Marc Ros, cantante y compositor de Sidonie: «Los días previos al concierto los vivo con inquietud, voy a terapia»

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Axel Pi, Marc Ros y Jesús Senra forman Sidonie desde hace 26 años
Axel Pi, Marc Ros y Jesús Senra forman Sidonie desde hace 26 años

«A la tercera canción soy el hombre más feliz del mundo», dice Marc, que junto a su banda actúa el viernes en la Festa do Marisco do Grove: «Algunos grupos se hacen los interesantes y no tocan sus canciones más conocidas, nosotros no»

13 oct 2023 . Actualizado a las 12:34 h.

Marc Ros junto a Axel Pi y Jesús Senra llevan 26 años juntos como Sidonie y en este largo tiempo no han perdido el espíritu y la intensidad que los hace disfrutar encima del escenario con todo el optimismo que rebosan. Hoy estarán en la Festa do Marisco do Grove, dentro de los conciertos del Xacobeo, donde los esperan sus seguidores. «Para nosotros venir a Galicia siempre es el mejor plan», apunta Ros.

—Tenéis muchos fans, pero tú has dicho que te gustaría tener más «haters».

—Ja, ja, ja. Sí, despertar pasiones es mucho mejor que ser ignorado. Nosotros tenemos la suerte de que a nuestra edad se nos hace mucho caso.

­—Qué difícil tiene que resultar mantener ese buen espíritu entre los tres. ¿Es un trabajo?

—Lo es, porque primero es la relación de amistad entre los tres después de tantos años. El trío funciona bien, es una fórmula mágica, aunque siempre hay uno que pacifica.

­—¿Quién es?

—Jes, el bajista. Él es el optimista, el que ve el lado luminoso, el «bright side of life» de los Monty Phyton. Axel y yo tenemos tendencia a tirar para la oscuridad. Y luego hay otra cosa: que nunca nos hemos dormido en los laureles. Yo, como compositor, he dejado que ellos me dijeran: 'Esta canción no vale, puedes superarte'. Hay que estar muy atento también a lo que hacen los jóvenes.

­—¿En quién te fijas tú?
—Normalmente los grupos no citan a sus fuentes, les da vergüenza. Y la música viene de todos lados, yo diría que es un trabajo colectivo. Nosotros nos fijamos en esta nueva hornada de grupos españoles, que trabajan tan bien las guitarras, y muchos grupos de chicas, como Ginebras, con ese pop que bebe de los sesenta, o las Melenas. A mí me gustaría que si algún día un grupo reconoce que se ha influenciado de Sidonie o nos ha copiado parte del show, lo diga.

­—Eres permeable a las críticas, entonces.

—No te creas, no lo era, hasta que ves que al formar parte de una banda como Sidonie, de la que eres compositor y cantante, lo requiere. El espíritu que tengo es el de 'quiero hacer el disco de mi vida otra vez y quiero dejarme la piel'.

—¿Se sufre mucho haciendo feliz a la gente?

—En los conciertos al principio paso muchos nervios, pero a la tercera canción soy el hombre más feliz del mundo. Los días previos los vivo con mucha inquietud, voy a terapia, porque afecta a mi vida diaria. El concierto es algo muy bestial, te lanzas a cantar tus intimidades delante de miles de personas y eso te afecta psicológicamente.

—¿Te has sorprendido a ti mismo en el escenario, se te ha ido tanto la pinza como para que hayas dicho: 'Ostras, acabo de enseñar las tetas como Amaral'?

—Aparte de quedarme desnudo cien por cien, como sabes, he hecho cosas a nivel musical o de voz que en mi casa serían imposibles. Pero hay algo de adrenalina... Un concierto es una situación de estrés, es como la leona a punto de cazarte, y tú eres la gacela; en ese momento tú corres más.

—O sea, que el desnudo no estaba planeado.

—Y eso es lo divertido. Dejamos un margen al error y también hay cagadas. La cagada de uno, el otro tiene que estar preparado para encajarla. Y aunque hayas tocado 5.000 veces Fascinado, nunca suena de la misma manera.

—«Fascinado» marcó un antes y un después.

—Sí, primero en el 2005, pero luego en la versión con todos los artistas: Serrat, Albert Pla...

—Tú ahí te rindes: eres fan de Serrat.

—¡Imagínate! Soy fan de todos ellos... ¡Tengo el teléfono de Jeanette!

—¡Y yo el de Marc Ros!

—¡Ja, ja, ja!

—¿Y cuando uno la caga en el escenario, los otros echan leña encima?

—No, porque los tres entendemos que la locura forma parte del juego. Si a uno se le va mucho la pinza, es normal.

—«Uno no puede cambiar de pasión» nos descubrió la peli «El secreto de tus ojos». ¿La tuya es la música?

—Mi pasión por leer está igualada a la música. Leo mucho, pero además para mi salud mental y física me va muy bien.

—¿Alguna recomendación?

—Yo suelo leer a autores normalmente del sitio al que viajo. El mes próximo vamos a México y estoy leyendo Dama de corazones de Xavier Villaurrutia. Una maravilla. Conocer autores que te pueden cambiar la vida para mí es imbatible.

—Sidonie es el nombre de una canción de Brigitte Bardot. ¿Alguna vez barajasteis otro nombre?

—¡Qué bueno! Nunca en 26 años me habían hecho esa pregunta. En una protoversión del grupo se llamaba Citadel, que es una canción de los Rolling. Y antes yo estuve en un grupo, Helter Skelter, que es una canción de los Beatles. Así que siempre estoy en grupos con títulos de canción.

—Y siempre con cierta pretensión [risas].

—Sí, sí, claramente.

—¿Es importante ese guiño, que el público entienda el juego, las referencias?

—De la cultura pop esos guiños son lo mejor. En una canción soltar algún nombre, o vestir de cierta manera...

—Para ti la ropa es importante.

—Sí, la cultura pop no se acaba en la la música, es un tanto por ciento importante, pero el resto es cómo hablas, las referencias, la forma de vestir, la forma de presentarse en un escenario...

—¿Después de 25 años qué te tiene fascinado?

—Que estemos a punto de sacar un disco y que hoy me plante en Galicia con tanta ilusión para el concierto.

—¿No os habéis planteado un doble disco en directo de los de antes, con los grandes «hits»?

—Es curioso porque yo no era muy oyente de los discos en directo, porque en la mayoría de los casos están regrabados después. Ponían al público entre medio. Pero ahora con las técnicas que hay podría ser una opción. Ya tenemos un legado, ja, ja. Y que en el título pusiera: «En vivo».

—Te has desnudado públicamente, pero también has hecho desnudos personales en canciones como «Mi vida es la música».

—Me costó bastante. Como artista en solitario no sé qué habría sido de mí, pero con Axel y Jesús, que me animaron a grabarla, he podido.

—¿La música cura?

—El arte en general (leer, una peli, el teatro...) es sanador. Yo hablo mucho solo y cuando me pongo a filosofar a veces pienso: «Si estuviéramos serenos y en paz, no necesitaríamos el arte». Pero el mundo no es así y necesitamos este alimento.

—Nunca has salido al escenario triste ni enfadado.

—Es cierto, sí he salido mal físicamente, yo tomo muchas medicinas, pero como la del escenario no hay ninguna. Se te corta todo: si tienes diarrea, te para, ja, ja.

—¿No hay concierto sin «Carreteras infinitas»?

—Atrévete a no cantarla [risas]. Hay quienes se hacen los interesantes y no tocan la canción más conocida. Por ejemplo, creo que Radiohead no tocaban Creep, aunque ahora ya la han recuperado.

—¿Cuál ha sido vuestro mayor desafío en estos años?

—El de 1997, cuando avanzamos el primer single, el momento en que dejamos los trabajos para hacer la banda. Axel estaba a punto de empezar Medicina, todos dejamos atrás nuestra vida. Eso fue muy valiente, porque nadie nos aseguraba en futuro en la música.