Mis hermanas son mis mejores amigas

CLÁUDIA MORÁN, PATRICIA GARCÍA, CÁNDIDA ANDALUZ

YES

ALBERTO LÓPEZ

SU AMOR ES ÚNICO Y se lo demuestran a diario. Hoy en YES comprobamos que con un hermano se comparte más que una familia. Estos salen juntos, se ven a diario, tienen los mismos amigos y no pueden vivir unos sin los otros. ¿Tienes uno así?

23 oct 2017 . Actualizado a las 12:57 h.

Quien tiene un amigo tiene un tesoro, pero quien tiene un hermano, mucho más. Lo saben bien las Salgado Bolaños, tres coruñesas de 36, 34 y 30 años que están profundamente unidas, y no solo por compartir genes. «Somos una piña, siempre para lo bueno y para lo malo», afirma María, la mediana. Y así es porque, a pesar de lo distintas que son, sus respuestas son casi idénticas cuando se les pregunta qué harían las unas sin las otras. «Si me faltan me moriría, ¡son mi vida!», dice Elena, la mayor. «Son lo más grande que tengo», señala Sara, la hermana menor. «No me imagino mi vida sin ellas», asegura María.

Las tres coinciden en cuáles fueron los momentos que más las unieron: la separación de sus padres y la muerte de sus abuelos. «Nos hizo unirnos mucho más de lo que ya lo estábamos. Me di cuenta de que lo que tengo es muy grande», cuenta María.

Para Elena, la relación con sus hermanas «es incondicional, amarlas más que a tu propia vida y saber que sin ellas nada tendría sentido». «Al final, una hermana es como una amiga a la que incluyes en todos tus planes», dice Sara.

Como todos los hermanos del mundo, las Salgado Bolaños también se enfadan de vez en cuando, aunque la mayor aclara que ya no ocurre «casi nunca». «Y al final siempre lo solucionamos porque no podemos estar mucho tiempo enfadadas», añade la pequeña. Aunque las tres trabajan mucho, aseguran que siempre cuentan «las unas con las otras» y entre ellas se lo consultan «todo». Y cuando no pueden verse, recurren al móvil. «Tenemos un chat de WhatsApp que se llama Sisters Forever y ahí debatimos todos los temas. ¡Muy divertido, por cierto!», dice María. A ver quién se atreve a separarlas.

MARCOS MÍGUEZ

«NOS LLEVAMOS MEJOR AHORA QUE DE PEQUEÑOS»

Unidos por la tortilla de patata (sin cebolla) de su madre, Pablo y Eduardo Caridad tienen una relación más que especial. Pablo es el mayor. Le lleva seis años a Eduardo. «No me sentó nada bien tener un hermano. Imagínate, disfrutaba de todos los privilegios de ser hijo único y de repente llegó él. Cuando fui a verlo al hospital Belén no lo quería. ¡Y mira cómo cambió todo!», recuerda Pablo. «Nos llevamos mejor ahora que cuando éramos pequeños», apunta Eduardo. En el cole, Pablo era el rebelde y Eduardo el que cargaba con el lastre de compartir apellido con el malote del patio. De su infancia no se olvidan del cisma que causó un disco de los Beatles. «Recuerdo que yo era muy fan de los Beatles. Me faltaba solo un disco para tener toda la colección, y en el cumpleaños de Edy (es como lo llama), en lugar de regalarle algo que le gustase, le regalé el disco que quería yo, Abbey Road. Cuando lo vio se enfadó mucho, pero conseguí lo que quería, que era tener el disco. Eso sí, eso me costó estar 15 años sin recibir ningún regalo de mi hermano», cuenta Pablo.

«TRABAJAMOS JUNTOS»

De A Coruña a Madrid. Allí compartieron piso y época universitaria. El destino quiso que acabasen trabajando juntos. Más unidos que nunca, en diciembre se irán de viaje a Escocia. «Sabemos que la aventura en Escocia va a ir muy bien, así que ya hemos planeado otro viaje con mi madre a París en Semana Santa», cuenta Pablo. A él le gustan las motos y a Edy el fútbol. El primero tiene el pelo negro con la barba blanca y el otro al revés. Pablo es más pasional, y su hermano, más reflexivo. Pero en cuestión de gastronomía, ahí sí, son casi como dos gotas de agua. «A los dos nos gusta comer, disfrutar de la comida», confiesa Eduardo. Para Pablo su hermano es su «bro» o su «enano», aunque el pequeño le saca media cabeza. El punto de encuentro: la casa de mamá. «Nos vemos mucho allí, aunque si le preguntas a ella te dirá que no la visitamos tanto como quisiera».

IAGO CORTÓN

«NO ME PUEDE MENTIR PORQUE SE NOTA»

Julio y Óscar López Nogueiras son hermanos gemelos y, sobre todo, amigos. Su parecido físico es innegable, sobre esto tendrían miles de anécdotas, pero afirman que en la forma de ser no tanto. Lo que hace que se complementen a la perfección. Tienen 36 años y una empresa en común. Estudiaron la misma carrera, hicieron los mismos másteres, y ahora se dedican, ambos, a la consultoría política, de Administraciones públicas y de desarrollo de negocio. Pero, además, tienen los mismos gustos estéticos y, en ocasiones, con que uno se pruebe la ropa ya es suficiente. Usan la misma talla. También salen juntos de fiesta, aunque en este caso en pandilla. «Yo viajaba antes solo, pero me faltaba compartirlo con mi hermano, viendo cosas que sé que las disfrutaría conmigo», afirma Julio. Óscar tiene pareja desde hace varios años que comprende la amistad estrecha de ambos hermanos. «Ya nos conoce y tenemos el mismo grupo de amigos», relata. Son diferentes, afirman, a la hora de trabajar: « Yo tengo más creatividad y estrategia y mi hermano es muy detallista. Y sabemos lo que nos podemos exigir uno al otro. No me puede mentir porque se nota», dice entre risas Julio. No viven juntos pero se llaman todos los días. No se imaginan la vida de otra manera: «Puede ser que la vida nos separe físicamente, porque alguno se tenga que ir a otro sitio, pero no importa porque lo que queremos es que el uno y el otro sean felices». No saben decir las horas que pasan juntos al día, quizás porque nunca lo pensaron. Trabajar, salir y llamarse todos los días es para ellos su vida. «Nos apoyamos en todas las cosas, en las malas también, porque nos compenetramos al no tener la misma manera de pensar», explica Julio. También se enfadan pero, entre hermanos, es una anécdota.