Hemeroteca (1977) | Gloria resucitó un mes después de que la mataran

Antonio Garrido Viñas
antonio garrido VILAGARCÍA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

MARCOS MIGUEZ

Un hijo de la «víctima» encontró a su madre poco después de gestionar el traslado de su cadáver, que había sido identificado erróneamente, y su aparición en A Laxe causó pánico al creer que era un fantasma

17 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Todo arrancó de la peor manera. Un Seat Seiscientos atropelló el 20 de septiembre de 1977 a una mujer en la avenida de Gran Canaria, en A Coruña. El golpe fue prácticamente letal y, pese a que la víctima fue trasladada a un hospital coruñés, falleció en el centro poco después debido a las graves heridas que había sufrido. Hasta ahí, nada extraordinario porque basta con echar un vistazo a la hemeroteca para comprobar cómo los atropellos mortales eran más que habituales y formaban parte prácticamente del día a día de las páginas de La Voz de Galicia en los años 70 del pasado siglo. Este caso, sin embargo, era especial porque no había manera de saber quién era la mujer fallecida, así que inspectores de la Primera Brigada de Investigación y del Gabinete de Investigación se pusieron en contacto con el periódico, al que facilitaron una fotografía de la muerta para ver si alguna persona podía dar algún dato sobre ella. La descripción que se aportaba era la siguiente: «Representa unos 65 años, tiene una estatura de 1,40 metros, es de complexión delgada, pelo canoso, largo y liso; cara redonda con mentón saliente y nariz chata».

Y surgió la magia del periódico. Una hermana la reconoció como Gloria Otero López, natural de A Laxe (Vilagarcía) y de 65 años. De hecho, tanto la hermana como otros familiares se trasladaron a A Coruña para hacerse cargo del cadáver. Sin embargo, cuando llegaron ya había sido enterrado en la fosa 488 departamento cuarto del cementerio coruñés. La policía les mostró la fotografía de la muerta y ellos testificaron que el retrato era el de su parienta, por lo que se extendió el correspondiente certificado de defunción y se grabó su nombre en la lápida. «Volvieron luego a Vilagarcía vistiendo el luto de costumbre», contaba la noticia de La Voz.

Mientras tanto, en Vigo fue la Policía Gubernativa la encargada de localizar al hijo, que pese tener su residencia en Combarro se encontraba trabajando en la ciudad olívica y que se trasladó de urgencia a la capital herculina, se dirigió al cementerio y se desmayó delante de la tumba de su madre. Cuando se recuperó se dirigió al negociado de cementerios para solicitar el traslado de sus restos y después decidió regresar a Vilagarcía.

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Y a partir de aquí arranca el increíble desenlace de la noticia, perfectamente descrito por el corresponsal de La Voz en Vilagarcía: «Cuando pasaba a la altura de Ordes, acordándose de una familia que había atendido a su madre, detuvo su coche para comunicar a sus amigos la nueva. Al llegar allí, sus amistades quedaron extrañadas al verle de luto. Víctor les dio que su madre había muerto en A Coruña atropellada por un coche. Como respuesta, obtuvo una frase que le dejó de piedra: ‘No puede ser, puesto que tu madre asistió ayer al entierro de la mía, conocida como Serafina A Carniceira, y ahora está en Oroso. Preso de gran nerviosismo, el hijo de Gloria Otero salió disparado hacia Oroso encontrando a su madre llena de salud y produciéndose las lógicas escenas emotivas».

«Sustos y estupores»

Quedaba solo deshacer el entuerto en A Laxe. Y hasta allí se desplazaron madre e hijo. Su llegada no pasó desapercibida, según contó La Voz. «Hubo momentos de confusión al ver a Gloria con vida. Particularmente, en un conocido establecimiento llegaron a pensar que se trataba de una aparición y hubo no pocos sustos, estupores y expresiones supersticiosas. Luego, con los ánimos más calmados, todo fueron felicitaciones para la familia Otero López, que tan amargas vicisitudes hubieron de pasar», relataba la noticia.

Pero claro, con la resurrección de Gloria voló la indemnización que la compañía de seguros del conductor del vehículo había ofrecido a Víctor, y que era nada menos que un millón de pesetas, según la información de La Voz. También se anuló, obviamente, el funeral que iba a celebrarse en la capilla de A Laxe. La verdadera muerta siguió sin identificar y hubo que romper los certificados y los documentos de traslado, apuntaba el periódico.