22 kilómetros por la ruta costera más bonita del mundo

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De Lires a Fisterra son 21,9 kilómetros que se convierten en una caminata de seis horas: la pendiente no es ninguna broma, ni tampoco lo irregular del sendero. Pero el espectáculo de la naturaleza puede con todo

28 sep 2020 . Actualizado a las 23:26 h.

Caminar por la costa entre Lires y Fisterra es un regalo para la vista y un castigo para las piernas. Tenlo claro antes de lanzarte al camino, porque la pendiente es pronunciada y el firme muy irregular. Busca tu ritmo y vigila tus pasos y disfrutarás de una experiencia que no olvidarás. Los acantilados y las playas se suceden sin interrupción y el sonido de las olas será la mejor playlist para ayudarte a alcanzar la meta. El arranque desde Lires es espectacular y la foto de los acantilados desde lo alto se hace obligada. Triunfarás en Instagram. La señalización de este tramo del Camiño dos Faros es muy visible, así que avanza tranquilo sin miedo a perderte. La belleza de O Rostro te dará en la cara al espiarla tras los pinares. Allí embarrancó el Casón: un tema para recordar a los miembros más jóvenes de la tropa. Si hace falta hacer un alto el lugar de Buxán es ideal. Entre los hórreos encontrarás el Descanso peregrino que regenta la coruñesa Marta Rey: una casa abierta que funciona a donativo y que fue el origen de la cooperativa de trabajo sin ánimo de lucro Aurora de Buxán. Allí podrás reponer fuerzas a cambio de la voluntad. Te saldrán gratis la conversación y la amabilidad que son marca de la casa. Son cosas que pasan en el camino. Un camino que este año está casi vacío, lo que aunque da algo de pena, también supone todo un lujo para disfrutar de los sonidos y los pensamientos.

Cuando divisamos el faro de Fisterra se nos acelera el paso. Aunque todavía habrá que volver a subir, un último esfuerzo, antes de posar con la estatua del peregrino. Desde aquí el bullicio de los turistas ya lo invade todo. Tras horas de silencio ensordecedor, el semáforo te recibe como una fiesta. Llega el momento de sacarse las botas y por fin, descansar.