¿Por qué no funciona el robot camarero?

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MARCOS MÍGUEZ

En el Sporting Club Casino de A Coruña cuentan desde el verano con la ayuda de «Miau», que presta sus servicios cuando los pedidos están listos

01 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Todos le llaman Miau. «Tiene cara de gato, por eso le pusimos ese nombre», explica Tania Jodar, responsable del comedor y de la cafetería de las instalaciones del Sporting Club Casino de A Coruña en A Zapateira. Desde el verano cuentan con la ayuda de uno de los pocos robots-camarero que prestan sus servicios en Galicia. «Estamos muy contentos con el gato porque nos agiliza mucho el trabajo de los cocineros. Lo tenemos dentro de la barra, que está a unos 15 metros de distancia de la cocina. Mandamos al gato para allí y, cuando los pedidos estén listos, aparece en la barra y dice “aquí estoy”. Nos evita cargar con las bandejas y a los cocineros estar pendientes de saber por dónde anda el camarero, que solo pueden llevar una bandeja mientras el robot transporta cuatro a la vez», explica Tania. Las instalaciones que gestiona en esta histórica sociedad coruñesa son grandes y amplias, lo que facilita el trabajo de Miau. ¿Por qué no arranca el robot camarero en más locales de hostelería? «Hace poco lo tuvimos a prueba y nos encontramos con el problema de que, por ejemplo, si un cliente echa mucho la silla para atrás, ya no pasa. Lo mismo sucede si alguien coloca una mochila en el suelo. Es complicado sacarle partido en esas condiciones», apunta José Pan desde La Granera, donde un gemelo de Miau intentó hacerse un hueco sin éxito.

CAMBIO DE MENTALIDAD

«En diez años te vas a cansar de verlos», asegura Íñigo Gómez desde la empresa Solco, que distribuye este tipo de robots cuyo precio ronda los 11.000 euros. «Puede parecer mucho, pero una máquina de gestión de efectivo vale 8.000 euros. Lo que hace falta es un cambio de mentalidad. La máquina no viene a sustituir a un empleado. No es un robot para colocar en lugar de un camarero. Lo que se trata es de que el empresario entienda que facilita el trabajo del equipo», analiza. Tania decidió no sacarlo fuera de la barra y de la cocina a no ser que haya, por ejemplo, un cumpleaños infantil. «Para este tipo de celebraciones tiene una opción en la que se ilumina de colores y canta y felicita al pequeño, aunque siempre acompañado de un camarero. Miau no quita puestos de trabajo, pero esta cafetería es enorme y hay muchos kilómetros que recorrer al día de un lado para otro. El robot nunca se cansa y nos evita mucha distancia y cargar mucho peso», explica la hostelera.

NUEVOS MODELOS

Lo que queda claro es que, fuera de la barra, los robots necesitan locales expeditos. «En restaurantes donde nunca se mueve el mobiliario podría funcionar», destaca. «Los aparatos cada vez van mejorando y hay muchas marcas que los están copiando. Contestan cuando les hablas, cuentan chistes, y tienen la opción, por ejemplo, de ir pasando pinchos o llevar el gel hidroalcohólico. Todavía es pronto para que se hagan habituales, pero le hace mucha gracia a la gente y es algo que viene para quedarse y ayudar sin eliminar puestos de trabajo», asegura Íñigo. Salvo en lugares como el de la imagen, el comedor del Casino de A Zapateira, los robots-camarero no acaban de arrancar en Galicia, pero parece ser que es cuestión de tiempo verlos más a menudo.