Estado de cuentas

Carlota Corredera DIRECTORA DE SÁLVAME DIARIO

YES

18 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Han tenido que pasar casi 41 años para enterarme de una de las grandes mentiras universales. Y es que un embarazo NO son nueve meses. Son diez. Cuarenta semanas. 280 días. Una barbaridad de tiempo. Hemos llegado por fin a la semana 30, unos siete meses y medio. Faltaría mes y medio para el gran día, pero no. Salgo de cuentas el 22 de junio por lo que me quedan unas nueve semanas, más de dos meses. ¡Miñanai, canto tempo! No alcanzo a entender cuál es la verdadera razón de ese engaño masivo de la duración de una gestación. Igual los patriarcas que nos mandaron y mandan pensaron que nos negaríamos a propagar la especie si sabíamos que había que pasar un mes más con las piernas hinchadas y las lumbares cargadas. Qué poco nos conocen.

Recuerda amiga lectora, si buscas un bebé y te quedas embarazada prepárate para contar en semanas, y no dudes de que serán las más lentas de tu vida. Eso sí, te entretendrás mucho enterándote de todas las cosas que supuestamente son imprescindibles para tu hij@ fuera del vientre. Últimamente no paro de incorporar nuevas palabras a mi léxico. Por ejemplo, chichonera. Hace unos días mi madre se vino a Madrid para preparar juntas la llegada de la ansiada nieta. Después de elegir, no sin poco esfuerzo, la mejor cuna-cama y su mejor colchoncito infantil, eso sí, todo a precio de adulto, nos sumergimos en el apasionante mundo de los edredones para bebés. Cuando vi la pila de catálogos me mareé. Tras un empacho de telas muy dulces en todas las gamas del rosa, que son casi infinitas, al fin, nos decidimos. Y entonces llegó la gran revelación del día: «con el edredón vienen a juego las chichoneras». Ojipláticas perdidas, preguntamos: «¿perdona? ¿chichoneras?». «Claro, para que la niña no se dé con los barrotes de la cuna en la cabeza». Muy fuerte. Casi tanto como cuando nos contaron el contenido de la canastilla. No solo de babies, pijamitas, pañales y toallitas húmedas vive un bebé. También hay que meter en la bolsa del hospital gorrito y manoplas para que no pierda calor después de nacer y ¡atención!, en la maletita no pueden faltar unos arrullos. «Disculpa mi ignorancia... ¿arrullos son toquillitas?». «¡No, por favor! Los arrullos llevan normalmente tela de rizo, como de toalla por uno de los lados y son para arrullar al bebé cuando le das de comer, para cogerlo en brazos... Las toquillas son más para salir a la calle». Me mareo de nuevo con tanta información. Pero espera. El mundo arrullos no acaba aquí. En Madrid están prácticamente agotadas unas muselinas que están muy de moda porque las utilizan las celebrities de Hollywood. Las encuentro en una tienda de ropa premamá que me encanta pero me dice la dueña: «Esas no te las lleves, son de algodón y las mejores son las de bambú. Tengo lista de espera para esas». ¡Jolín con el ?baby boom? del 2015! Para desestresarme me voy a mi clase de natación para embarazadas. Las imparte una matrona estupenda y me siento ligera como una pluma dentro del agua. Una maravilla, la verdad. Cuando fui a la clase de prueba me encontré en la puerta con cuatro ?paparazzis?. Les pregunté que a quién esperaban. Me dijeron que a Iker Casillas y a Sara Carbonero que acuden a ese mismo centro para hacer matronatación con Martín. Crucé los dedos para no encontrármelos en bañador, gorro y chanclas. A Sara, que es compañera y encantadora, igual se le ocurría presentarme a su chico de esa guisa y yo me hubiese hundido de la vergüenza en la piscina para siempre. Tuve suerte. Me libré por esta vez.