Las agencias de desarrollo impulsadas por las comunidades han jugado hasta ahora un papel determinante en sus territorios. Es el caso del Igape, creado hace 20 años, cuando gobernaba Fraga. La caída de los ingresos públicos ha lastrado sus recursos. Y en Galicia se suma además el bloqueo por parte del Banco Europeo de Inversiones (BEI) de una línea de préstamos de 50 millones hasta que no se esclarezca la operación Campeón.
-¿Han llegado ya a un acuerdo con la UE?
-Estamos todavía en negociaciones, pero hemos sabido contrarrestar la pérdida de ese instrumento con nuestros mecanismos, como es el caso de Xes Galicia. El Igape está jugando ahora un papel clave. Y ha tenido que reinventarse con la crisis y la caída de los ingresos. Desempeña un rol de acompañamiento a las empresas. Y desde el punto de vista financiero tiene un reto: apoyar cualquier proyecto que sea viable. Nosotros no podemos suplir el papel de los bancos. Y ahora es un instituto también prestador de servicios.
-¿Tiene sentido que en Galicia haya nueve cámaras de comercio?
-Son ellas las que tienen que identificar cuál es su papel en el siglo XXI y ver cuál es la mejor forma de dar servicios a las empresas. Y que sean útiles. Habrá una nueva normativa cameral. Y la Xunta y las entidades, conjuntamente, tendremos que valorar si esta es la mejor estructura.