«De una playa limpia como Riazor sacamos 33 kilos de basura en una hora»

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El malagueño Nacho Dean acaba de estar en Galicia con la expedición La España Azul, el proyecto científico y divulgativo con el que está documentando el estado en el que se encuentran nuestros ecosistemas marinos del litoral español

24 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Si bien la vuelta al mundo caminando fue el reto personal de un joven aventurero que dejó todo, su trabajo, su casa, su familia, sus amigos, incluso esos miedos, que, a veces, nos impiden realizar proyectos fuera de lo normal, para embarcarse en la aventura de su vida, este proyecto, que hizo sin patrocinadores y por su cuenta y riesgo, le abrió una puerta profesional. Se empleó a fondo por trasladar, con todos los medios a su alcance, su conocimiento y experiencia, no solo desde el punto de vista medioambiental, sino también vital, algo que puede servir para que otras personas se atrevan a dar un cambio en sus vidas, y esto le valió una nominación a los Premios Princesa de Asturias, la medalla de su ciudad natal, y otros tantos reconocimientos. En la siguiente aventura, en la que gracias a la visibilidad de sus méritos, ya hizo respaldado, quiso dar un paso más, y lanzarse al mundo audiovisual. De hecho, prepara un documental sobre la expedición, y también quiso adentrarse en el mundo anglosajón impartiendo conferencias.

 Con este afán de superación siempre presente, la tercera aventura tenía que ir más allá. La España Azul es la primera expedición científica y divulgativa navegando a vela alrededor de España. Formada por diez personas, la mitad en tierra y la otra en el barco, partió en septiembre del año pasado del País Vasco, acaban de terminar la costa gallega, y durante diez meses estarán recorriendo el litoral español, incluyendo las islas Canarias y las Baleares, para documentar el estado en el que se encuentran nuestros ecosistemas marinos, poniendo el foco en la contaminación por plástico. «He puesto en marcha este proyecto en un ámbito más cercano, porque creo que cuando cuentas cosas que todos conocemos, que están en nuestro entorno, es más fácil pasar a la acción. Si hablas de Australia, Alaska, Siberia, la Antártida... son zonas muy exóticas, pero que nos quedan un poco lejos. Cuando te hablan de las Rías Baixas, de la Costa Brava o del cabo de Gata es más fácil llamar la atención», señala Nacho, que durante el mes de diciembre ha estado por Galicia.

A su paso por la costa gallega la expedición llevó a cabo un muestreo científico en las playas de Riazor, Covas (Viveiro) y las islas Cíes así como en la desembocadura del río Miño. «A simple vista, en esas muestras, ya se ven plásticos, aunque todavía tienen que ser analizadas en el laboratorio con una lupa, toda esa información hay que volcarla en un informe. Pero ya se ve, aunque cuando te llevas las manos a la cabeza es cuando haces los muestreos de playas, que a primera vista pueden parecer limpias, o incluso estamos hablando de parques naturales, y después de una hora y media, haciendo un barrido con 40-50 voluntarios, sacas 40 kilos de basura».

No habla de Alaska, sino de la playa del Orzán-Riazor en A Coruña. En sesenta minutos, sacaron concretamente 33 kilos, «y es una playa limpia». Nacho asegura que los residuos que se encontraron son típicamente urbanos. «Más de 900 colillas de tabaco, y eso que está prohibido fumar, vasos de plástico, típicos de calimocho, de botellón; muchos artículos de higiene personal, toallitas, compresas, que se deben de tirar al inodoro pensando que es una papelera, y todo lo que se echa por el váter va a parar al mar... También objetos de pesca, sedales, restos de cabos, de cuerdas, auténticas marañas...». En la playa de Covas, Viveiro, donde juntaron 45 kilos de basura, principalmente aparecieron objetos derivados de la pesca.

El problema del plástico

Los ojos se van abriendo como platos, cuando relata lo que se encontraron en las islas Cíes, en el Parque Nacional das Illas Atlánticas de Galicia. «Recogimos 31 kilos de basura en una hora. 57 botellas, 18 pajitas, 178 bastoncillos de las orejas, muchos fragmentos de plástico, porque al descomponerse se degrada en partículas más pequeñas, y ese es uno de los grandes problemas, que pasan a formar parte de la cadena trófica. Peces y tortugas se los comen confundiéndolos con alimentos, y nosotros comemos esos plásticos», señala Nacho, que añade que se trata de una expedición colaborativa por eso van cambiando de barco en cada comunidad. Explica que a nivel logístico es preferible contar con un patrón local, que conoce mucho mejor el entorno, y además, es una ventaja no tener que retornar el barco al punto de partida. «Lo que queremos es sumar fuerzas, amplificar el mensaje, así que cuantas más personas, instituciones y empresas se impliquen, mejor. El objetivo es que sea una acción global, si queremos tener éxito o ser efectivos en el cuidado del mar es necesario que se impliquen todos los sectores de la sociedad, no solo nosotros como consumidores».

En la playa de Rodas recogimos 178 bastoncillos de las orejas"

En esta ocasión, la acción está respaldada por el Ministerio de Transición Ecológica y la Universidad de Cádiz, que es la que se ha hecho cargo de implementar todos los protocolos, instrumental, equipo, así como de proporcionar el laboratorio en el que se analizarán las muestras. 

Con un objetivo en mente

Mientras no llegue ese momento y analicen los datos, no tendrán conclusiones, pero adelanta que la costa gallega está afectada, «que no hay un rincón que no se libre de la contaminación marina». «El fin es elevar esta expedición y este informe a un primer nivel de autoridades públicas y políticas. Mi objetivo es que se declare el 30 % de nuestros mares áreas marinas protegidas. Usar la legislación como herramienta de protección». ¿Qué conseguiríamos? ¿Evitaríamos que los plásticos sigan llegando a las playas? «Todo esto tiene que ir de la mano de unas políticas de gestión de los parques naturales, todo lo que sea vía terrestre estaría más gestionado. En paralelo, una vez que hemos identificado qué productos u objetos son los que más aparecen en las playas, en el mar, hay que ir a la raíz del problema. Nuestro objetivo no es estar limpiando las playas infinitamente, sino cerrar el grifo. Ir al sector pesquero, al de los objetos relacionados con la higiene y la sanidad, al de los refrescos, al de los embotellados, y a través de la legislación regular esas malas prácticas. Por ejemplo, promover el uso de envases retornables, ¡claro que sale más barato fabricar botellas de plástico a diestro y siniestro!». Nacho insiste en acudir al sector de la pesca, «concienciarlos de que son los primeros beneficiados de un mar sano, porque se están quedando sin peces». Alude a que hay estudios que dicen que de aquí al 2050 va a haber más plástico que peces en el mar.

Otro pilar de la expedición es la divulgación. En su periplo por España, este mes están en las islas Canarias, también realizan actividades para acercar la ciencia a la ciudadanía. Tanto las limpiezas en las playas, donde recurren a voluntarios locales, como charlas en colegios, universidades y empresas. También invitan a personas al barco para que vean de primera mano la labor que están realizando. Y es que, como bien dice: «Estamos convirtiendo el planeta en un basurero y esto hay que regularlo». Él ha dado el primer paso.