Verónica, fiel al verano en la Baixa Limia: «En el Xurés tenemos maravillas que no conoce nadie»

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Porqueirós, en Muíños, es el pueblo de los amores de esta madrileña que elige la montaña gallega

30 ago 2021 . Actualizado a las 11:29 h.

Es madrileña, pero gallega por la familia paterna, y asegura que la costa no tiene los encantos de nuestro interior. Bien los conoce a los dos: costa e interior gallegos. «Las Rías Baixas y la Costa da Morte son una maravilla, porque Galicia lo tiene todo, pero nosotros somos de la Baixa Limia, en naturaleza lo tiene todo», asegura Verónica, que veranea en el paraíso del Xurés desde hace casi 40 años, desde que tiene memoria. Empezó a venir de niña, con sus padres, todos los veranos, cuando el viaje desde la capital robaba todo el día. Hoy, con 38, ha visto reducirse considerablemente el tiempo del trayecto, pero hay cosas que no cambian, como la esencia del lugar. «Es la gracia que tiene, que la esencia no cambia. Llevo viniendo aquí, a Porqueirós, desde que nací. Mi hermana también y es mayor que yo», cuenta esta veraneante fija de Muíños, donde rehabilitó, precisamente, con su hermana la casa familiar de los abuelos. Todos los veranos los disfrutan allí, en un enclave que es «un lujo», con la gente de siempre, aunque se vayan sumando sobrinos. «Somos más o menos los mismos de siempre. Ahora vengo con mi pareja, pero mantengo las amistades de aquí, las que tengo desde que era pequeña, así que son otro motivo para venir», dice Verónica, que valora el cambio desde Madrid como «espectacular».

El embalse de As Conchas es uno de los lugares que recomienda visitar. «Se puede bordear, disfrutar del entorno y coger una piragua», sugiere. «Aquí tenemos maravillas que no conocer nadie», dice. El dolmen de As Maus de Salas es visita imperdible y Verónica también propone entre las rutas más bonitas de la zona («en bici») bordear Salas, donde hay un albergue, en una casa que data de 1890, que admite mascotas y se encuentra en la reserva de la biosfera de Xurés-Gerês. Las dos partes, la gallega y la portuguesa, merecen la excursión, tienen su aquel.

Cámping, chapuzón y buenas noches

El corazón de Verónica no se debate en la duda. Prefiere el río al mar, y más en la zona fronteriza con Portugal. El día se lleva muy bien con brisa marina, sobre todo en el Atlántico, pero en la montaña «la noche se duerme mejor». Es un spa natural. Tampoco hay problema para darse un chapuzón. Merece la pena visitar la ermita de A Clamadoira, disfrutar la carballeira que la rodea y bañarse en las piscinas naturales del concello de Lobios. En Muíños, nos guía Verónica, hay además un buen cámping, y en Porqueirós en concreto una casa rural que está muy bien para alojarse».

«Esto es un reducto de paz y tranquilidad, lo sigue siendo casi cuarenta años después», asegura haciendo patria veraniega. Solo hay más gente la primera quincena de agosto por los campamentos. Pero no está nada masificado».

¿Para comer? Lo mejor en la zona, según Verónica, ¡es un día de feria! ¿Y cómo es un día de feria en Muíños? «Pulpo y churrascada». Tampoco es mala idea cruzar a comer a la zona portuguesa. «La frontera son 4 kilómetros, que no es nada, y Braga está a unos 60. Tener Portugal al lado es otro de los encantos» del lugar favorito de Verónica, que en la pandemia era el único sitio en el que quería estar: el paraíso Xurés.