Si echamos la vista atrás, la Navidad se ha ido adelantando a más velocidad que el cambio climático
26 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Reconozco que siempre me ha invadido esa alegría infantil de ver las lucecitas, los árboles y los adornos cuando llega diciembre. No llego al extremo del alcalde Caballero, pero en general hasta ahora mi lado optimista se acentuaba a medida que se iban acercando las fechas navideñas. Sin embargo, desde que me tengo que comer el turrón en la piscina empiezo a aborrecerla. No es una imagen metafórica esa de los 30 grados y el Suchard en la mano, porque hay ejemplos gráficos de que algunos pujan por ser esos pequeños duendecillos que entran de primeros en el súper para hacerse con el turrón cuando aún nos aprieta el sol de septiembre.
Si echamos la vista atrás, la Navidad se ha ido adelantando a más velocidad que el cambio climático. Cuando yo era pequeña llegaba a mediados de diciembre, pero poco a poco ha ido ganando terreno y arrancando a velocidad hojas del calendario para ganar tiempo. Hace 20 años los comercios empezaron a animarse y nada más llegar el 2 de noviembre, justo después del Día de Difuntos, ya teníamos toda la decoración navideña a la vista. Pero ahora empieza a ser Navidad todo el año. O esa es la sensación que tenemos algunos. Mientras quitan las luces de Vigo ya hay que ir pensando en ponerlas de nuevo. Y en Coruña, como en tantas otras ciudades, las grandes cadenas ya han arrancado su temporada. Esta misma semana los que lo deseen pueden ir a comprar adornos, jerséis navideños, bolsas de regalos y cualquier cosa que se les antoje en Marineda. Cuando todavía no ha llegado Halloween, al lado de los disfraces monstruosos, Papá Noel sonríe en octubre como si nada. Pero a mí se me ha puesto el morro torcido de tener esa ansiedad de correr a por todo. Lo único bueno es que en diciembre ya habrá que ir pensando en ponerse el bañador.