Valdoviño, nuevo destino yogui de los holandeses

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JOSE PARDO

EL RETIRO MÁS ZEN No saben si les gustó más el pulpo o la playa. De lo que sí están seguras es de que van a volver. Volaron desde Holanda para encontrarse con su yo más zen y lo encontraron haciendo «asanas» en la playa de Valdoviño

06 jul 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Nancy Gómez Varela es de esas gallegas que va por el mundo haciendo patria. Y con éxito. Nació en Holanda, pero la sangre gallega de su padre le corre por las venas. Desde niña visitaba la tierra de sus mayores, Valdoviño, en vacaciones y siempre quiso quedarse aquí. Pura morriña. Este verano su contagiosa pasión por esta tierra ha logrado arrastrar hasta los arenales ferrolanos a un grupo de holandeses de los que es profesora de yoga.

Yoga á feira

Vinieron a practicar sus asanas (posturas de yoga) y se encontraron una España muy diferente de la que conocían hasta ahora. Marie-José, Anita, Laura, Linda, Jaan y Caroline volaron desde su Holanda natal para participar en este retiro de yoga que con base en el cámping de Valdoviño ofrece dos clases diarias, alojamiento en bungalós y media pensión. Y todo en plena naturaleza. La comida, cómo no, y la tranquilidad de un entorno poco explotado desde el punto de vista turístico, las ha enamorado. Ni siquiera imaginaban que en España hubiera entornos naturales tan bellos.

Entre asana y asana el grupo tuvo tiempo para hacer turismo cultural y también gastronómico. Visitaron Santiago y se atrevieron con los imprevisibles pimientos de Padrón o el poco amistoso pulpo a la gallega. Ambos platos les sorprendieron y deleitaron a partes iguales. Tanto como la belleza del mar.

Hasta ahora lo único que conocían de Galicia eran las fotografías que su profesora Nancy colgaba en el Facebook para combatir su morriña. «Siempre quise quedarme. Hace cinco años lo intenté, pero no conseguí trabajo y tuve que regresar a los Países Bajos», explica. Ahora la ilusión se ha visto aumentada por tener una pareja gallega. Por eso ha decidido quedarse. Esta vez es la buena.

Desayuno de «yoguines»

El retiro, que se volverá a repetir en septiembre, ofrece un programa muy completo e intensivo. No es para perezosos. A las ocho de la mañana el día se estrena con la primera clase de yoga, que se imparte en holandés y en español. La postura del perro boca abajo o la del árbol seguro que abren bien el apetito de las yoguinis que en seguida pasan a dar buena cuenta del desayuno.

Solo son las 11 de la mañana y ya estamos listos para lanzarnos a la actividad de ocio prevista para ese día. Tiempo libre en la playa, practicar el surf, excursión, visita guiada... El holandés se empieza a escuchar por cada esquina de Valdoviño. El descanso es hasta la seis y media de la tarde. A esa hora los alumnos reciben la última clase del día para a continuación pasar a la hora de meditación.

El día termina en torno a la mesa. Es el momento de compartir las anécdotas y lanzarse a probar la gastronomía gallega. Raxo, zamburiñas, chipirones, tortilla... y también ¡chupitos de hierbas y crema de orujo! Placer completo.

Respira lento

Respirar. Esa es la clave. Y de aire puro sabemos mucho en Galicia. «La base de las clases es experimentar una respiración lenta en cada movimiento y poder llegar a la relajación de la forma más natural y consciente posible. Funciona casi meditativamente», explica Nancy Gómez.

Para ella el 2011 fue el año del cambio. En esa fecha conoció el yoga. «Algo nuevo y desconocido se apoderó de mí, fue un capítulo nuevo en mi vida. Inmediatamente la primera vez me entusiasmé y pronto se convirtió en mi pasión. Quería compartir esto con otros, así que comencé varios estudios de yoga en los Países Bajos y finalmente completé mis estudios como profesora de yoga nacional e internacional en la India», explica en su web de Rebalance Life.

INSPÍRATE EN GALICIA

Sus palabras destilan entusiasmo. «Mi objetivo es motivar e inspirar a los participantes a encontrar lo mejor de sí mismos, a lograr un mayor equilibrio, y a conocer una vida más saludable». Ahora, además, quiere compartir con todos la belleza de su tierra gallega y la hospitalidad de sus gentes.

Y lo ha conseguido. «La experiencia fue muy buena. A las alumnas les gustó mucho y ya anunciaron que el año que viene volverán y que traerán a sus hijas», explica Nancy.

Saludamos al sol, aunque no se haya dejado ver mucho estos días y ofrecemos nuestro más ancestral y galaico modo zen a los que nos visitan. Benvidos. Namasté.