Te vas a pedir esta mano

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MARCOS MÍGUEZ

DE HACER MANUALIDADES EN CASA a que sus diseños estén a la vista de cientos de invitados. Casi por insistencia de sus amigas, su letra ha salido a la calle y se ha convertido en un reclamo para decir ?sí? o ?siéntate ahí?.

11 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Si recibes una invitación de Paloma deberías ir adonde te reclaman. Uno, porque fijo que el anfitrión cuenta contigo, y dos, porque el mimo y cariño con el que ha escrito tu nombre bien merece que aceptes la propuesta. Hay veces que no hay opción. Algo así le pasó a ella. Sus amigas poco más que le pusieron papel y boli delante y la obligaron a que les escribiera las invitaciones de sus bodas. Hacía tiempo que le seguían la pista y la letra, que bien podría formar parte del catálogo del Word. De mano en mano, y de mesa en mesa fueron saltando sus diseños, que no se limitan a las invitaciones o los sobres. «También hago meseros, que son los letreros que se ponen en las mesas. Los números suelen ir acompañados por unos dibujos, que son muy personales, son temáticas relacionadas con los novios, y eso es lo que me encargan. Una vez me pidieron bicis o, por ejemplo, en la mía eran playas; pintas lo que ellos quieran, flores, montañas... No soy una gran pintora, pero una cosa lleva a la otra», explica Paloma Botas, que también deja su huella en los sittings, los listados que indican en los enlaces en qué mesa se sienta cada invitado. «Un trabajazo», confiesa. Desde luego una tarea a la que le dedica mucho tiempo y que requiere concentración. Aquí no hay goma o típex al que echar mano, «aunque siempre es mejor contar un sobre de más por si acaso».

UN MISMO ESTILO

Dice que no le cuesta, que es su trazo natural, y que desde siempre la ha tenido así. «No ha sido nada buscado, solo que gusta la letra que hago». No han hecho falta cuadernillos Rubio ni cursos de caligrafía, las líneas finas y estilizadas son marca de la casa. «Evoluciona, cada vez es más fluida y mejora», dice Paloma que siempre ha disfrutado con las manualidades, aunque hasta ahora eran más bien «caseras». «Lo de ‘Paloma por qué no escribes algo aquí a...’ es de siempre», dice riéndose mientras explica que en su casa siempre que tienen ocasión le piden unas letras.

Como tampoco es raro que le comenten después de ver sus notas: «Cómo se nota que eres arquitecta», sin embargo, ella recuerda que ya en el colegio sus trazos destacaban. Sí, aunque fueran apuntes y hubiera que cogerlos a toda pastilla, «ya era bonita». Solo tiene un estilo, y a excepción de mayúsculas y minúsculas, no se permite más giros. «La letra siempre es la misma, lo que pasa es que al ir cambiando de instrumento puedo ir dándole toques y hacer matices». Eso sí, no le vale cualquier papel. Quizás por exigencia personal pero necesita saber muy bien dónde va a volcar la tinta para asegurarse de que el material no chafe el resultado. Se agarra a la pluma pero también utiliza unos rotus con punta de pluma que es casi invisible. De las tarjetas prepara un modelo, que luego envía a imprenta, pero los sobres no pueden ser más personalizados. «Esto está muy de moda últimamente, pero claro, supone hacer un mínimo de 100 muchas veces, y el primero no sale igual que el último. Al principio estás más agarrotada, luego va fluyendo y mejorando».

Prefiere las letras juntas que separadas o que los números porque dice que es más fácil que se vean forzadas, pero no rehúye de ninguna en concreto del abecedario.

Así escriba la lista de la compra o las notas que tenga que tomar por cuestiones de trabajo le pone el mismo esmero, es más, invita a comparar su libreta con una invitación, por eso no sorprende que haya quien la reclame con todas las letras, aunque esto no sea su dedicación principal. «Qué va, esto va de encarguitos, pero que si lo tengo que compaginar con mi trabajo como arquitecta de interiores, que es a lo que realmente me dedico, pues habrá que compaginar; las obras son más fáciles de delegar pero esto lo tengo que hacer yo». Todo se andará, porque Paloma tiene la impresión de que «cada vez se le da más valor al trazo a mano».