Alfonso Rueda ofrece a la oposición un pacto por la industria y la energía en su discurso de investidura

Manuel Varela Fariña
Manuel Varela SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

El candidato a la presidencia anuncia nuevas direcciones generales y cambios de competencias, enumera sus demandas al Gobierno, avanza que urgirá una reunión con Pedro Sánchez y rechaza impulsar proyectos industriales incompatibles «coa súa contorna»

09 abr 2024 . Actualizado a las 18:04 h.

Alfonso Rueda está ya a 48 horas de ser investido presidente de la Xunta. El jefe del Ejecutivo gallego en funciones se dirigió esta mañana al Parlamento a las 9.37 horas para pronunciar el discurso -que al final se estiró hora y media- con el que desgranó las claves de su programa de gobierno para los próximos cuatro años. «Tiven a fortuna de servir a Galicia desde moi diversas responsabilidades», comenzó, pero «ningunha comparable ao camiño que me tocou emprender hai dous anos». Entonces sucedió a Alberto Núñez Feijoo y mantuvo el equipo que había heredado, salvo las bajas a las que obligó la marcha de su predecesor a Madrid. Dos de ellos, el exvicepresidente económico Francisco Conde y la extitular de Mar, Rosa Quintana, le observaban desde la primera fila del público. Ahora, refrendado por la mayoría absoluta lograda el 18 de febrero, Rueda marca su propio sello.

De la intervención del candidato se esperaba que desplegase el nuevo organigrama de la Xunta. Pero los anuncios se limitaron a la mudanza de áreas hacia otras consellerías y la creación de nuevas direcciones generales. Así, entre los cambios más destacados, avanzó que el idioma propio y la cultura contarán con un nuevo impulso esta legislatura y gozarán de un mayor peso en su Gobierno. Esa fue la primera pista de la creación de una nueva cartera. Lo mismo con la vivienda, cuyas facilidades desde la Administración para acceder a la misma «terá aínda máis forza». Desde la tribuna de público, donde se esperaba mayor asistencia y se observaban asientos vacíos, atendía el todavía alcalde de A Estrada, José López, el nombre más presente en las quinielas para entrar en el Gobierno. De los conselleiros que le seguían en primera fila (apenas un par de ellos tomando notas) no hubo ninguna referencia. Una forma de evitar dar pistas.

En cuanto a los movimientos entre departamentos, anunció la creación de una nueva dirección de Asuntos Constitucionais, integrada en Presidencia, para «coordinar a defensa da lexislación galega ante o Estado». La investigación científica tomará un nuevo impulso pasando de la Consellería de Economía a la de Educación, con un único departamento. Esta cartera, además, reforzará su apuesta por la Formación Profesional con dos planes específicos. Más movimientos: las competencias de Emigración dependerán de la Consellería de Emprego, en línea con la Estratexia Retorna, con la que la Xunta espera que regresen a la comunidad 30.000 gallegos en el extranjero.

Otros dos cambios de calado serán el traspaso de la ordenación del suelo industrial, hasta ahora en Urbanismo (Medio Ambiente, Territorio e Vivenda) a la Consellería de Industria para garantizar que «ningún proxecto deixe de ser viable por falta de solo»; y la tramitación normativa de los proyectos de energías renovables, que se integrarán en la Medio Ambiente.

El despliegue industrial y energético fue uno de los pilares del discurso de Alfonso Rueda, que ofreció a la oposición un pacto que permita «prosperar a Galicia ao longo desta década». «Gustaríame que todos os partidos con representación parlamentaria puidesen facer as súas propostas en materia de política económica», expuso el candidato, si bien marcó distancias frente a los dos grupos de la oposición, especialmente con el BNG, a pesar de no llegar a mencionarlo.

Tampoco se refirió expresamente al proyecto de Altri en Palas de Rei, al que los nacionalistas se oponen, pero recogió el guante de estas críticas advirtiendo de que no será transigente «ante as posturas populistas que consideran que absolutamente ningún proxecto industrial nin enerxético pode saír adiante en Galicia». O ante aquellos que, por «ideoloxía», responden «sistematicamente non» a toda iniciativa empresarial. «Non asumo nin comparto que se queira enganar á sociedade galega», añadió Rueda ante una disyuntiva que, aseguró, es «falsa»: «Ou industria ou medioambiente. Eu digo industria e medioambiente». Etiquetó al Bloque como la «Confraría da Perpetua Negativa», y se comprometió a que ningún proyecto empresarial saldrá adelante si es «incompatible coa contorna», advirtiendo que el escrutinio al que somete la Xunta todas las iniciativas en esta materia son «moi estritos».

Críticas al Gobierno central

Rueda centró buena parte de su discurso en confrontar el modelo de la Xunta con el del Gobierno central. Reivindicó los logros de la última legislatura, incluso comparó con la Galicia de hace treinta años para elevar todo lo conseguido, y lo contrapuso a la «inestabilidade», la «crispación» o las «trincheiras» que observa en Madrid. «Estou a falar da Galicia que funciona», subrayó para recibir el primer aplauso de su grupo parlamentario, y se mostró confiado en que la comunidad «siga sendo exemplo de convivencia».

«Na nosa terra non vai haber rupturas, nin xiros bruscos», continuó el presidente gallego, que al advertir que «non levantará muros entre os nosos cidadáns» ni «creará fronteiras», envío un nuevo dardo contra el BNG y sus socios en las elecciones europeas de junio: Bildu y ERC.

Puso deberes al Gobierno central, advirtiendo sobre la urgencia de reformar el modelo de financiación autonómica, los retrasos en infraestructuras claves como la alta velocidad o la conexión ferroviaria con Portugal, o la judicialización por parte del Estado de la ley autonómica del litoral. Rueda avanzó que, una vez sea recibido por el rey Felipe VI, solicitará reunirse con el presidente del Gobierno. «Espero que esta vez si sexamos escoitados», señaló tras la primera y única entrevista con Pedro Sánchez a finales de julio del 2022.

El candidato a continuar como jefe del Gobierno gallego cerró su discurso autodenominándose como un «humilde camiñante ao carón» de Galicia, y se comprometió a dedicar todas sus horas a que la comunidad siga superándose. «Cando non nos poñemos límites, as galegas e galegos somos imparables», se despidió Rueda pasadas las once de la mañana ante el largo aplauso (más de un minuto) de sus 39 diputados. La sesión se reanudará el jueves a las 11.30, con 35 minutos de intervención para cada portavoz de los grupos y los correspondientes turnos de réplica, que darán paso a las votaciones.