¿Cuánto aguantas con los tacones puestos?

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UNA HORA, SEIS MINUTOS Y 48 SEGUNDOS. Eso dice el Colegio de Podólogos de Reino Unido, aunque el gallego no lo tiene tan claro. Ahora bien, como pases de los 6 centímetros la tortura está asegurada. Así tiene que ser la altura y la forma de un tacón si no queremos dolor ni caídas. Y ojo, que aunque seas de las que aguanta, el pie tiene memoria.

29 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

«Odiaría que alguien mirara mis zapatos y dijera: ‘¡Oh!, se ven tan cómodos...’». Esta frase, por supuesto, no ha salido de la boca de ninguna mujer. Christian Louboutin la pronunció para dejar muy claro que sus zapatos son, ante todo, bonitos. Y cuánto daño hizo. Porque ha conseguido que cada ocasión especial a la que vayas sea un maltrato a tus pies.

Una hora, seis minutos y 48 segundos. Ese es el tiempo que dice el Colegio de Podólogos de Reino Unido que transcurre desde que nos calzamos los tacones hasta el momento en el que nos empiezan a doler los pies. Y lo hace en base a un estudio en el que han testeado a dos mil mujeres de las que, por cierto, un 20 % confesó que el dolor empezó tan solo 10 minutos después de ponérselos. Por aquí no se ha hecho ningún estudio capaz de determinar lo que duramos sobre unos tacones con tanta exactitud. «Entre otras cosas, depende de dónde esté el umbral del dolor de cada persona», indica Ángeles Fernández, la secretaria del Colegio de Podólogos de Galicia, que añade: «Particularmente, yo empiezo a sentirlo nada más ponérmelos». Como tantas mujeres. La podóloga tiene pacientes que son capaces de resistir una jornada laboral sobre tacones de 10 centímetros. ¿Cómo es posible que a unas les duela tanto y a otras tan poco? Uno de los factores que influyen en ello es el tejido graso o adiposo que tengamos en nuestra almohadilla plantar, que hace de almohadilla natural con su consiguiente amortiguación. «Quien tenga los pies finos o huesudos, carecerá de esa grasa y le dolerá más que el peso se apoye en la planta», explica. Y de ahí que cada vez más mujeres opten por inyectarse botox en ellas. Sí, botox. «Bueno, botox y muchos más productos que se han desarrollado para eso. No deja de ser un gel extraño. Supongo que si se inyecta será porque no interfiere en el tejido natural, pero uno de esos productos lo han tenido que retirar porque al cabo de unos años descubrieron que se había desplazado a otras zonas no debidas del cuerpo», advierte la podóloga, que añade que su aplicación «depende de la responsabilidad del personal sanitario que haga esto para poder mitigar el dolor que causan unos tacones».

ESTE ES EL IDEAL

Para resistirlos, entran muchos factores en juego, ya que dependerá de su altura, de su forma o de tu peso. Pero los podólogos gallegos tienen claro cuál es el tacón ideal. «El recomendable es de entre 3 y 4 centímetros. Descalzos sobre el suelo, el peso de nuestro cuerpo que soporta el talón es el 75 %, mientras que el antepie sostiene el 25 %. Con este tacón del que hablamos de entre 3 y 4 centímetros, el talón aguantaría el 50 % y el antepie, el otro 50 %», indica. Si nos subimos a unos tacones de 6 o 7 centímetros, el antepie estaría soportando el 75 % del peso corporal, mientras que el talón solo un 25 %. «La carga se invierte por completo, así que imagínate con unos de 10 o 12 centímetros», dice la experta, que recuerda que el talón está diseñado como un sistema de soporte, mientras que el antepie está pensado como un sistema dinámico. Vamos a la forma, porque mejor que el tacón sea ancho y que el zapato acabe en redondo o en cuadrado. «Los de punta estrechan la parte delantera, dejando menos espacio entre los dedos y manteniendo bloqueadas sus articulaciones, que son importantes para la adaptación al terreno», asegura Fernández. ¿Y si el zapato es completamente plano? Pues mal también. «Si es muy plano y tiene una suela muy fina o estrecha no estaremos mitigando el impacto con el suelo, que se trasladará a nuestro cuerpo», responde. Quienes se salvan del dolor, que sepan que los pies tienen memoria. Deformidades, juanetes, callos o dolores de dedos que aparecen con el tiempo. Así que si te subes a un tacón, mira bien a cuál. Y pasa de Louboutin.