Ainhoa Abaunz, integrante de Cantajuego: «No te podría decir cuántas veces he cantado 'Soy una taza...'»

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El grupo regresa a Galicia con «¡Viva mi planeta!», basado en la serie del mismo nombre nominada a los Grammy Latinos

19 may 2022 . Actualizado a las 00:40 h.

Lo que nació en el 2004 como un proyecto dirigido a las escuelas infantiles para hacer un trabajo psicomotriz, psicopedagógico, se desmadró cuando llegó a las familias y a raíz de un concierto, que fue todo un exitazo. Hoy el repertorio musical infantil no se entiende sin Cantajuego, que ha crecido hasta tal punto de que sus integrantes giran a ambos lados del Atlántico. Ainhoa Abaunz (Azpeitia, Guipúzcoa, 1986) forma parte del grupo desde hace 14 años. Muchos la reconocerán por sus trenzas. «Forma parte del vestuario, pero los niños piensan que siempre las llevo, por eso cuando voy sin ellas dudan de si soy yo», señala esta profesora y artista que está encantada con este «trabajo tan enriquecedor».

 —¿Compaginar la parte pedagógica con la artística fue lo que te enganchó?

—Efectivamente, porque esto va más allá de subirse a un escenario. Va de trabajar la música, pero a la vez de transmitir un mensaje, de hacer un trabajo educativo, psicomotriz, de poder desarrollar unos valores en los niños. Los padres nos dicen: «Sois referentes», porque hay muchos niños con dificultades motoras o en el habla que, según nos cuentan, conseguimos que hablen o se muevan. Nos dicen que hacemos una labor superimportante y que somos ese estímulo del niño. Esto va más allá de tener una pasión por la música, por cantar y bailar, realmente lo que compartimos es ese amor que tenemos a los niños y querer ayudar en su crecimiento.

 —¿Cuál es la clave para que niños tan pequeños mantengan la atención durante 80 minutos?

—Convertirte en un niño más, y actuar a partir de haberte sentido identificada con ese niño que todos llevamos dentro. No hay edad para ser niño, y cuando conectamos con él ya podemos jugar, mirarles a los ojos, entenderles, ser parte de ese código que manejan. Conseguir una sonrisa en ellos es maravilloso. Somos cómplices en los shows, son tan protagonistas como nosotros.

 —¿Cuántas veces has cantado «Soy una taza, una tetera...»?

—Buah, no te podría ni decir. Cuando todavía no era parte del proyecto, no la conocía, mis amigos, todavía éramos chiquillos, me dijeron una vez: «Ayer estuve bailando esa canción». Y yo dije: «¡Ay, qué divertida!». No sabía lo que me esperaba, que iba a ser el hit de este grupo.

 —¿Es la canción que más gusta?

—Es una de las que más gustan y no puede faltar, como el Chuchuwa, La mané, El tallarín...

 —Es un trabajo que requiere una actitud positiva, jovial, energía desbordante... Siempre a tope.

—Sí, creo que es la energía que nos dan los niños. Todos los que formamos el grupo somos de espíritu muy pa´arriba, pero también hay días que estás cansada de viajar, hacemos dobletes, tripletes, en la misma ciudad, pero ese cansancio se va en el momento que salimos al escenario. Porque cuando ves a ese niño que está entusiasmado, que ha esperado días por verte, que su sueño es estar con nosotros, no existe.

 —Sois auténticas «celebrities» para el público infantil.

—Mis amigos me dicen que somos los Rolling Stones de los niños, y nos reímos. Es curioso, fíjate, el espectáculo que hacemos ahora se llama ¡Viva mi planeta! está basado en la serie del mismo nombre nominada a los Grammy Latinos. Realmente nos centramos en hacer nuestro trabajo lo mejor posible y luego está la recompensa, el reconocimiento que recibimos por parte del público, y estamos superagradecidos, pero no te deja de sorprender. Ahora mismo me lo acabas de recordar, y dices: «¡Ostras, es verdad!».

 —Los Rolling no son cualquiera... Estamos hablando de mucho nivel.

—Es un orgullo, y somos superafortunados, porque es un público superfiel, supersincero, el niño no exige, si no le gusta se levanta y se va, y en ese sentido, contamos con un público que año tras año nos viene a ver, vemos a los niños crecer. Con eso nos quedamos, independientemente de que luego consigamos más o menos.

 —A veces es imposible conseguir entradas.

—Suele pasar también, estamos intentando llegar a todos los pueblos posibles, también por eso Cantajuego ha crecido, y tenemos espectáculos paralelos, en formato más pequeño, para llegar a sitios más pequeños, como El show de Coco, Pepe y Tallarín.

 —¿Hay padres que saltan más que algunos niños?

—Totalmente, padres, abuelos, por eso digo que no hay edad para ser niño, y los mayores disfrutan tanto o más.