto en fiestas de guardar como en días sin nada que celebrar, acudían a ellos para regalarse momentos especiales en el paladar. Pero el pánico solo duró el tiempo que sus vecinos tardaron en descubrirles. Sin embargo, echan de menos a clientes que dejaron de serlo al tener que trasladar el negocio a la otra punta de la ciudad. «Y eso que era mucho más complicado aparcar allí que aquí», justifica Rosi, al que el cambio le ha venido de perlas porque reside al lado de su trabajo. Ramos es una de esas pastelerías por las que los amantes del dulce se mueven. «Hay gente de fuera que cada vez que está en Vigo, viene a comprarnos a nosotros, y a algunos clientes vigueses que se han ido a vivir a otras ciudades, nos hacen pedidos regularmente», explica.

El pastelero, que apuesta siempre por el producto de proximidad y elabora su propio membrillo, el cabello de ángel con las calabazas que cultiva en su finca y las manzanas de sus árboles, se emociona mostrando una máquina para moler almendra, una joya que ya no se pude conseguir en el mercado, y asegura que el horno gigantesco que hay en el obrador, pasó por el estrecho pasillo, y parece un milagro en versión ladrillo de las aguas que separó Moisés para que pasara su pueblo.

Pero al lado de la tradición está también la modernidad. La pastelería se ha subido al carro de la venta online y quien prefiera esta opción, puede tener a la puerta de su casa cualquiera de las especialidades que allí se elaboran, tanto en Vigo como en Redondela, Mos , Porriño o Nigrán, que es hasta donde llega el servicio a domicilio que dependiendo de la hora a la que se efectúe el pedido, sirven en el mismo día.

Actualmente, el escaparate está lleno de huevos de pascua elaborados con auténtico chocolate, a los que se suman los pedidos de roscones de la época para no quedarse sin ellos. Pero no descuidan sus elaboraciones diarias, desde el roscón relleno de crema pastelera (el Niza) o la tarta Llanderas, conocida como la tarta de Vigo, aunque, según la leyenda, vino de Rusia con el nombre de tarta Imperial. «La inventó Ignacio Arrondo, hijo del fundador de la pastelería, y le puso el apellido de un amigo suyo como homenaje. Mi padre la aprendió a hacer allí y aquí la seguimos haciendo igual, explica sobre la tarta recubierta de almendra y coronada con canutillos de chocolate, que sale en todas las fotos de los cumpleaños de los niños vigueses de los 70. En Pontevedra hay una versión parecida, con almendra entera tostada y chocolate blanco.

Desde 1977

Dónde está Calle Enrique Lorenzo, 2 (esquina rotonda Sanjurjo Badía). Vigo.