Yo me quedo de Rodríguez

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Ana Garcia

¿SOLO EN CASA POR UNOS DÍAS? Según como lo mires, pero es una gran oportunidad para marcar tus propias reglas: música a todo volumen, recoger más tarde los platos de la comida o ver en bucle esa serie que te tiene enganchado. Si tu familia o tus amigos te «abandonan», aprovecha para cambiar de apellido por unos días.

19 ago 2018 . Actualizado a las 23:05 h.

Es verano. Unos se van de vacaciones y otros se quedan trabajando, pero hace buen tiempo y no tiene sentido amargarse. Así es tal y como ve Sheyla Bermúdez Lista (A Coruña, 1996) su vida. Y eso que ella, sí que tendría motivos de sobra para hacerlo este año. Su rutina ha cambiado. Desde que tenía 7 años, su padre Ricardo, su hermano Esteban y ella instauraron una tradición: irse de vacaciones la última semana de agosto. Así, visitaron Portugal, Barcelona, Grecia… en la búsqueda de encontrar descanso en playas y zoos, sus lugares favoritos. Hasta este año.

Ana Garcia

Sheyla ha comenzado a trabajar y le resulta imposible reunir varios días libres, lo que le impide irse con ellos. Se quedará sola en casa por primera vez, pues aunque vive en Carballo con su madre y su hermano, trabaja desde que sale el sol hasta primera hora de la tarde, de modo que con su progenitora apenas coincidirá por su jornada laboral, que es de tarde-noche, y su hermano «vai un pouco por libre» debido a la diferencia de edad. Por el momento, no ha hecho plan alguno. No obstante, confiesa: «Vou ter máis tempo para estar tranquila e dedicalo a min mesma».

Sabe de lo que habla, pues a finales de julio y principios de agosto de este año ya ha experimentado la soledad en cuanto a amistades se refiere. «Os meus amigos marcharon de vacacións a Valencia sete días, como viñamos facendo nos últimos anos cun destino diferente, e eu tiven que quedar aquí polo meu traballo», explica. Pero no se quedó tumbada en el sofá. Ideó un plan alternativo para aprovechar el tiempo el máximo posible, ese que hasta ahora le faltó o al que no supo sacarle partido. La familia, el descanso y la lectura formaron parte de él. Pero hubo más. Se quedó de Rodríguez.

El trabajo y las labores domésticas llenan el día de principio a fin. Solo unos pocos logran sacar tiempo para llevar a cabo sus retos personales, y no es el caso de Sheyla. Ella misma expresa que está centrada por completo en el trabajo. Tal es el caso, que su familia se quedó relegada a un segundo plano: «Téñoa un pouco descoidada», dice.

TIEMPO PARA LA FAMILIA

Lo que primero se le pasó por la cabeza en esa semana en la que sus amigos estuvieron lejos, fue dedicarle más tiempo: «Visitei a miña avoa, e algún día que miña nai librou aproveitei para ir con ela á praia. Pero a diferenza de bañarme e xogar ás raquetas, como fago sempre cos compañeiros, dediqueime a descansar na toalla e a conversar con ela», explica.

Y para terminar el día, su sitio preferido: la terraza de su casa. No para tomar el sol, sino para disfrutar de una de las cosas que más le gusta hacer y que en su rutina, por falta de tiempo, tenía abandonada: la lectura. «Aproveitei para avanzar nos libros e para poñerme ao día na actualidade informativa», comenta. Ahora mismo, está leyendo uno de los éxitos del año, el de Leticia Dolera, Morder la manzana, que según la propia lectora cuenta, trata de explicar que el feminismo no es lo contrario al machismo. «Con isto busco saber qué responder a certas cousas. Estou moi involucrada con este movemento», argumenta. Otros de los libros escogidos fueron los de misterio, «os que che fan pensar». Y es que a Sheyla le encanta indagar hasta lo más profundo de las letras.

En su primera semana de Rodríguez también optó por ver la televisión, alguna serie en Internet y escuchar música. Al deporte, confiesa, no le dio opción: «Téñoo aparcado. Non vai comigo». Sobre cómo afrontará la última semana de agosto sola en casa, lo primero que se le viene a la cabeza es que no tendrá que pelearse con nadie: «Non vou ter con quen discutir sobre a autoescola e a Play, nin con quen comer nin cear, pero farei un bocata nada máis chegar á casa ao mediodía e collerei rumbo á praia cos amigos correndo». ¿Quién dijo que no tenía plan?

Nuria Cancela

¿Qué harías si tuvieras un par de semanas para ti solo? Ese es el tiempo que tendrá Fernando Pereira este verano. Porque este coruñés se queda de Rodríguez a finales de julio. «Mi mujer y sus hermanas organizaron una escapada a Muros sin maridos, así que yo me quedé en A Coruña solo», explica. ¿Y qué fue lo primero que hizo Fernando? «Pintar mucho, pero, sobre todo, hacerlo… ¡Donde habitualmente no me dejan!», cuenta con una sonrisa. Veinticuatro horas al día para uno mismo es mucho tiempo. Así es cómo las pasa Fernando: «Aprovecho este tiempo para ir a andar en bici. Cuando me levanto me gusta dar una vuelta por el paseo y pegarme un buen chapuzón en el mar. Es una gozada empezar las mañanas así. Después del paseo, ya me planteo cómo va a ser el día», cuenta relajado y subido a su bicicleta de alquiler, en pleno período de Rodríguez.

En casa, y aún encima en verano, Fernando se siente como un niño. «Cuando abres la puerta tienes la misma sensación que cuando eras joven y tus padres te dejaban solo un fin de semana. Piensas: ‘¡Tengo la casa para mí!’», bromea. Para este pintor, la vida de Rodríguez es como una canción del disco El muro de Pink Floyd: «Hay una canción que en la letra cuenta la historia de un niño que dice: ‘¿Hay alguien en casa?’ y al ver que no contesta nadie exclama ‘Wow, estoy solo, ¡qué bien!’. Y así es un poco como me siento», apunta Fernando. Más pequeños caprichos sin importancia de la vida de Rodríguez: «Me gusta mucho escuchar música y aprovecho para ponerla un poco más alto de lo habitual, ¡pero solo un poco!», confiesa. En el salón de su casa tiene una estantería enorme de vinilos. En su colección hay más de 10.000 discos de rock, punk… Clásicos como los Rolling Stone o The Beatles, «pero también mucha música nueva porque sigo comprando», apunta. Cada uno de los discos tiene su espacio, ocupa un lugar concreto. Las cosas cambian cuando Fernando está de Rodríguez: «Los voy sacando para elegir canciones y después… No vuelven a su sitio. Es una pequeña licencia que me permito», sonríe. El tiempo libre le sirve para preparar el concierto que está organizando en Santiago para el 21 de septiembre. «Siempre hago una sesión anual y aprovecho este tiempo que estoy solo para volver a escuchar los discos, elegir las canciones que voy a poner… Al final me lleva bastante tiempo, así que al estar solo aprovecho mejor los días para dejarlo todo listo».

En la cocina, Fernando aplica las mismas reglas. «Cocino y pienso: ‘Ya recogeré un poquito más tarde». No es la primera vez que se queda solo en casa. Así que sabe que los minutos de descuento son importantes para dejarlo todo en orden. «Cuando acabo mi período de Rodríguez tengo que organizar un zafarrancho de limpieza para dejarlo todo impecable. A veces pienso: ‘¿Cómo voy a arreglar todo esto?’, pero siempre se soluciona». Como Macaulay Culkin en Solo en casa, pero sin ladrones a los que poner trampas.

REENCUENTROS CON AMIGOS

Pero su tiempo de Rodríguez también le sirve para reencontrarse con viejos amigos. «Tengo un pequeño grupo de tres o cuatro amigos que también se quedaron de Rodríguez este verano y que, como habitualmente a lo mejor nos resulta más difícil vernos porque cada uno tiene su vida, aprovechamos estos momentos que estamos solos para quedar», cuenta Fernando. «Por ejemplo, estos días que se celebraron los conciertos del Noroeste en A Coruña aproveché para bajar y quedar con gente que hacía tiempo que no veía».

Lo mejor, según Fernando, es «que cuando estás solo surgen planes improvisados». «Estás en casa y a lo mejor te llega un mensaje de un amigo: ‘¿Bajas a picar algo?’ Y te apuntas», cuenta Fernando. Pero, aunque estas «pequeñas vacaciones» para Fernando están muy bien, también echa de menos su rutina habitual: «Cuando estás solo haces más vida independiente, comes fuera de casa, pero al final estás deseando que se acabe el período de Rodríguez, estar de nuevo con tu mujer y volver a la vida diaria».