La huelga de maquinistas de tren deja tirados a millones de viajeros en Alemania

Juan Carlos Barrena BERLÍN / COLPISA

INTERNACIONAL

Trenes parados en la estación de Fráncfort.
Trenes parados en la estación de Fráncfort. RONALD WITTEK | EFE

El país se enfrenta al paro de ferroviarios más largo de su historia, que se extenderá hasta las seis de la tarde del lunes y que provoca la suspensión de la gran mayoría de servicios de largo recorrido, regionales y urbanos

24 ene 2024 . Actualizado a las 18:14 h.

El sindicato alemán de maquinistas de ferrocarril (GDL) ha comenzado la mayor huelga de su historia con la suspensión de la gran mayoría de las conexiones por tren de Deutsche Bahn (DB), la mayor compañía nacional, en todo el país durante seis días. El paro en el transporte de pasajeros se inició en la madrugada del martes al miércoles, mientras los convoyes de mercancías habían dejado de operar a las 18.00 horas del martes.

La decisión sindical ha forzado la suspensión de la mayoría de los servicios de largo recorrido, regionales y urbanos, dejando varados a millones de clientes, entre ellos una buena parte de quienes acuden a diario en este medio a sus puestos de trabajo. Por primera vez desde el comienzo del conflicto laboral el paro se extenderá durante todo el fin de semana y no finalizará hasta las 18:00 horas del lunes.

El conflicto entre GDL y Deutsche Bahn se encuentra empantanado desde hace semanas. Ambas partes no celebran negociaciones directas desde el pasado noviembre. El presidente del sindicato de maquinistas, Claus Weselsky, descartó por insuficiente la última oferta de DB de hace unos días. En diciembre hizo votar a sus afiliados y un 97 % defendió la celebración de huelgas indefinidas, lo que posibilita largos paros de varios días. Además de mejores salarios, GDL exige una reducción de la semana laboral de 38 a 35 horas sin tocar los sueldos. Una demanda que Deutsche Bahn rechaza de plano ante la falta de personal cualificado y las dificultades para reclutar nuevos trabajadores para cubrir sus necesidades.

Como en demostraciones anteriores de fuerza de GDL, que organizó dos huelgas de un día antes de Navidad y una de tres jornadas después de las fiestas, Deutsche Bahn se ha visto obligada a preparar un plan de emergencia con una oferta de conexiones reducida a la mínima expresión, así como a prolongar la validez de los billetes emitidos y pedir a sus clientes que estén atentos a la información sobre sus viajes en la web de DB en internet. La industria alemana espera graves consecuencias para su funcionamiento debido al paro en el transporte de mercancías que pueden llevar en algunos casos a la suspensión o limitación de la producción por falta de suministros, según advirtió Tanja Gönner, gerente de la Confederación de la Industria Alemana, que ha calculado unos daños de hasta 1.000 millones de euros.

La «columna vertebral» de la industria

Gönner subrayó que el transporte de mercancías por ferrocarril es la «columna vertebral» de algunos sectores industriales como el químico o los del acero, automóvil, papel y madera. El paro de seis días traerá consigo problemas de coordinación de la producción entre distintas plantas de las mismas empresas y afectará en sobremanera al movimiento de materias primas o productos peligrosos. La líder de la Confederación de la Industria Alemana destacó que esta huelga tendrá consecuencias a largo plazo. A los perjuicios para las compañías y la economía alemanas hay que añadir los «apreciables daños de imagen» del ferrocarril, que ya arrastra una deficiente situación de sus infraestructuras y un preocupante problema de retrasos sistemáticos en buena parte de las conexiones en el transporte de pasajeros.

El ministro federal de Transportes, el liberal Volker Wissing, criticó con suma dureza el desarrollo del pulso entre el sindicato y DB. «Resulta inaceptable que se convoque por cuarta vez una huelga en este conflicto sin que las partes se siente a negociar», dijo Wissing, quien propuso «la intervención de un moderador o moderadora» y exigió que «se busquen soluciones en la mesa de negociaciones o aprobar la intervención de un mediador». El paro no solo supone una enorme carga para la economía nacional, sino una prueba de nervios para todos los viajeros, especialmente para los que usan el tren a diario para acudir a sus puestos de trabajo.