No queremos tener hijos

Lucía Vidal / Tania Taboada / Mónica P. Vilar

YES

Cedida

SIN «MONO» DE NIÑOS Ellos forman parte del creciente número de personas que no quieren embarcarse en la aventura de ser padres. Son felices así y rechazan de plano que los llamen egoístas. Estas son sus razones.

09 abr 2019 . Actualizado a las 15:45 h.

A sus 42 y 39 años, Ana y Jose son dos niños grandes. Amantes de la aventura, viven a tope cada minuto. Por eso, dicen, «con un hijo no podríamos viajar tanto, salir de cena los viernes, irnos un fin de semana y regresar a las tantas o pasarnos el domingo en bata viendo un maratón de nuestra serie favorita. Nuestra vida no es tranquila. No hay horarios. No podríamos incluirlo en nuestra rutina». ¿Un razonamiento egoísta? Ana se muestra tajante: «Todo lo contrario. Lo egoísta es tenerlos y luego dejárselos a los abuelos. Yo para que me los cuiden otros, prefiero no tenerlos. Tengo amigas que durante el embarazo me han espetado un ‘si llego a saber que es así, no lo hago’. Es cuestión de prioridades y las mías son otras».

Su decisión no tiene que ver con el inevitable paso del tiempo que resta oportunidades a la opción de concebir. «Siempre surge algo que lo aplaza: trabajo, estudios, viajes, nuevos proyectos y, sobre todo, disfrutar de la vida y de lo que hemos conseguido con mucho esfuerzo».Y no es que se les den mal los peques a esta pareja cuya vitalidad es inversamente proporcional al nombre grisde sus profesiones: operador y administrativa. De hecho, ejercen de monitores de tiempo libre en sus ratos de ‘ocio’: «Nos llevamos genial con los enanos pero esas actividades ya cubren el ‘mono’. Y si no, ejercemos de tíos postizos con los hijos de los amigos», indican. Han tenido que escuchar más de una vez aquello de ‘se te va a pasar el arroz’ o ‘¿y quién te va a cuidar cuando seas mayor?’ pero jamás tendrían hijos por quedar bien con la familia o seguir los estándares que marca la sociedad: «La gente a veces es muy maleducada. Cree que tiene derecho a opinar y ni siquiera saben si es porque no quieres o porque no puedes tenerlos. Yo creo que no ser madre es una opción tan válida como serlo -asegura convencida Ana». Nunca ha asomado a su cabeza la palabra arrepentimiento: «¡Qué va! Lo que quiero es ser feliz y es lo que intento cada día. Ir cumpliendo mis sueños. No cambiaría mi vida por nada». Una afirmación sin fisuras de la que no todos pueden presumir, pero Ana y Jose lo tienen muy claro. Solo hay que mirar para la foto para entenderlos.

ALBERTO LÓPEZ

Belén Castro: «Hay forma de sentirse plena sin ser madre»

Es de las que quiere dormir ocho horas a pierna suelta sin que la despierten lloros a horas intempestivas. También es una aficionada a las excursiones domingueras, salir a tomar unas cañas con sus amigos y llegar a casa a la hora que surja. Belén Castro tiene 48 años y que no le hablen de ver pies pequeños correteando por casa. Entre que elude responsabilidades de este tipo y que a su puerta nunca ha llamado lo que todas las madres denominan instinto maternal, ha decidido no dejar descendientes. «Nunca se dio el momento adecuado y siempre se dieron una serie de circunstancias para no querer tener hijos. Hay muchas formas de sentirse plena y realizada sin ser madre», indica esta lucense, que considera que ser mamá no debe ser una conducta obsesiva en una mujer.

A punto de entrar en el ecuador de la vida, Belén Castro no siente pena por no tener hijos. Ella es feliz viviendo el día a día y sobre la marcha. «Me gusta la infancia y su ingenuidad pero los niños no me agradan demasiado. Considero que son una responsabilidad y no estoy preparada para ello. Me centré en mi oposición, trabajé como decoradora, realicé mi mes de voluntariado en un orfanato en Nepal y ahora no se me ocurre tener hijos», manifiesta Belén Castro, que trabaja como dependienta en una tienda de Lugo.

Aficionada también a la fotografía, al yoga y a la música, Belén tiene un ahijado que lo considera el niño de la familia y con él le llega: «Disfruto mucho cuando lo veo, pero unas horas y determinados días», indica. «Pero no es lo mismo que tener un hijo». Belén tuvo varias relaciones sentimentales que no prosperaron y finalmente se planteó una vida sola. «Mi día a día lo llena mi trabajo y en casa me espera mi gata y, dependiendo del día, un libro o una película». «Cuando no tienes instinto no puede quedarte la pena de que se ha perdido algo», concluye esta lucense que ha decidido no tener descendencia.

BENITO ORDOÑEZ

Mónica Acuña: «Tener ovarios no significa que tengas que usarlos»

Mónica pasa el día rodeada de adolescentes a los que da clase de Geografía. Le encanta ayudar a formarse a las nuevas generaciones. Pero lo hace durante su horario laboral. En casa no le esperan niños. Nunca ha tenido el deseo de ser madre. «De pequeña jugué con carritos y bebés como todas, pero fuera de eso no recuerdo haber querido nunca tener hijos» explica . Su decisión le ha hecho dar muchas explicaciones, para ella totalmente innecesarias. «Es una decisión más de la vida pero al final te pasas el tiempo justificándola ante tus padres, tus amigos, tu pareja... Cuando la razón básica es que no me apetece. La misma razón por la que estudias una u otra carrera, o vives en uno u otro lugar. Pero insisten en que ser madre es lo mejor, que nada te hará tan feliz. ¡Si yo ya soy feliz! Me tiene muy satisfecha la vida que tengo.»

En estos años ha tenido que escuchar todo tipo de críticas a su decisión. Una de las más molestas, la de que no querer hijos es egoísta. «Claro que es egoísta, igual que es egoísta la decisión de tenerlos. Ambas las tomas pensando en ti mismo, en qué crees que te hará más feliz o te dará más satisfacciones. Eso obviando cuando escuchas cosas como quién te va a cuidar en tu vejez. Si tener hijos por esa razón no es egoísta...»

Con 49 años, Mónica ve cómo la presión sobre ella baja pero hubo un tiempo en que todos esperaban que cambiase de idea, sobre todo durante su primer matrimonio. «No te toman en serio, creen que te convencerán, que acabarás por ceder al reloj biológico o al instinto maternal. Pero yo creo que ese instinto no existe. Además no somos animales, sabemos controlarnos y decidir qué queremos hacer y qué no».

Sin embargo, el rol reproductor de la mujer se mantiene. «Mis alumnas me preguntan por qué no tengo hijos. Compañeras de 30 años viven como un fracaso no haber fundado una familia. El machismo sigue vivo ?opina?, pero yo soy feliz así».