El New York Café Budapest, con una lujosa decoración y un suntuoso menú, es un festín tanto para la vista como para el paladar
24 nov 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Situado en los bajos del New York Palace Hotel, este exclusivo espacio es ideal para disfrutar de una experiencia única tanto en el desayuno, a la hora del brunch, para comer o incluso para una cena romántica. En sus principios, el majestuoso edificio de cuatro plantas albergaba la sede de la New York Insurance Company. Corría el año 1984 cuando el famoso café se convirtió en el centro de la vida literaria y artística siendo el punto de encuentro de escritores, poetas y artistas.
A pesar de que el café fue introducido en Hungría por los turcos en el siglo XVI, no es hasta la fundación del Imperio Austrohúngaro en 1867 cuando empieza a ponerse de moda la cultura del café, comenzando en Viena y extendiéndose finalmente hasta Budapest. Se estima que por aquel entonces abrieron unos 500 cafés, y en palabras del crítico gastronómico húngaro Andras Jokuti, «no eran precisamente un lugar para ricos, eran el punto de encuentro para los artistas pobres». Estos trataban de escribir poemas, cartas o pintaban cuadros para que las personas con posibilidades se las cambiaran por platos del menú. Para muchas personas, más que un café, es el punto donde comenzó la literatura moderna húngara. De hecho, el papel y la tinta estaban a disposición de todos estos artistas de manera gratuita e incluso les proporcionaban un «menú de escritor» con descuento. La clientela se sentía tan cómoda que se cuenta que el escritor Ferenc Molnár tiró la llave de la puerta al Danubio con la intención de que estuviera abierto todo el día.
Las dos guerras mundiales y el período comunista hicieron que el café acabara en ruinas. En el 2001 cerraron todo el edificio para acometer una serie de reformas a cargo de una cadena de hoteles italiana, para reabrir en el 2006 conservando su estilo original. Actualmente, el edificio alberga el lujoso hotel Anantara New York Palace, con 185 suites y habitaciones, al más puro estilo de la Belle Époque europea.
MÁRMOL Y ESTUCO
Su localización es ideal para explorar el corazón de Budapest y nada más atravesar el portal, con sus columnas de mármol, sus estucos y las imágenes pintadas en las paredes nos trasladamos a la época dorada del Imperio Austrohúngaro. Pero el café no ha perdido ni un ápice de la esencia que le llevó a ser el más bonito de Europa. Hoy en día es uno de los sitios que se ha de fotografiar de manera obligatoria si se visita Budapest, y por supuesto, tomar un café sumergiéndonos en el estilo renacentista con la música de piano de fondo. También podemos deleitarnos con su gran variedad de tartas, dulces o platos de autor. Esta atmósfera exclusiva también es asequible, a pesar de que el incremento del turismo en Budapest ha hecho que se haya puesto económicamente al nivel de otras ciudades europeas.