Corsino Valero, de Viveiro, premiado como uno de los mejores entrenadores de perros de caza de España: «El entendimiento debe ser total»

Iván Díaz Rolle
IVÁN ROLLE VIVEIRO / LA VOZ

DEPORTES

A la derecha, Corsino, su hija Aldara y la perra Mía, en el podio del Campeonato de España de San Huberto en Almería.
A la derecha, Corsino, su hija Aldara y la perra Mía, en el podio del Campeonato de España de San Huberto en Almería.

Adiestra en Viveiro junto a su hija Aldara a Mía, una pointer inglesa, con la que ganó el bronce en el Campeonato de España de San Huberto celebrado en Almería

23 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Para Corsino Valero Villar (Villablino, León, 1972), Mía de los Tsaciniegos es una más en la familia. Junto a su hija, Aldara, adiestra a una pointer inglesa con la que el pasado mes de septiembre subieron al podio del Campeonato de España de San Huberto celebrado en Fiñana, en la provincia de Almería. Hace una década que este cazador, asentado en Viveiro desde hace cuatro años, probó una competición que premia el entendimiento entre el hombre y el can: «Empecé con su madre, Kira, pero murió de un tumor a los diez años».

«Fui campeón en la Comunidad Valenciana, donde residía, también participé en campeonatos del País Vasco y aquí, donde gané el puesto en la selección gallega. El pasado septiembre en Almería fui tercero, a las puertas de la segunda plaza que me hubiese clasificado al Mundial de Eslovaquia», explica sobre una modalidad competitiva organizada por la Federación Española de Caza. «Se trata de enseñar al juez qué perro y cazador forman el mejor equipo», detalla sobre una especialidad donde brilla Galicia. Además de la tercera plaza de Corsino y Mía en la división para perros de muestra, el fisterrano Juan José Canosa ganó el oro en la Copa Federación.

Mía, en un momento de la competición de Fiñana.
Mía, en un momento de la competición de Fiñana.

«Competimos en un campo abierto donde siembran tres piezas. El perro tiene que encontrarlas y quedarse quieto sobre ellas hasta que las abatas. Tenemos un tiempo total de 20 minutos y hay un total de 100 puntos a repartir, 70 para el cazador y 30 para el perro. El juez valora todo, desde el estándar morfológico del can, su coordinación con el concursante...», explica sobre un torneo en Fiñana en el que sumaron 52 puntos y fueron superados por el extremeño Francisco Trejo, con 85, y el andaluz Juan Carlos Trujillo, con 68.

«Terminada la temporada general de caza, preparamos la próxima en competiciones con perros de muestra. Existen varias sin muerte de la pieza, pero el San Huberto simula la acción real de caza. Pone en valor el espíritu deportivo del cazador, las cualidades naturales de su imprescindible compañero el perro, las cualidades adquiridas mediante el adiestramiento y la compenetración entre ambos», detalla Corsino. «Prima, sobre todo, el respeto hacia el entorno natural, a su fiel compañero y la seguridad, ya que en esta modalidad abatimos un máximo de dos piezas de las tres que inicialmente se colocan en el campo», precisa el hombre afincado en Viveiro.

Su hija, Aldara, además, ha heredado su pasión por esta modalidad y se postula como una más que digna sucesora de Corsino en próximos concursos de San Huberto: «No duda en levantarse muy temprano para acompañarme en entrenamientos y campeonatos. Compartimos los triunfos y las desilusiones, que también hay muchas. Junto a Mía de los Tsaciniegos, nacida en O Vicedo, disfrutan del día a día y ya piensan en próximos desafíos.