Coge sitio y disfruta. Algunos locales son todo un clásico para disfrutar del final del día y hasta hay cola para coger la mejor mesa. Toma nota y prepárate para un verano lleno de atardeceres mágicos
28 ago 2019 . Actualizado a las 10:48 h.Si hay un mes en el que podemos ver la puesta de sol en todo su esplendor ese es junio. Ahora que los días son más largos no hay mejor plan que juntarte con unos amigos, tomar unas cañas y pararte a vivir el solsticio de verano. Para muchos la cita con el atardecer se ha convertido en una tradición, tanto que algunos locales son famosos por convertirse en los mejores miradores para disfrutar de los últimos rayos de sol del día.
En A Coruña el lugar más típico para ello es O Portiño. En el tramo final del paseo marítimo se sitúa este rincón, no muy explotado, que se convierte en el preferido por los coruñeses para desconectar frente al océano en medio de la naturaleza más salvaje. Conseguir la mesa más cercana al mar no es una tarea fácil, lo sabe bien Iago, un habitual del local. «Llevo viniendo aquí unos 15 años. Es el mejor sitio de A Coruña para ver la puesta de sol y además hay muy buen ambiente con un disyóquey poniendo música», comenta. Para él el atardecer coruñés no tiene nada que envidiar a otros. «Si enseñas una foto de aquí, la gente puede pensar que es California o Ibiza, es una pasada», sentencia. De la misma opinión son Irene y su amiga Alicia. «Venimos a partir de junio porque las vistas son increíbles. Tomamos algo, desconectamos, vemos la puesta de sol y luego nos vamos», confiesan.
DE POSTAL DESDE ESTEIRO
Frente al Cantábrico, una playa mariñana muestra su cara más salvaje cuando hay ciclogénesis explosiva en invierno («o temporal de toda a vida», como dicen los mayores). Pero en verano, con el verde, azul y arena en su paleta de colores, Esteiro en Xove se convierte en un mirador espectacular de la puesta de sol, por eso es el enclave de lujo del Esteiro Surf Café, que abrirá el 15 su cuarto verano. El chiringuito es parada predilecta de surfistas y en el caso de aquellos en los que la tabla más utilizada es la de planchar (¡qué horror de tarea doméstica, por Dios!) también brinda atardeceres de postal cuando la famosa «boina» de A Mariña desaparece dejándonos ver cómo Lorenzo se va a «mimir». «Xogamos moito coa baza da situación -señala el viveirense Nacho Fernández, que lleva el local con Catalina Quintana- porque á xente gústalle ver o mar e sentir a brisa». «Aquí veñen moitos simplemente para ver o atardecer, tomar unha cervexa e gozar dunha cociña sinxela», reconoce, añadiendo: «En xuño e setembro abrimos fins de semana, pero xullo e agosto a full, todos os días. Os venres temos música, funcionamos como unha festa de campo». Su siguiente cita será en San Juan.
CON LOS PIES EN LA ARENA
En plena playa de Langosteira, en Fisterra, se ubica El Chiringuito del Rey. «Estamos en un sitio privilegiado dentro del arenal. Tenemos microclima y además por aquí pasa el Camino de Santiago en el tramo final hacia el faro», afirma su dueño, Gonzalo Saavedra. El local tiene la parte de restaurante arriba y una terraza chill out abajo para que los clientes despidan el día con los pies metidos en la arena. «Muchos toman algo abajo y luego suben a cenar. Tenemos gente de todas las edades, ni muy mayor, ni muy joven. Vienen grupos que están de excursión por la zona y muchas parejas. Sí es cierto que el público suele ser familiar, pero sin niños para disfrutar de un gin-tonic o de alguno de nuestros cócteles». Los fines de semana el Chiringuito se llena por lo que coger mesa para disfrutar de los últimos rayos de sol no siempre es fácil, pero merece la pena intentarlo. «También los lunes y martes que otros restaurantes cierran, la gente viene a cenar y antes suelen estar en la terraza disfrutando de las vistas», explica Gonzalo.
Para hacer todavía más mágico ese momento, el local cuenta muchos días con actuaciones de música en directo. «Intentamos que venga alguien a tocar, si no, nunca falta la música que suele ser de estilo relajante con un house similar al que ponen en los chiringuitos de Ibiza», explica el propietario de un local cuya terraza permanece abierta desde Semana Santa a octubre.
Vexo Cíes, Vexo Cangas
Dentro de la Estación Marítima, en pleno puerto de Vigo, desde donde antes miles de gallegos salieron a buscarse la vida y ahora los cruceros expelen a los miles de turistas que llegan a la ciudad por mar, se encuentra el Albatros. Se trata de un local versátil y ambiente tranquilo que además de una buena cocina con menú ejecutivo a diario y muchas opciones para disfrutarlo, dispone de unas vistas inmejorables que se disfrutan todo el día, pero especialmente cuando se pone el sol. Laura Tourís cuenta que durante el verano, junto con la ampliación del horario de cocina por las noches entre semana, también incorporan una amplia carta de tapas. «Es una opción más económica para que nuestros clientes puedan acompañar las consumiciones durante la puesta de sol después de salir del trabajo, sin necesidad de apuntarse a la opción cena y sin que la bebida caiga en estómago vacío», valora. Cócteles, batidos, cervezas, copas y hasta helados son opciones para no deshidratarse mientras se disfruta del momento en el que el sol se desliza y se pierde por detrás de las islas Cíes. Albatros abre todos los días y su cocina solo descansa el domingo por la noche.
EL VENTANAL DE CARRIL
Tiene el Augamare, en Carril, su hora punta en el desayuno. Pero mal hará el visitante en desperdiciar su otro gran momento del día, el atardecer. No hay paleta capaz de albergar la infinidad de tonalidades que toma en este rincón el plácido mar. Ni filtros que consigan asemejar siquiera la perfecta y natural belleza del paisaje que desde allí se divisa. Pero el atractivo del momento no solo se ubica en su exterior. También conviene tener muy en cuenta la oferta que en cuestión de vinos, picoteo frío y copas prémium propone para esa hora el coqueto local carrilexo. Ha sabido el Augamare consolidar una oferta tan sencilla como eficaz, basada en la singularidad, cuando no en la exclusividad. En cuanto a vinos, apuestan por bodegas muy concretas y proyectos muy personales. «Con una historia que contar en cada copa», apuntan. En lo referido al sustento gastronómico, se centra principalmente en productos del mar artesanales o de pequeñas y muy controladas producciones.
Las dos demandadas mesas de su terraza y las más cercanas a su ventanal se antojan el escenario perfecto para culminar en armonía una jornada cualquiera... Que dejará de ser cualquiera a partir de ese mismo instante.