Ruth Lorenzo: «Soy más de amar, me cuesta dejarme querer»

Virginia Madrid

YES

Ruth es mucha Ruth. Superó con nota su paso por Eurovisión, al quedar en décima posición con su «Dancing in the rain». Después ganó la cuarta edición de «Tu cara me suena», y alzó la voz para confesar que había padecido trastornos alimenticios: «Todo lo que he hecho tenía un porqué. Lo importante es lo aprendido durante ese camino».

29 ago 2019 . Actualizado a las 10:57 h.

Ruth Lorenzo (Murcia, 1982) es directa y habla alto y claro. «Me siento más libre que nunca. Ya no tengo miedo a mostrarme tal y como soy». Una libertad que, confiesa, se nota en sus canciones y en su forma de salir al escenario para presentar su nuevo álbum, Loveaholic: «Yo soy de cantar, gritar y exteriorizar el amor a los cuatro vientos». La cantante reconoce que la nueva Ruth Lorenzo se siente radiante en esta nueva etapa: «Estoy en un momento de recuperar mi esencia, mi yo. Y me siento muy feliz porque lo he conseguido, y eso se respira en mí y en mi trabajo».

-Regresas pisando fuerte con nuevo álbum, «Loveaholic». Pregunta obligada, ¿eres una adicta al amor?

-Sí, totalmente. Me confieso una adicta al amor. Es mi estado natural para vivir con plenitud. El amor me ha dado muchas alegrías a lo largo de mi vida, y todavía quiero muchas más.

-¿Por qué tu nuevo trabajo está centrado en el amor? ¿Necesitabas plasmar tus emociones?

-Porque el amor es lo que mueve el mundo. Es una emoción tan fuerte que produce mucha energía, y gracias al amor se puede cambiar una vida. El amor se da y se entrega libremente. Sobre el disco, he pasado un tiempo dedicada a componer y enseguida me di cuenta de que todos mis temas hablaban de amor en mayúsculas, y de ahí el título.

-Cuando sientes que te invade el amor, ¿necesitas cantarlo y gritarlo a los cuatro vientos o prefieres mantenerlo en tu intimidad?

-Yo lo canto, lo grito, lo exteriorizo a los cuatro vientos, pero no solo me refiero al amor de pareja, sino al amor a la vida, a la naturaleza, a la música, a la gente que me quiere. Las emociones hay que expresarlas, no reprimirlas, porque entonces nos pueden hacer daño.

-Ruth, ¿amas o te aman?

-Soy más de amar, me cuesta dejarme querer. Soy muy proactiva, tengo tendencia a proteger.

-Sin embargo, todo necesitamos que nos quieran.

-¡Claro! Por supuesto. A mí, me llenan de felicidad los pequeños detalles, esos gestos cotidianos que no te esperas y que dicen y expresan tanto; como que te preparen un rico café cuando más lo necesitas o recibir una llamada de teléfono para comprobar cómo estás y cómo te sientes. Esos detalles dicen mucho y van cargados de mucho amor y cariño.

-Para presentar este trabajo dices que regresa una nueva Ruth Lorenzo, ¿en qué sentido?

-En que me siento más libre que nunca, regreso siendo más yo que nunca,y eso se nota en mis canciones y también en mi forma de salir al escenario. Ya no tengo miedo a mostrarme tal y como soy. Es un disco ecléctico y con mucha personalidad.

-¿Necesitabas este cambio?

-Sí, por supuesto. Quizás más que cambio es una evolución. Yo soy estable en una inestabilidad continua. La rutina me ahoga. Sé vivir en la inestabilidad, tengo muchas tablas en esto desde que soy una cría. A los nueve años, mi familia se trasladó a Estados Unidos y esto me enseñó a asumir el cambiar de casa, de colegio, de amigos... En definitiva, aprendí otras formas de vida. También me ha sucedido en mi trayectoria profesional, y aunque a veces es complicado, se aprende mucho. Es como volver a empezar de cero continuamente.

-Y ahora, ¿cómo te sientes?

-Estoy en un momento de recuperar mi esencia, mi yo, y me siento muy feliz porque lo he conseguido, y eso se respira en este nuevo Loveaholic.

-Un álbum en inglés. ¿Por qué?

-Existen maravillosas canciones en inglés que en otro idioma no resonarían igual y además, en nuestro país se consume música en español y en inglés, y eso me encanta. El lenguaje no debe ser nunca una barrera, y para mí no lo es en absoluto. En mi disco están los dos estilos, un bolero que se llama Amanecer, oscuro, que no se puede traducir; y está Loveaholic, un blues que no se puede cantar en castellano, porque no suena igual. Como tengo la suerte de ser bilingüe, por haberme criado en Estados Unidos, pues ¿qué mejor que aprovechar la riqueza y la sensibilidad de ambas lenguas?

-Con «Underworld», tu primer single, has bajado al inframundo. ¿Por qué?

-Compusimos este tema en un edificio de Barcelona de ocho pisos en el que cada piso estaba relacionado con un pecado capital, y cuando llegamos al octavo, no ponía nada. Parecía que habíamos llegado al inframundo. Por eso la canción dice «eres el octavo pecado capital».

-¿Te has sentido en el inframundo en alguna ocasión?

-Sí, en el inframundo es donde mejor encuentra uno su esencia, porque ahí no hay nada, está oscuro y solo estás tú. Es otra manera de vivir. Ahora estoy en el paraíso, repleto de luz, un lugar muy bonito, y me siento muy feliz.

-Has sobrevivido a Eurovisión, ganaste la cuarta edición de «Tu cara me suena» y sigues adelante con más fuerza que nunca en tu carrera como artista. ¿Te arrepientes de algo?

-No. Creo que todo lo que he hecho tenía un porqué. Lo importante es lo aprendido durante ese camino y que todo lo hice con mucha ilusión e implicación, me quedo con eso. Hoy me sigo lanzando a la piscina de la misma forma, aunque haya habido momentos en que me hubiera gustado que las cosas hubiesen salido de otro modo.

-Lo afirmas con mucha rotundidad.

-Es que lo de lanzarme es cierto. Desde hace tiempo, tengo el ritual de lanzarme en Cabo de Palos desde una altura de doce metros, y año tras año no he dejado de realizar ese salto. Lo hago para comprobarme a mí misma si sigo estando en el mismo lugar que estaba, cuando comencé hace quince años. Y aquí sigo.

-¿La vida te ha hecho ser más fuerte?

-Siempre he sido fuerte, por eso he vivido la vida como la he vivido, con intensidad. Pero también, me ha tocado aprender mucho. He aprendido a ser paciente, sobre todo a esperar que las cosas lleguen cuando tienen que llegar, para estar en calma. Cuando mi mente veía algo claro, me costaba entender por qué no hacerlo ya. Ahora sé que todo lleva un proceso y tiene sus tiempos.

-¿Cómo gestionas el éxito y el fracaso?

-Fíjate, te diría que el éxito es más terrenal, de apegarse al suelo, y el fracaso está más relacionado con la parte mental y espiritual de uno mismo para sobrellevarlo. El amor y el cariño son fundamentales para levantarse, para tirar adelante.

-Ruth, y ¿en quién te apoyas, cuando te vienes abajo?

-En mi familia. Es lo que más amo en este mundo. Mi madre, mis sobrinos, mi gente de siempre.

-Cuando uno supera el haber sufrido un trastorno de alimentación, como fue tu caso con la bulimia, ¿aprendes a valorar la vida desde otra perspectiva?

-Por supuesto. Pero sigo siendo muy consciente de que puedo recaer y por eso tengo que cuidarme para estar bien. Fue un duro aprendizaje por el que pasé aquellos años y del que me siento muy orgullosa. Es una enfermedad que te hace mucho daño a nivel psicológico, por eso no me molesta cuando me preguntan por este asunto. Si puedo ayudar a que otras personas se den cuenta de que con ayuda médica y el apoyo incondicional de los tuyos esto se supera, pues perfecto, adelante.

-Cambiando de tercio, ¿cuál es esa aventura en la que te acabas de embarcar?

-Tengo tantas aventuras por vivir... Estoy aprendiendo mandarín, y aunque es muy difícil, me gusta. Estoy aprendiendo mediante canciones. De nuevo, la música me echa un cable.

-¿Qué te llena de vitalidad?

-La naturalidad y la sencillez. Y, por supuesto, mi familia.