¡Una de caldito para casa!

BEGOÑA R. SOTELINO / MARÍA GARRIDO / TANIA TABOADA / MARÍA VIDAL

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XOAN CARLOS GIL

EL CALDIÑO LLAMA A LA PUERTA Pero también el cordero asado, los callos, el buen jamón o el sushi. La pasión por la cocina se ha adaptado a la demanda de la vida urbana y su ritmo acelerado.

17 feb 2018 . Actualizado a las 05:10 h.

Poder pedir una taza de caldo a domicilio es una idea tan revolucionaria como imposible hasta hace bien poco. En el país de los grelos y las centollas es fácil conseguir que a casa llegue una pizza, un California roll o un rollito de primavera. ¿Pero un caldo? ¿Un bocata de jamón asado? ¿Una tapa de oreja? Eso es un milagro. Y tiene nombre. Se llama O Porquiño y ha nacido en Vigo de la mano de un equipo de emprendedores con Marta Ibáñez a la cabeza. La viguesa, cocinera con 20 años de experiencia y puesto fijo en un comedor escolar de la Xunta, se quejaba, igual que sus amigos con hijos, como ella, de la inexistencia de establecimientos de referencia donde poder disfrutar de manjares gallegos tan básicos como difíciles de encontrar de forma regular en según qué ciudades. En Vigo, por ejemplo. Tras muchos planes, estudios y pruebas, puso en marcha un proyecto con un futuro prometedor en el que todo está bajo control en un obrador de A Cañiza donde cocinan, ultracongelan, envasan y reparten a sus locales. El urban market en el que arrancaron enseguida se quedó pequeño para la demanda. Se mudaron a un local más amplio en el corazón del Casco Vello (plaza de la Constitución, 12) y se codearon con las multinacionales de la comida rápida montando un foodtruck en la gasolinera de la plaza de España, en el que se puede pedir el menú sin bajarse del coche. Pero todo lo que tienen en el menú se puede tomar allí o en la puerta de casa con la plataforma Just Eat. El bocata de jamón asado cocinado a baja temperatura va con una salsa especial, se sirve en pan artesano, y a la plancha, calentito. Pero hay otras cosas ricas. Y habrá más O Porquiño, porque la familia del cerdito quiere crecer.

PACO RODRÍGUEZ

Javier Calvo y Jesús Díez montaron su tienda-bar de Santiago con una idea muy presente: el jamón y el aceite son los productos españoles más reconocidos internacionalmente, y gustan por igual a propios y a extraños.

CON EL JAMÓN A CUESTAS

La premisa era abrir un negocio «muy cercano al cliente», y por eso escogieron la rúa Caldeirería, que es una de las más transitadas del casco histórico. Desde allí, pronto percibieron la necesidad de ofrecer también el servicio a domicilio, «porque la ventaja de estar en el centro turístico también te resta posibilidades de acercarte con el coche, y a veces nos piden un jamón entero o una lata de aceite de cinco kilos, y por eso nos planteamos el llevarlos a casa», explica Javier. Son dos de los productos que se prestan al regalo, así que ya puestos, a medida que fueron ganando confianza con los clientes, también se propusieron llevar bandejas de jamón bien presentadas para celebraciones. Solo hay que avisarlos con un poco de antelación y antes de la hora prevista se presentan con el jamón recién cortado, «que es muy importante para que preserve el mejor sabor». Pasarse un rato por Buenjamón supone aprender siempre algo nuevo sobre dos delicias de las que los españoles creemos saberlo todo. De ahí que la labor «didáctica» se intensifique con los extranjeros, que cada vez están más puestos y ya saben diferenciar calidades. Chinos, japoneses y rusos son de los pocos que pagan «con billetes de 500 euros» y que les solicitan envíos internacionales, pero no es lo más habitual. El producto estrella, que venden por miles cada año, es el bocadillo de jamón de toda la vida, que tiene un precio en tienda de 3,90 euros y unas extraordinarias críticas en las páginas de reputación social. De ahí que Just Eat les haya tentado para incluirlo en su oferta a domicilio, que podría comenzar de forma inminente.

ALBERTO LÓPEZ

CALLOS Y CORDERO ASADO

Hace más de una década que Pablo Fernández montó La Rotonda, su restaurante en la avenida de A Coruña, en Lugo. Además de abrirlo al público para que disfrutara en un entorno agradable de sus variados menús, también optó por un plan b para los reacios a salir de casa. Puso en marcha el servicio a domicilio, y la iniciativa fue un auténtico éxito.

Entre los menús que envía a casa, se encuentran los callos a la gallega o el cordero al horno. ¿Y cuál es la ventaja a mayores? Pues que no se incrementa el precio por el hecho de transportarlos al domicilio del cliente. La ración de callos se mantiene en seis euros, y la del cordero, en doce.

«Cada vez funciona máis o servizo. Os días que máis pedidos recibimos son as fins de semana. Hai familias que prefiren comer na casa e encárgannos a comida; outros teñen convidados e, para non poñerse a cociñar, chaman uns días antes e pídennos que lles fagamos un cordeiro ao forno», explica Pablo Fernández. David Couñago es el encargado de cocinar estos menús cada vez más demandados con los que uno tiene ya una auténtica opción de ponerse las botas sin tener que encender los fogones ni salir de casa.

ANGEL MANSO

SUSHI LISTO EN UNA HORA

Hace tiempo que el sushi viaja casi tanto como las pizzas por el centro de las ciudades. No compensa que te metas cinco horas en la cocina a preparar rollitos para una o dos personas, porque los menús degustación ya se pueden saborear en el sofá. Es más fácil coger el teléfono. Una vez que reciben tu llamada, ?señala María Floriano, del Tempura, en A Coruña?, lo preparan al momento y en una hora más o menos lo recibes en una cámara térmica. Sushi, ensalada de algas, yakisoba, tempura de langostinos o gyozas son los platos más solicitados para casa. Claro que, si queréis comer dos por el precio de uno, va a ser mejor que os acerquéis un martes o miércoles a cenar previa reserva, porque si no, va a ser difícil que pilles mesa. Los sábados el reparto es fifty-fifty (el fútbol juega un papel muy importante), y los domingos, claramente, son noches de pedido. Hasta cuatro motoristas pueden estar circulando a la vez. «Nosotros tenemos unos propios, pero si necesitamos más nos los mandan de una empresa externa», aclara María. Cuando habla de pedidos no solo se refiere a los telefónicos. En los tiempos que corren, muchos llegan a través de la web.

Aunque esta es la tónica general, no todas las noches funcionan igual. Tan caprichosa es la comida a domicilio, que hay días, explica María, que «los chicos de la cocina no dan abasto y yo estoy en la sala de brazos cruzados». Para encontrar una explicación hay que mirar hacia el cielo. «Si hace buen tiempo, no tiene nada que ver, la gente se anima enseguida», explica María.

Pero los pedidos no solo llegan de noche y en fin de semana. Son muchos los clientes que recurren a este servicio para solucionar un mediodía a diario. «Personas que desde el trabajo nos llaman para que a las tres, cuando lleguen, lo tengan en casa», comenta María. La única condición para que el envío sea gratuito es que supere los 20 euros, de lo contrario te cobran un plus, pero con dos platos está hecho. Y si no, siempre puedes añadir postre para que el menú no tenga nada que envidiar al de un restaurante.