Mercedes Bermejo: «Los niños deberían leer con los padres media hora al día»

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El hábito de la lectura debe empezar en edades muy tempranas, a partir de los 2 años. La directora de la editorial Sentir te da las claves para establecer estas rutinas diarias con tu hijo y «sin presión»

22 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Muchos niños sufren los problemas de no tener hábito de lectura. Las repercusiones no son solo académicas, también afectan al campo del razonamiento y de la autoestima. La directora de la editorial Sentir y psicóloga especializada en infancia, Mercedes Bermejo, nos da las claves para adquirir un buen hábito de lectura. 

1 ¿Por qué es importante leer con niños antes de que aprendan a hacerlo ellos solos?

La lectura tiene muchos beneficios en todas las etapas evolutivas, pero sobre todo en la infancia. Desarrolla las habilidades de lectoescritura y promueve el hábito de leer de cara al futuro, además de las capacidades intelectuales del menor como la memoria, la imaginación, el lenguaje, el razonamiento abstracto... el niño amplía el conocimiento del mundo que le rodea y también de su mundo interno. Pero, además, es importante porque promueve su autoestima y ayuda a desarrollar competencias emocionales propias. Y fortalece el vínculo entre adultos y menores. Cuando un niño está disfrutando de la lectura estimula las conexiones neuronales, las sinapsis, y genera una mayor madurez cerebral.

2 ¿Quiere decir que los niños que leen con sus padres maduran antes que el resto?

Un niño con un buen hábito de lectura tiene un buen pronóstico de mayor desarrollo intelectual y va a adquirir una serie de recursos, de competencias y de conocimientos, que le van a ayudar en su desarrollo, en sus interacciones y, por supuesto, en su calidad de vida.

3 ¿Y a la inversa?,¿qué carencias se pueden detectar en un menor que no lee?

Cuando un niño es privado de los cuentos, en la etapa del pensamiento mágico, es probable que, de alguna manera, no desarrolle ciertas habilidades o ciertas áreas cerebrales que tienen que ver con la memoria, el razonamiento, el lenguaje, la imaginación... Es decir, que ciertas capacidades intelectuales se van a ver mermadas como consecuencia de la falta de lectura. Además del entrenamiento para etapas posteriores.

4 ¿Cuál es la mejor manera de lograr que un menor lea?

Me gustaría hacer hincapié en la importancia de que a edades tempranas la lectura sea compartida por un adulto, pero siempre desde el afecto. Y que transmita calma en el proceso. Porque hay veces que supone una imposición, un castigo. Lo que hay que lograr es que sea una actividad lúdica, sin presión. Y que ellos hagan una elección, que sepan elegir los cuentos y las temáticas que no les gustan. Por eso animo a que visiten bibliotecas o librerías. Y luego, que el adulto lo acompañe en la imaginación y creatividad que brinda cada una de las páginas, que se compartan las emociones que van encontrando y empaticen con los personajes a lo largo de la lectura.

5 ¿La presión puede ser contraproducente?

Claro. Desde los 2 años ya se puede iniciar en la lectura con cuentos adaptados donde se ven imágenes y les van poniendo nombres y señalando con el dedito. Se va estimulando al niño. Y se va a generar una asociación agradable. Si la lectura termina siendo un momento de crisis, de enfado, de castigo... Al final se hace una asociación de que la lectura es algo desagradable.

6 ¿Cuánto tiempo se debería dedicar a la lectura?

Cuando estamos leyendo es impresionante el esfuerzo que hace nuestro cerebro y la estimulación que produce. No hay nada que se le pueda semejar. Y si esto se hace con afecto, con cariño, también se estimulan todas las áreas del sistema límbico, del disfrute, y es fundamental. En cuanto a los tiempos, por lo menos media horita al día, pero de lectura libre. Que el niño elija el libro y sea acompañado por un adulto. Conviene hacerlo al menos 30 minutos al día y de manera que sea como un juego literario.