«El físico es un arma, y hay que saber manejarla»

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MONICA IRAGO

Unax Ugalde iba para Ciencias del Mar pero sus amigos lo liaron y se hizo actor. Veinte años después de despertar pasiones como el fotógrafo de «Periodistas», en una semana vuelve a la gran pantalla con «Operación Concha». Y huele a relevo del éxito de «Ocho apellidos vascos».

23 sep 2017 . Actualizado a las 17:19 h.

Dice que ya no arrastra tantas jovencitas como hizo cuando se metió en la piel de un joven fotógrafo en la redacción del Crónica allá por el año 2000, pero Unax Ugalde no puede negar que sigue despertando interés con cada proyecto que se propone. El último, Operación Concha, una comedia de timadores que se estrena el 29 de septiembre en la que comparte reparto con Jordi Mollá o Karra Elejalde. Es de los que no les gusta perder el tiempo, pero reconoce que a veces también hay que pararse a pensar cuál es el siguiente paso. Tiene muchos retos pendientes, entre ellos ponerse detrás de la cámara a contar historias, alguna de hecho ya es algo más que una idea. No hay duda de que después de una época de vacas flacas, el 2017 está siendo un buen año para él a nivel profesional y personal. Tanto que se ha quedado sin vacaciones, aunque trabajar en Galicia en verano tampoco suena mal para un amante del mar. Aquí nos recibe Unax.

-¿Estás acostumbrado a quedarte sin vacaciones o están pendientes?

-Me suelo apañar. En esta profesión muchas veces trabajas los agostos y los septiembres, y los octubres y los noviembres los tienes libres. Estoy acostumbrado a trabajar cuando me llaman.

-«Operación Concha», ¿nos vamos a reír? Dicen que coge el testigo de «8 apellidos vascos»?

-Ojalá coja el testigo del éxito, pero yo creo que es una película muy diferente. 8 apellidos vascos está llena de gags y esta película me parece más completa.

 -¿Cómo se prepara el papel de un auténtico timador?

-Trabajando mucho el guion. Estas películas de timadores tienen mucho entresijo entre medias, mucho organigrama y mucha complicación, así que sobre todo hubo muchas conversaciones con el director sobre el guion. Nunca rodamos en orden cronológico, de todas las películas que he hecho solo ha sido así una vez, así que todo tiene que estar muy hablado, muy pactado con todos para que vaya p’alante. Tampoco tuvimos muchos ensayos, fue un poco a la pesca, pero bueno...

 -¿Se pasa bien cuando uno rueda una comedia?

-Sí, sobre todo con Karra Elejalde, que es de mi misma ciudad, de mi misma calle, y a pesar de que nos separan unos cuantos años, nos entendemos muy bien. Nuestros personajes comparten muchas escenas, y estoy muy contento porque para mí es un maestro. Con Jordi igual, ya había trabajado con él en Argentina, aunque nuestros personajes no habían coincidido. Luego Bárbara Goenaga ha sido mi partenaire durante muchos años, y hemos hecho muchas películas juntos....

-¿Te has encontrado alguna situación de este tipo en la vida real, de cosas que nunca te hubieras imaginado que pasaran de puertas para dentro en el mundo del cine?

-Muchísimas. Por suerte he rodado en muchísimos países, con muchísimos profesionales. Y nos hemos encontrado con situaciones difíciles, de rodajes complejos en lugares impensables u horarios intempestivos, pero siempre hay que sacar el trabajo adelante y, por suerte, lo hemos hecho.

-¿Estamos hablando ahora porque dos amigos te liaron para hacer Arte Dramático?

-Probablemente, si no quién sabe dónde uno hubiera acabado, pero las amistades me empujaron a este mundo, y estoy muy contento de haber tomado esta decisión.

-¿Cómo te liaron?

-Los tres éramos repetidores y teníamos que buscar un destino, un lugar en este mundo, y de repente apareció este tema. Pero luego, una vez metido dentro, la cosa fue funcionando y me instalé completamente.

-¿Cuándo te diste cuenta de que más que una pillería era tu futuro?

-Cuando me dijeron que valía y que los resultados eran buenos. Yo antes pasé por la escuela de Basauri, y los profesores fueron viendo el resultado, me iban felicitando y consiguieron meterme el gusanillo de la interpretación en el cuerpo. Y eso me sirvió para crecer.

-Tu bisabuela había sido actriz, pero no era algo que hubieras visto en casa, ¿cómo le dices a la familia que quieres ser actor?

-Mis padres habían ahorrado durante mucho tiempo para que estudiara Ciencias del Mar en Galicia o en Las Palmas. Todavía no sabía muy bien para dónde iba a tirar y, un buen día, apareció esta opción. Me dijeron que me tomara un año para la interpretación, pero que pensara que el año siguiente tenía que hacer la carrera. En estos momentos no hay esa idealización sobre las carreras universitarias, porque visto lo visto... Pero en aquel momento sí, así que me dieron un año de transición para que me centrara y fue surgiendo la cosa. Cuando vieron que había resultados, porque antes de acabar el primer año ya estaba trabajando en una serie en el País Vasco, y que funcionaba, me apoyaron. Desde el principio he contado con ellos.

-Gracias a que te obligaron a estudiar inglés desde muy pequeño, has podido cruzar el charco y trabajar en proyectos internacionales.

-Sí, mi madre desde muy joven se tuvo que ir a Inglaterra a trabajar a un hospital y hablaba inglés. Ella me ayudó al principio, y luego me reforzaron con una escuela de idiomas que hay en Vitoria, y la verdad es que mis mejores notas siempre fueron con el inglés. Sí que me ha facilitado trabajar en grandes proyectos.

-Aquel joven fotógrafo de «Periodistas», ¿cuántas pasiones levantó o sigue levantando?

-Estoy en otro momento, supongo que el target que arrastro ahora no es de tantas jovencitas. En aquel momento no solo estaba proyectado desde una de las series más vistas de las cadenas estatales, sino que no existía la televisión digital, ni las cadenas que tenemos hoy, y si ahora las audiencias hablan de tres millones antes eran de ocho y de nueve. Eso ayudó muchísimo a levantar mi carrera y a tener una proyección muy fuerte.

-¿Te llegó a agobiar el tirón?

-Sí, porque la proyección es muy grande, todo el mundo te conoce, es impactante y sobre todo cuando eres tan joven. Aunque bueno, yo ya tenía la mayoría de edad, porque hay gente que empieza en esto mucho más joven, y ya tenía un poquito más de madurez y, con suerte, lo pude llevar adelante.

-¿A quién le debes una oportunidad?

-Sin duda a Josecho San Mateo, el director de la primera serie que hice, Entre dos Fuegos, que se rodó en el País Vasco y fue la que hice antes de terminar mi primer año de escuela. Luego me volvió a llamar para rodar mi primera película, que fue Báilame el agua. Para mí es mi padre profesional, y le estaré eternamente agradecido. Aún tenemos algún proyecto pendiente entre manos.

-Hablando de «Báilame el agua», donde tuviste un acercamiento con el otro lado de la cámara, concretamente participaste en el guion. ¿Fue algo puntual o te picó el gusanillo?

-Sí, tengo ganas de repetir, ahora mismo estoy en pleno desarrollo de algo, no sé todavía si será un largometraje o una miniserie, pero sí que tengo algo entre manos que me gustaría llevar adelante.

-¿Has cruzado el charco por necesidad o por probar otras cosas?

-Porque quería probar otras cosas, tenía una oferta muy parecida aquí, pero decidí apostar por irme fuera de España para viajar, conocer realidades diferentes y trabajar en otro sitios. Hace dos o tres años sí que volví a cruzar el charco y sí que fue por necesidad, porque no encontraba proyectos.

-Has trabajado para Hollywood y con muchos actores internacionales, ¿nunca tuviste ganas de instalarte?

-Es algo complejo. En Estados Unidos hay muchísimos actores latinos y buenísimos y hubiera sido volver a la pelea, perder un poco las raíces. Nunca rechacé ir allí a trabajar, pero sí instalarme, y la verdad es que lo agradezco. Estoy contento con lo que he conseguido.

-Luego fue pedir trabajo por esa boca... y no has parado.

-Bueno, no creas que todo ha sido así, ha habido momentos difíciles. Como en todas las profesiones hay épocas buenas y malas. En estos momentos no me puedo quejar. El 2017 está siendo muy rico en proyectos, estoy muy contento con lo que me está viniendo. Pero el 2013, el 2014, el 2015 y el 2016 han sido años duros, de pelear, no solo para mí, sino para el mundo de la interpretación en general.

-Dijiste en una ocasión que el físico te ayudó al principio. ¿Puede ser un arma de doble filo?

-Puede ser, hay que saber manejarlo, pero también hay que saber manejar tus armas y tus herramientas, y el físico es una de ellas. Al principio te puede ayudar muchísimo, pero si no hay talento... Mucha gente se ha quedado por el camino.

-¿Cómo lleva un amante de la naturaleza vivir en Madrid?

-Muy bien, muy contento. También he vivido en la sierra, y cuando he podido me he escapado a caminar por el monte. En estos momentos tengo dos galgos preciosos, así que tengo la naturaleza en casa.

-Pero lejos del mar, que es una de tus grandes pasiones, ¿no?

-Sí, por eso estoy disfrutando de estas semanas en Galicia, sobre todo de la ría de Arousa.

 

-¿Debajo del agua es el sitio donde más te relajas?

-Sí, es uno de los lugares de paz por el silencio que te aporta, y los momentos que te da el mar los disfruto muchísimo.

-Dices que aprovechas el tiempo, cosa que no sabe hacer mucha gente. ¿Eres de los que no pierde ni un minuto?

-Intento no perder ni un minuto de mi vida, pero a veces también tienes que parar, y pensar cuál es el siguiente paso. Pero hay que aprovechar el tiempo, porque la vida se va.

-A nivel profesional un buen momento, a nivel personal también. Es para decir: «Que me quede como estoy»

-No, no, qué aburrimiento. Hay que avanzar, seguir, buscar y sé que de aquí a dos años habrá que volver a pelear, en mi profesión y en todas.

-¿Algún reto pendiente?

-Personales tengo un montón por cumplir, y a nivel profesional ponerme detrás de la cámara y contar historias.