El gallego que cenó con Alberto de Mónaco e hizo negocios con Janet Jackson

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David Gigirey ha vivido tres vidas en una. Su relación con Angelo, un famosísimo modelo, relaciones públicas de Versace y miembro de la Academia de Hollywood, le abrió un mundo de glamur, que él abandera desde su negocio de alta perfumería

25 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay a quienes les cuesta vivir una vida y hay quienes, como David Gigirey, viven tres vidas en una cuando no han cumplido los 40. Y en esa vida cabe tanta gente conocida que resulta muy difícil seguir su conversación sin interrumpirlo para que cuente y cuente. En cinco minutos salen a flote Angelina Jolie, Nicole Kidman, Alberto de Mónaco, su mujer, Charlene, y las Navidades en casa de Lolita Flores. Así que para poner un poco de orden y mantener todo el glamur que David le impregna a todo, tenemos que remontarnos a su adolescencia coruñesa en esta singladura que él inicia subido a un barco, en un mar que lo ha traído y llevado tantas veces a su ciudad.

«Soy un chico de Coruña que siempre ha querido crecer, soy muy curioso y eso ha hecho que me rodease de gente que se mueve mucho», se define para confesar que pasó una infancia difícil, con una adolescencia marcada por las depresiones hasta que a los 16-17 arrancó su primera «vida». «Me metí en la organización de míster y miss Coruña, y para elegirlos la gente tenía que votar a varios candidatos en el programa Supermartes de TVG; a partir de ahí, con el dinero que gané, me fui a Madrid para trabajar en Globomedia en varias series. En ficción siempre he estado colaborando en el departamento de estilismo, y así fue cómo empecé a trabajar en Los Serrano. Después estuve un tiempo en Antena 3», resume David, que inevitablemente tiene que ponerle un nombre a la persona que hizo que su mundo girase 360 grados: Angelo Trull.

«Estando en Madrid, me llamó un productor que quería organizar un concurso, El rostro más bello, y necesitaba contactos de gente joven. Hablamos y me invitó a asistir a la presentación de una película de Harrison Ford y Calista Flockhart, K 19. Me fui a la première y allí conocí a Angelo, que venía con la comitiva de Estados Unidos del filme. Angelo era un señor con muy buena planta. Charlamos mucho, y en un momento dado me dijo que si quería llegar a algo, tenía que dejar Madrid e irme a Los Ángeles», relata David. La cosa quedó así, hasta que unos meses después decidió coger el teléfono y lanzarse a la aventura con Angelo en Estados Unidos. «Yo no sabía nada de él, pero no me daba miedo —explica—, no tenía nada que perder, tal vez hoy no lo hubiera hecho, pero entonces, con menos de 20 años, sí. Y estoy muy contento de haberlo conocido, porque Angelo ha sido el amor de mi vida».

David y Angelo, en una imagen del 2013 en A Coruña
David y Angelo, en una imagen del 2013 en A Coruña Manuel Marras

EL AMOR NO TIENE EDAD

En ese momento David solo sabía que Angelo era mayor que él y que tenía «muy buena planta», como dice, pero después se enteró de que era un modelo famosísimo, que había participado en alguna película de Woody Allen y que, además, era relaciones públicas de Versace y miembro de la Academia de Hollywood. «Tenía absolutamente todos los contactos y acceso a todos los eventos, incluidos los Óscar», cuenta David. La diferencia de edad nunca fue un problema —Angelo le llevaba 40 años—, y durante ese tiempo vivieron intensamente una etapa que David fecha como «su segunda vida». Fiestas, cenas, viajes y mucho amor llenaron un tiempo glamuroso que la pareja pasó básicamente en Los Ángeles, aunque Angelo también tenía casa en Madrid. «Los viajes a Asia Pacífico los hacíamos desde Estados Unidos, y los viajes a Oriente Medio desde Madrid», aclara David, que reconoce que, pese a tener una calidad de vida buenísima, llegó un momento en que en Los Ángeles no vio futuro. «A los dos años sentí que era una vida vacía, yo no quería ser actor y necesitaba enfocarme en algo; pensé en regresar a España, pero tenía que venirme con algún proyecto en la mano». Fue entonces cuando en Los Ángeles se fijó en la línea de maquillaje Kevyn Aucoin, muy conocida allí, porque ya maquillaba a mucha gente en los Óscar, pero no aquí. «Se lo comenté a Angelo y nos pusimos a ello, nos fuimos a Nueva York y finalmente entramos en una sociedad, una joint venture, para traer la firma a España. Fue un momento en el que Janet Jackson entró también con su dinero, invertía en acciones, en la misma marca».

David trabajó desde ese momento en la estética y perfumería de nicho, «nunca de gran consumo», y en esos años con Angelo tuvo acceso a un mundo de lujo y estrellas. ¿Quién te sorprendió más?, le pregunto. Y enseguida hace memoria de una lista interminable. «Recuerdo en Madrid, en el Ritz, que de pronto Angelo se levanta y se pone a hablar con ¡Pierce Brosnan! Me impactó. En unos carnavales conocí a Sophia Loren, una mujer con una presencia magnética; y también tengo grabada una imagen en los Óscar. De pronto me giré y tenía a un lado a Nicole Kidman, y al otro, a Angelina Jolie. Me quedé hipnotizado», se ríe David.

Él y su pareja eran habituales en ese tiempo también del Baile de la Rosa, en Mónaco, una cita a la que acudieron en varias ocasiones. Allí compartieron tiempo con Tsa Tsa Gabor, y David conoció al príncipe Alberto y a su mujer, Charlene. «Él es muy agradable, muy cercano, y ella me dio mucha pena, porque estaba totalmente aislada de la familia Grimaldi. Carlota, la hija de Carolina, me pareció una niña muy prepotente, tenía una actitud muy altiva», recuerda. De esa vida sacó una lección, que Angelo siempre tenía en la boca: «Hay que disfrutar de las cosas buenas, pero no te puedes dejar deslumbrar, tienes que saber que ese mundo no es el tuyo». «Angelo siempre tuvo los pies en el suelo, trabajaba, no bebía, y sabía retirarse en el momento justo», rememora David, que recuerda todo lo que le sorprendía de él. «Angelo cogía aviones como taxis. Un día en Madrid me dijo que quería cortarse el pelo, y yo le recomendé una peluquería. Entonces me contestó: ‘No, no, a mí siempre me corta el pelo fulanito en Los Ángeles, y así, sin más, cogió dos billetes de avión y nos fuimos a que se cortara el pelo a Estados Unidos».

La tercera vida de David comenzó cuando Angelo se puso enfermo. «Estábamos en Madrid, le dio un infarto, que se le complicó con una septicemia, y los médicos me dijeron que llamara a su familia». Desde ese momento todo se torció y David vivió otro calvario. «Sus hermanas se lo llevaron a Tenerife y no me dejaron verlo ni tener contacto más. Tengo audios en el teléfono de Angelo desesperado llorando, es un episodio muy triste, yo llegué a pesar 58 kilos, fue durísimo, no podía hacer nada, en plena pandemia», revela David, que perdió a Angelo el 15 de diciembre del 2021. «Al final las hermanas también se enfrentaron, porque solo una de ellas se quedó con toda la herencia. Angelo tenía mucho dinero y al principio creían que se la iban a repartir las dos», explica para aclarar que su fortuna fue la vida que disfrutó a su lado durante 15 años.

En medio de esto, David hizo un polígrafo con Conchita pero salió pitando de Telecinco («esa es otra historia») y ahora está dedicado a su negocio de perfumería en A Coruña. «Encontré un local en la calle Betanzos y trabajo cosmética de vanguardia. Son marcas que invierten en principios activos, son como el Rolls Royce de la perfumería, aunque no todas tienen precios elevados. Son perfumes que se crean con ingredientes puros», indica, mientras me cuenta sus Navidades en casa de Lolita. «Tenemos amigos en común, y pasé el 24 con ellos. Con Elena, con Guillermo, y con Loles León, son muy cariñosos, gente normal y corriente», se ríe. Claro que lo normal, para David, es siempre lo extraordinario.