Mabel Lozano en Galicia: «El proxeneta 2.0 es joven, se mueve por TikTok y puede ir a tu lado en el tren Madrid-Santiago»
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La escritora y directora de cine acaba de presentar en Santiago la novela «Ava», sobre la historia real que le dio el Goya al Mejor Cortometraje Documental
30 nov 2025 . Actualizado a las 17:44 h.Luz de aviso de los cinturones de seguridad. Llegando a El Dorado de Bogotá. En breve estaremos en Colombia, en el barrio de Santa Fe, si vamos de la mano de Ava, la protagonista de la primera novela de Mabel Lozano (Toledo, 1967), que esté jueves ha visitado Santiago para presentar una cruda y sobrecogedora historia. La pasión por el testimonio real, por la denuncia de las nuevas redes y perfiles de exploración sexual y trata de mujeres, ha llevado a la escritora, productora y guionista, distinguida con dos Goyas, además de diversos premios internacionales, a vestir de ficción una sórdida realidad a la que ella lleva veinte años mirando a la cara. Y no solo, Lozano mira también allí donde se esconde el proxeneta y el consumidor de sexo más inadvertido y sutil. Pero Ava (premio Letras del Mediterráneo) no es una historia solo de terror, sino de esperanza, amor, coraje, resiliencia y sororidad.
-¿Por qué aborda ahora desde la ficción algo que había tratado de forma directa en otros casos, como en el corto documental del mismo nombre que esta novela, premio Goya, o en «Pornoxplotación», serie documental donde desnuda la industria actual del porno?
-Para llegar a más gente y a gente más joven. El ensayo llega, en general, menos a los jóvenes. Y luego está inspirada la novela en una historia real, que es la de Ava, que yo he contado en ese corto que ganó un Goya, pero es también una novela inspirada, en realidad, en cientos de casos reales que me han ocurrido durante los últimos 20 años. En la novela el suelo está mucho más bajo y el techo también. Si escribes ensayo, es 1983, no «la década de los 80». Esto me permitía contar de otra manera una realidad en la que estoy muy documentada: proxenetismo, trata 2.0, barrio de Santa Fe... Son muchas cosas con las que llevo trabajando dos décadas.
-¿Todavía nos cuesta entender qué significa la vulnerabilidad de las niñas y las mujeres?
-No te lo tendrías que llevar siquiera a la vulnerabilidad de las mujeres, porque la vulnerabilidad no es patrimonio de las mujeres. Vulnerabilidad son situaciones que determinan que una persona sea vulnerable. Una mujer per se no es vulnerable. Yo no soy vulnerable, y no creo que tú, por el entorno, lo seas. ¿Qué te hace ser vulnerable? Tener una discapacidad o nacer y vivir en un sitio donde no tienes ninguna oportunidad. Pero esto también les pasa a hombres, vemos a subsaharianos recogiendo debajo de los invernaderos a 40 grados en verano los tomates porque vienen de entornos donde no tienen trabajo ni oportunidades, y no pueden dar de comer a sus hijos.
-Pero la explotación sexual se ceba con las mujeres...
-Si hablamos del campo donde más se explota la vulnerabilidad de las personas, en la la explotación sexual mayoritariamente son mujeres, niñas. Pero no porque las mujeres llevemos la etiqueta de vulnerables por ser mujeres. ¿Qué te hace vulnerable? Dónde naces. Ava nace en el barrio de Santa Fe, donde hay asesinatos por encargo, droga, todas mafias de Venezuela que entran con las mujeres están ahí... Mujeres desplazadas por el conflicto armado. Ella, Ava, nace ahí, de su padre, que es su abuelo. El mismo tipo que viola a su madre la quiere violar a ella también. Ella nace vulnerable total, en medio de la violencia, sin posibilidad de ir al colegio ni oportunidades desde que abrió los ojos a la vida. No tiene acceso a la educación, a la sanidad. Y además presenta una enfermedad mental. Pero es que la falta de vínculos afectivos, la proximidad a las drogas, etc., generan enfermedades mentales. Cuando una mujer sale del sistema prostitucional, puede estar con un embarazo no deseado. Sí. Pero nadie te dice «con esquizofrenia o trastorno de la personalidad»; es decir, con enfermedades mentales que la van a discapacitar toda su vida.
-¿Están aún muy estigmatizadas estas enfermedades?
-¡Hombre! A mí la madre de Ava me lo dice. Sufres depresión y te consideran una vaga que no quiere hacer nada, cuando esa persona lo que quiere, por el dolor, es tirarse por el balcón. Se estigmatiza a la persona que lo sufre. En Ava me ves a mí como documentalista. Esta novela no se hace mirando en Google. O puede, pero no sentirías que estás en la casa de una monja oblata o en el piso de una mujer que está siendo explotada. Yo llevo dos décadas trabajando a pie de calle, y he estado en todos esos sitios.
-¿El porno, la explotación sexual y la ciberdelincuencia relacionado con esta se mueve y funciona hoy de manera muy diferente?
-Ten en cuenta que la prostitución no es un delito en ninguna parte del territorio español, pero cuando está vinculada a la explotación sexual y a la trata sí lo es. Muta a gran velocidad. Cuando la ley se mueve, estos llevan mil años trabajando de manera impune. El mundo del proxenetismo lo conozco, y estos son otros proxenetas.
-¿Cómo son los proxenetas de hoy?
-Son intermediarios en el mundo digital, tipos que han estudiado, son jóvenes, formados, colegas de las chicas. Están constantemente buscando a las chicas. ¿Dónde? En TikTok, en YouTube, en Intstagram... Los proxenetas antiguos mandaban a los cazadores a los lugares de origen de las mujeres, ahora les basta con moverse en TikTok. Esa chica de Nigeria que está contando en directo: «Soy pobre, qué caro está esto, me quiero ir a España...». Él la ficha, empieza a hablarle y mandarle regalitos y al final la secuestra y se la trae a España. Solo con tirar del hilo de lo que ella cuenta en sus directos de las redes sociales. El que no quiera ver que es un peligro que su hija de 8 años tenga un móvil con acceso libre... Es un peligro aquí y en todas partes. Ava representa toda esa forma de explotación vanguardista, pero su historia no es el túnel del terror. Es también una historia de amor. De resiliencia. De cuidados. De permanecer. Cuidar es permanecer sin juzgar, sin caer en pensar que el otro debe cambiar.
-Hay un pilar importante en la familia de María, que adopta a Ava, y es su madre, feminista, una madre que recomienda a sus hija leer a Virginia Woolf.
-Mi madre era feminista, pero no una feminista ilustrada. Una mujer de pueblo que hizo lo más importante: educar a sus hijos en igualdad. A mí nunca me hizo ponerle el pan a mis hermanos. Mis hermanos hacían la cama, como yo. En mi casa había pistolas y muñecas para todo el mundo. Yo jugaba con las pistolas y mis hermanos con las muñecas. Mi madre tuvo claro que yo tenía que hacer motocross con mis hermanos. Ella nos dio a todos las mismas oportunidades, pero sin el discurso feminista. María viene de un mundo distinto: su madre es maestra, su padre es ingeniero. Ava llega a un entorno privilegiado, no son ricos, pero sí cultos, ilustrados, con gusto por el cine y el arte, con pensamiento crítico y educación sexual. A Ava desde el primer momento en que se vino le dicen «vulva» y «pene», y yo voy a los institutos y veo que no se nombran, que de dice «pilila», «culito de delante», «chirlita»... Esto es así. Nadie habla con los chavales, con normalidad, de sexualidad. Como los padres no son referentes en esto, el porno se convierte en referente. Y sobre el porno no vamos a decir nada que tenga que ver con la moralidad; no tiene nada que ver con eso. El porno se reproduce en las manadas en la calle.
-No todo el mundo es libre de elegir.
-No, no todo el mundo. Hay gente que no tiene las herramientas que le hacen libre para elegir.
-Sorprende la variedad de perfiles y todas las ramas por la geografía española que tiene el negocio de la explotación sexual. Galicia es uno de los puntos de referencia, leemos en la novela. ¿Es así?
-Es así. La patronal del proxenetismo se conoce. Entre ellos se conocen todos y se intercambian mujeres. Una mujer no está en un club 15 o 20 años. ¡No la compraría nadie! Se las intercambian y ahora está el sistema de plaza, que son 28 días. Es decir, ellas están 28 días en este club, 28 en el otro y 28 en otro... El demandante quiere carne fresca, que la misma ya la tiene en casa. No puedes tener siempre a las mismas mujeres en un club. Las ramificaciones son así, la delincuencia monta sus redes. Y los delincuentes están ahí al lado. El proxeneta 2.0 parte desde Galicia, tiene contactos con toda España, luego se establece en Valencia y cuando les cierran ahí el chiringuito se va a Málaga. Son proxenetas muy especiales, porque desprecian al consumidor de sexo de pago. El antiguo era colega del cliente, le invitaba a copas y le hacía la pelota. Estos en realidad desprecian a los hombres capaces de perder su estatus por la bragueta. En muchos casos, utiliza a las mujeres para extorsionar a los clientes. Es un proxeneta muy vanguardista y muy diferente. Son villanos sin ningún tipo de empatía. Un villano joven, tecnológico, formado y con cero empatía por hombres y mujeres.
-¿Este negocio mueve 160.000 millones de euros anuales en el mundo? Es curioso, porque en teoría parece nadie conoce a un proxeneta ni a gente que paga por sexo...
-Sí. No lo digo yo, lo dice la Oficina de Trabajo de la OIT. Tú al proxeneta puedes tenerlo al lado en el tren, en un trayecto Madrid-Santiago. Es un chaval normal, no tiene signos externos de esa brutalidad.