Mustang, un coche de cine

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Es el automóvil deportivo más vendido en el mundo en lo que va de año y algunas de las versiones mejor conservadas de los sesenta alcanzan precios astronómico. El cine lo ha encumbrado al nivel del mito

08 may 2016 . Actualizado a las 09:46 h.

El Ford Mustang era un deportivo que podía escogerse en versión cerrada (o convertible, como se llama en América a los descapotables). Además, resultaba asequible, muy ligero, tenía una palanca de cambios anclada al suelo y no a la columna de dirección, como se llevaba en aquella época, y podía rivalizar con el Camaro de Chevrolet, que era lo que pretendía Ford. El Mustang tuvo versiones deportivas de la mano de Carrol Shelby y se inmortalizó en numerosas películas de la factoría de Hollywood, ya que además de en Bullit se le vio en cintas como A Todo Gas, 60 segundos o Soy leyenda. Con el paso de los años, y tras miles de unidades vendidas, languideció con horribles versiones en los años noventa. Pero el Mustang ha vuelto: tanto en la fiebre por los modelos restaurados como en los últimos modelos del concesionario.

En Europa su carrera comercial nunca fue para tirar cohetes, pues Ford no se atrevió a rivalizar contra los deportivos europeos de la época, pero hace un año la marca decidió importar a Europa la última versión, que está teniendo un éxito indudable. A una imagen moderna, pero que recuerda a la original, se le une una rugiente versión de ocho cilindros en V, de cinco litros y 421 caballos de potencia, todo ello aderezado por un precio atractivo para el perfil de cliente de este coche: menos de 50.000 euros.

Estos días hemos probado la nueva versión y al mismo tiempo buscamos entre sus antepasados hasta localizar a Manuel Rodríguez, un vigués que se dedica a la compra, restauración, venta y gestiones administrativas alrededor de los coches de época desde su empresa ClásiCos Vigo, donde el propio Manuel restauró un Mustang convertible. «Es un GT del año 66, por tanto de primera generación, con motor de casi cinco litros y, apunta, sobre doscientos ochenta caballos. El acabado GT era algo más completo y esta unidad lleva el pack rally, que consiste en unos relojes adicionales en el salpicadero, asientos Pony y otras opciones.

-¿Qué buscan hoy en día los coleccionistas en un Mustang clásico?

-Son amantes de los coches americanos. Están los que solo quieren clásicos europeos y los que contemplan a los americanos, y entre estos el Mustang es el más buscado.

-¿Por qué ya era un coche tan especial en aquella época?

-Si te subes hoy en día a un Mustang como este verás en él cosas que los coches europeos ni soñaban con tener en el 66. En aquel momento la industria americana comenzaba sus años de esplendor y sobre todo en tecnología de seguridad y confort iban muy por delante de los europeos. Sin ir más lejos este coche tiene capota eléctrica.

-¿Y cómo se consigue ahora mismo un Mustang clásico?

-Pues en el caso de esta unidad era del propietario de un concesionario de Ford en California, fue su único dueño hasta que el coche llegó hace siete años a España, con cincuenta mil kilómetros y solo hubo que hacerle una pequeña restauración. Está totalmente original y al ser convertiible tiene aún más valor.

-¿Son difíciles de conseguir?

-Ahora ya no quedan muchos ni en Estados Unidos, y empiezan a cobrar valor cada día. El que tiene un Mustang ya no se desprende de él.

-¿Es fácil encontrar piezas para restaurarlos?

-En el caso del Mustang sí, hay piezas de fabricantes americanos con buena calidad, pero más caras que otras chinas y coreanas que no son tan fiables. Pero se encuentra de todo. Y son muy sencillos, muy básicos, incluso a nivel de motor, solo es complicado carburarlos. Además los coches americanos funcionan siempre.

-¿Los trámites para importar un coche de EEUU son complicados?

-Hay que pagar aduanas, un diez por ciento en aranceles y luego catalogarlos como históricos. A partir de ahí ya es lo mismo el trámite que para un coche europeo.

-¿Qué le parece el Mustang actual?

-El de ahora ya me parece un digno sucesor, que guarda el espíritu original, después de los años oscuros por los que pasó el modelo.