«Tengo muy buen rollo con mis compañeras, quiero desmentir eso»

Cláudia Morán

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La suerte le sonrió con un primer papel en «Amar en tiempos revueltos» y, desde entonces, no ha parado. La actriz Iria del Río es ahora una de las «Chicas del Cable» y sueña con poder encontrar un hueco para venir a Cobas, la tierra de su padre.

27 may 2017 . Actualizado a las 05:30 h.

Se dio a conocer como Estrella en Amar en tiempos revueltos cuando solo tenía 24 años. Desde entonces, y a pesar de no tener muchas esperanzas en poder dedicarse a la actuación, ha pasado por series de éxito como El ministerio del tiempo, O Faro o Velvet y ahora es Carolina en Las chicas del cable, la sensación de Netflix con sello español que le ha dado la oportunidad de hacer su primer papel de mala o, como ella dice, oscuro. Iria del Río (Barcelona, 1987) se define a sí misma como gallega-catalana. Su familia paterna es de la localidad ferrolana de Cobas, donde acude siempre que puede para relajarse porque lo considera todo un paraíso por descubrir.

-¿Cómo surgió la oportunidad de trabajar en «Las chicas del cable»?

-La verdad es que yo ya había trabajado con Carlos Sedes, el director de la serie, y con Bambú, la productora, y fue un halago que pensaran en mí para el papel.

-¿Qué significa para ti?

-La serie trata de reflejar la vida de la mujer en la década de los años veinte en España pero, a la vez, creo que también trata temas que están muy de actualidad. Al fin y al cabo, si quitamos el vestuario, el atrezzo y la época, muchos de los temas que se tocan siguen vigentes a día de hoy. De algún modo creo que se da a entender que las cosas han cambiado, pero que aún quedan muchos terrenos por conquistar a nivel de igualdad.

-Has estado en Antena 3, en TVE, en TVG… Y tienes 30 años. Menuda trayectoria.

-La verdad es que sí. En Amar en tiempos revueltos hacía de Estrella, una chica que venía del pueblo con un drama bastante intenso. Era un personaje súper distinto a Carolina, así que ahora estoy feliz de que me hayan dado la oportunidad de hacer de mala. Bueno, de mala… de un personaje un poco más oscuro, porque estaba acostumbrada a hacer personajes más inocentes, más cándidos. Esto supone un retazo para mí y me alegro de que hayan confiado en que yo también puedo hacer ese papel.

-Los actores suelen decir que los papeles más oscuros son los más agradecidos.

-Yo creo que dan mucho juego. Existe el subtexto, el doble sentido, la ironía… Puedes tocar más teclas a nivel expresivo que son muy interesantes. Sin restar mérito a los personajes que son más buenos, creo que tienen una gama de colores muy interesante y muy divertida de interpretar.

-El mundo de los actores es complicado, pero tu caso demuestra que hay posibilidades.

-Posibilidades siempre hay. Sí, es una profesión difícil, pero creo que si uno trabaja duro y lucha, aunque hay que tener mucha paciencia, tiene posibilidades, y cada vez más. Como cualquier profesión, no es fácil de llevar, pero hay luz al final del camino.

-¿Vienes mucho a Galicia?

-Mi padre es de un pueblo muy pequeñito de Ferrol, Cobas, que además lamentablemente hace unas semanas sufrió unos incendios terribles y estoy con una pena dentro que no puedo. Yo me crie en Barcelona, pero allí tengo mi casa familiar y pasé allí absolutamente todos los veranos. También viví en Santiago cuando estuve en O Faro, así que soy gallega-catalana (ríe). Cobas para mí es un lugar precioso, no descubierto por mucha gente, y que siga así porque es un paraíso precioso con gente muy bonita. Ahora mismo estoy muy liada, pero en verano siempre intento hacer una escapadita, aunque sea de una semana, para ver a la familia, comer rico, bañarme en ese mar congelado que me da la vida y reponer energías.

-¿Recuerdas tu primera serie, cómo te sentías?

-¡Claro! Fue en Amar en tiempos revueltos, estaba en la escuela de teatro. Les llegó mi videobook y me llamaron para hacer la prueba. Tenía 24 años y me fui directa a Madrid, allí estuve una buena temporada porque una serie diaria requiere un ritmo frenético. Aprendí muchísimo, con un equipo maravilloso. Sin duda, fue la mejor manera de aprender.

-¿Una razón para no perderse «Las chicas del cable»?

-Pediría a los espectadores que le den una oportunidad. Es el primer proyecto español para Netflix, un producto de calidad para un público muy amplio y una ficción hecha con mucho cariño y para toda la familia.

-¿Con quién conectas más en el set de rodaje?

-La verdad es que con todos. Hay muy buen rollo entre las chicas, quiero desmentir eso. Creo que todas somos mujeres carismáticas, que nos respetamos, que nos cuidamos y hay un ambiente maravilloso, divertido y nada negativo. Allí yo soy un poco recién llegada porque solo había trabajado con Nadia de Santiago y lo cierto es que estoy superfeliz. Ha sido todo un hallazgo conocer a toda esa gente. Ahora me levanto por las mañanas y digo: “¿En serio voy a rodar Las chicas del cable?”.