Contigo pan y (sopa de) cebolla
Este clásico del recetario francés lleva años calentando a ricos y pobres, y es popular por ser el plato preferido de los parisinos para acabar una noche de juerga
Hemos elegido la frase del refranero español para titular esta elaboración de la típica sopa de cebolla francesa, ya que pasó de ser un plato humilde, a estar presente en las mesas palaciegas y de la alta burguesía, gracias a Estalisnao Leczinski, rey de Polonia y suegro de Luis XV. El refrán se refiere a que el amor prevalece sobre la riqueza y la pobreza en una pareja; lo mismo que la sopa de cebolla, que ha calentado a ricos y pobres durante buena parte de la historia. Cómo escribió Alejandro Dumas, «Era una sopa muy querida de los cazadores, gente de mala vida y venerada por los borrachos». En 1826 Francia decreta que todos los domingos se coma sopa de cebolla. Seguramente de ahí viene la costumbre parisina de acabar las juergas nocturnas con esta reconstituyente preparación. Y más aún cuando se alarga la noche del sábado.
- 2 cebollas grandes
- 50 gramos de mantequilla
- 1 cucharada sopera de harina
- 1 vaso pequeño de vino blanco
- 1 litro de caldo de carne
- 12 rebanadas de pan de baguette
- 100 gramos de queso gruyère rallado
Comenzamos derritiendo la mantequilla en una cazuela y pochando la cebolla cortada en juliana muy fina durante 20-30 minutos. El fuego debe estar suave para que no se llegue a pochar.
Transcurrido este tiempo aumentamos el fuego y echamos la cucharada de harina para conseguir una roux, es decir que se tueste sin llegar a quemar. Inmediatamente añadiremos el vino y en cuanto evapore un poco, el caldo de carne.
Lo dejamos hervir a fuego suave durante unos 20 minutos.
Para la presentación, llenamos un cuenco apto para hornear sobre el que depositamos tres rebanadas de pan tostado previamente y un poco de queso. Gratinamos hasta que el queso comience a dorarse.
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