Durante siglos fue un coto privado perteneciente al linaje que da nombre a la parroquia
01 nov 2025 . Actualizado a las 05:00 h.La historia de Valadares presenta una peculiaridad respecto al resto de las parroquias vigueses. Desde la Edad Media hasta el siglo XIX constituyó un coto señorial cuya jurisdicción perteneció a la familia Valadares, que a partir del siglo XVII ostentaría la dignidad de marquesado. Además, en ese tiempo, la parroquia tenía la categoría de villa. Sin embargo, su existencia parroquial no se detecta documentalmente hasta el siglo XIII. Desde el punto de vista administrativo, el coto de Valadares estuvo incluido en el desaparecido partido de Val de Fragoso hasta la creación de la moderna división provincial de 1835. Fue entonces cuando pasó a formar parte del Concello de Lavadores.
Aránzazu Luna y Gonzalo Navaza, filólogos autores del volumen ocho de Toponimia do Val de Fragoso, explican que en la documentación medieval aparece el topónimo, tanto en gallego como en portugués, como Valadares o Valladares, pero señalan que en ambos casos su pronunciación era Valadares, algo que ocurre en otros lugares con ese mismo topónimo. «Constitúe unha excepción o Valadares do Val de Fragoso, onde o castelanismo coñeceu notable difusión», explica ambos filólogos en el libro. Recogen una cita de Nicolás Taboada Leal, de 1849, en la que repite el argumento antes expuesto y señala que son muchos vecinos de la parroquia, en el momento en que escribe, que la siguen denominando Valadares.
La parroquia es un amplio valle flanqueado por el arco montañoso que recorre el sur del municipio, y las elevaciones de los montes de Os Pozos, Alba y Cepudo, que se convierten en espléndidos balcones sobre la ría. Este último es la cima más elevada de Vigo, con 527 metros sobre el nivel del mar.
Aunque se encontró alguna herramienta paleolítica, las principales referencias prehistóricas localizadas en este territorio nos remiten a hace unos cuatro mil años. Hay varios petroglifos localizados en diferentes lugares, como son los casos de As Maceiras, Parcer, O Tombo y Peimallo, en O Freixo, y A Gándara, en A Garrida. En el catálogo arqueológico de Vigo se hace referencia a las cavidades de A Porteliña, en O Freixo, en la cabecera del Areeiro. Allí, el Club Espeleolóxico Maúxo localizó cerámica de la Edad de Bronce. El arqueólogo Xulio Carballo relacionó el lugar con algún culto a las aguas y al mundo subterráneo.
El catálogo arqueológico municipal recoge tres antiguos poblados castreños en la parroquia. En Sobreira está el conocido como Os Castros, de unas dos hectáreas de superficie. Según explica el arqueólogo José Manuel Hidalgo Cuñarro, en su zona norte, conserva muralla y en él se han localizado algunos fragmentos de cerámica romana.
También habla del castro de Barrocas, también conocido como Eira dos Mouros o como Castro da Cotareixa. Señala que en su parte norte se puede observar un antecastro con terraplenes y restos de muralla de piedra, muy alterado por cultivos y construcciones. El tercer castro de Valadares está en el monte Alba. Está muy alterado y no se puede distinguir ningún tipo de estructura que lo identifique como un castro. Señala Hidalgo Cuñarro que lo único que proporciona una pista es el abundante material cerámico localizado en la zona.
Ignacio Pérez-Blanco y Pernas, actual marqués de Valladares, ha dedicado gran parte de los últimos años ha investigar el coto de Valadares. Según él, sus primeros poseedores vivieron a mediados del siglo XII, aunque el marquesado no llega a ese linaje hasta el siglo XVII. Un vestigio de esa familia es el escudo que todavía se puede ver en el Camiño da Marquesa, 3.
Ese mismo escudo, aunque mejor trabajado, preside la fachada de la iglesia parroquial de Santo André de Valadares. Es un templo construido a finales del siglo XVII. Y también volvemos a encontrar la misma referencia heráldica en la capilla del Alba.
Aunque arqueológicamente no se ha estudiado, hay algunos investigadores que sitúan en ese monte un castillo medieval, del que no se conserva ningún vestigio visible. En ese pico se celebran desde mediados de agosto a principios de septiembre tres romerías, entre las que destaca la dedicada a San Bartomeu, el santo que quita el miedo. La otra capilla histórica de la parroquia se sitúa en O Freixo y está dedicada a San Xoán. Fue construida a finales del siglo XVII.
La parroquia tiene una gran abundancia de fuentes y lavaderos, algunos tan sencillos como el de Seguedo. También está bien representado por hórreos, aunque en el catálogo etnográfico de Vigo tan solo hacen referencia a tres, uno de piedra situado en O Freixo, que tiene ocho pies y otros dos mixtos, situados en Igrexa y A Gándara. Hace veintinueve años, cuando se hizo el catálogo etnográfico de Vigo, se recogía la existencia de un molino de canal en O Carregal, entonces aún en uso. El cruceiro más conocido y llamativo de la parroquia se sitúa ante la iglesia de Santo André. Está datado en 1664 y forma parte de un calvario compuesto por otras dos cruces situadas a sus lados. De esa misma época es la rectoral.
Los atractivos patrimoniales, tanto naturales como artísticos de Valadares, se han visto notablemente enriquecidos desde hace un par de décadas por la apuesta decidida de la Comunidade de Montes y el Centro Cultural, Artístico y Recreativo de Valladares. Animados por el artista Remixio Davila, organizaron un encuentro internacional de escultura que tenía como objetivo conjugar arte y naturaleza. Varios escultores y escultoras de distintas nacionalidades europeas estuvieron quince días, en agosto del 1999, realizando sus proyectos en Valadares. Y la experiencia se repitió en el 2008. Fruto de aquellas iniciativas, el Cepudo, el Alba y el entorno del auditorio del centro vecinal acogen una gran colección de arte contemporáneo.