
Miércoles, 12 de Junio 2024, 14:00h
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Primero, fue Gutenberg: después, la mecanografía; y, por último, la electrónica: tres momentos cruciales de la inevitable desaparición de los textos escritos a mano, los últimos testigos de una relación preciada entre la mente y las letras, entre los estados del alma –y del cuerpo– de un autor con su escritura. El museo de Cartas y Manuscritos de París es el guardián de estos tesoros. Y su buscador: «Nuestros equipos recorren el mundo en busca de manuscritos olvidados o perdidos», explica su presidente, Gérard Lhéritier, quien ha rescatado de sus colecciones (son más de 7000 piezas) unas 200 cartas escritas por 40 pintores entre 1800 y 1950.
De Ingres a Chaissac, de Géricault a Salvador Dalí... un compendio de todas las caligrafías más ‘artísticas’ del mundo que en estas epístolas revela no pocos caracteres de sus autores. Claude Toffart-Derreumaux, presidenta de la Agrupación de grafólogos asesores de Francia, ha aceptado el desafío de desentrañarlos. Lea.