Nachter, el empresario de 31 años con más seguidores que el Rubius en TikTok: «Si esto me llega a pillar a los 18, me destroza»

YES

Julia Ferrer

«Trato de rechazar eventos lujosos, como irme a una casa de un millón de euros», dice Ignacio Gil tras publicar su primer libro, «Academia de madres», y terminar su tesis doctoral

02 may 2022 . Actualizado a las 13:54 h.

«Trato de rechazar eventos lujosos, como por ejemplo la invitación a una casa de un millón de euros en Formentera. No me aportan nada». Esto lo dice Ignacio Gil Conesa, Nachter en las redes sociales, pocos días después de dictar su tesis doctoral. Nada en él es ordinario. Es influencer y acumula nada más y nada menos que 13 millones de seguidores entre TikTok e Instagram, pero a su reciente doctorado hay que sumarle su grado universitario y su trabajo «analógico» como responsable de compras de una cadena de restaurantes, que acaba de abandonar después de unos cuantos años para apostar del todo por las redes.

Su don para multiplicar seguidores ya se veía venir. Cuando empezó, la cadena contaba con cuatro restaurantes y hoy son 40. Pero es que además su salto a la fama se produjo en TikTok, donde supera a los perfiles de el Rubius, José Mota o El Hormiguero con lo más inesperado: vídeos de humor blanco y familiar. Lo mismo aparece con su característica bata gris y su peluca, encarnando a la desternillante versión caricaturizada de su madre, que interpreta al padre, al hermano pequeño, al mediano o al mayor. ¿El secreto? Que los comparte toda la familia. «Si ves un vídeo del Rubius, dudo de que tu hijo lo comparta contigo. Sin embargo, los míos los comparten los hijos con los padres», suele decir Nacho. Prueba de ello es su éxito en la red social adolescente por excelencia, donde los contenidos familiares de este tipo no suelen destacar.

@nachter #humor #tiktok #madre ? original sound - Nacho Gil Conesa

SU MADRE ES SU MUSA

Nacho acaba de publicar su primer libro, Academia de Madres, inspirado en su serie de vídeos con el mismo nombre. En él, escribe en nombre de una mujer que crea una academia para aleccionar a unas alumnas que aspiran a ser «madres de las de antes». «La mía ya me dijo que estoy desheredado, que no es para nada como yo la reflejo en los vídeos. Obviamente, es una versión muy exagerada», dice entre risas. El lanzamiento de chancla a los hijos —«pero la mía nunca me ha puesto un dedo encima», aclara— lo que mima al pequeño, lo olvidado que tiene al mediano y lo que respeta al mayor —«ese soy yo en casa, y quizás por eso me meto menos con él», reconoce— son algunos de los recursos cómicos del influencer, sin olvidarse del clásico «no sé, pregúntale a tu madre» con el que retrata al padre ni de las sentencias más emblemáticas de la matriarca: «Ni pero ni pera», «y si tus amigos se tiraran por el balcón, ¿tú también lo harías?» o «venga, que al zumo se le van a ir las vitaminas». ¿Quién no las escuchó?

Con algo tan cotidiano es como conquistó a los millones de seguidores que no se pierden sus publicaciones. Pero de todos ellos, el más especial para él es Alejandro Sanz. «Digo que es una presión que me siga, pero me hace muchísima ilusión, porque escucho su música desde pequeño y he pasado con ella cantidad de momentos felices», señala.

Su bum explotó hace dos años, con la pandemia y tantas familias encerradas que empezaron a verse reflejadas en sus vídeos. Pero la clave de la difusión, asegura Nacho, son las madres: «Casi todos hemos tenido una, pero más allá de eso, cuando una madre ve algo que le hace gracia, enseguida lo comparte a su familia y a sus amigos». Recuerda sus primeros vídeos con el pavor y la timidez con la que los grabó, muy lejos del desparpajo y de los disfraces que incorporó después. No fue el típico adolescente atraído por el mundo del youtuber. «Yo había hecho mi carrera, mi máster, y trabajaba en una empresa tradicional. Cuando empecé, a mis padres, como a todos, les preocupaba un poco. Pero ahora mi madre me manda ideas cuando queda con sus amigas para que haga más vídeos, y acabo de dejar mi trabajo. Pedí una excedencia hace seis meses. Me costó mucho, pero tenía que decidir», cuenta.

Es lo que pasa cuando se producen cuatro o cinco vídeos al día para varias plataformas, que empieza a ser difícil compaginarlo con otra cosa. Más aún cuando se gana mejor la vida con esto —y eso que en TikTok no pagan por visualizaciones, mientras que en Instagram y en YouTube sí, explica— y puede gestionarse su tiempo. «A veces, sobre todo cuando empiezas en algo, trabajas diez o doce horas. Yo lo hacía. Y el fin de semana, si algún restaurante se quedaba sin atún, me llamaban y yo me pasaba el sábado entero buscando un proveedor. ¿Cómo no vas a hacerlo por ti mismo? Eres tú, así que dedícate el mismo tiempo o incluso más», apunta.

PUBLICIDAD A LO GRANDE

Aunque hasta ahora no se ha prodigado mucho en la esfera publicitaria, recientemente ha protagonizado una campaña de Mc Donald's. Precisamente fue en su departamento de Márketing de Filipinas donde trabajó como becario, por lo que fue una especie de vuelta a sus orígenes en la compañía, pero por la puerta grande: «No sé qué es ser famoso ni en base a qué se mide, pero esto me llega a pillar con 18 años, y me destroza como persona. Mi mujer me ha ayudado muchísimo en esto, y también la edad».

Para que eso tampoco le pase a sus 31, se ha marcado una rutina muy rígida. «Dije que no iba a cambiar el horario, porque es muy fácil acostumbrarte a lo bueno», indica. Se levanta a las 7.15 de la mañana, una hora después está en la oficina, en la que tiene a tres personas contratadas y desde donde además gestiona otras dos empresas suyas, una de agua con ósmosis y filtración para evitar la utilización de plásticos, y otra de ropa. De 11 a 14 horas está grabando y editando. Come, sigue editando, y muchas tardes le dedica una hora a hacer deporte antes de sus directos de hora y media o dos horas en Twitch.

Quién diría, con semejante agenda, que acaba de dictar su tesis doctoral. «Ahora ya soy doctor, soy superfeliz», señala. Y aprovecha para recomendarles a todos los adolescentes que sueñan con dedicarse a esto que no lo hagan sin formarse en otra cosa: «No puedes meterte en una cueva enorme sin una cuerda, hay que tener una seguridad y una salida. Si mañana internet cierra, has estudiado algo que te permitirá tener un trabajo normal, ya sea una carrera o un FP». Eso sí, anima a los jóvenes a que hagan sus propios vídeos en lugar de invertir tantas horas en ver los de otros. «Antes de tirarte cinco o seis horas al día consumiendo vídeos de otra gente, que los hagan ellos. Que los creen, y de paso aprenderán a editar y a muchos otros procesos. Pero, claro, igual cuando lleven tres meses trabajando y vean que no suben de 200 seguidores, muchos quizás se desanimen y descubran que no es todo como parece», matiza. Él tampoco.