Putin pronuncia este jueves su discurso sobre el estado de la nación para impulsar su reelección

Rafael M. Mañueco MOSCÚ / COLPISA

INTERNACIONAL

Vladimir Putin,  durante una visita a la fábrica de aviación de Kazán el 22 de febrero.
Vladimir Putin, durante una visita a la fábrica de aviación de Kazán el 22 de febrero. ALEXANDER KAZAKOV / SPUTNIK / KREMLI | EFE

El acto anual se produce la víspera del entierro del disidente Navalni y en un buen momento para el Kremlin en la guerra de Ucrania

28 feb 2024 . Actualizado a las 21:28 h.

Coincidiendo prácticamente con el entierro, este viernes, de su principal oponente político, Alexéi Navalni, el presidente Vladimir Putin pronuncia este jueves un esperado discurso, al menos para la élite del país, sobre el estado de la nación en mitad de la campaña para su reelección en los comicios de marzo. Este evento anual se produce en medio de la indignación de Occidente por la no aclarada muerte de Navalni, pero en un momento propicio para Putin en lo que se refiere a la guerra en Ucrania cuando acaba de cumplir su segundo año.

Tras hacerse con la localidad de Avdiivka, en la región de Donetsk, que Ucrania ha venido controlando ininterrumpidamente desde el 2014, las tropas rusas continúan su progresión ocupando otros poblados de la zona. Teniendo en cuanta la fuerza que Rusia ha acumulado en la región de Donetsk, en Kupiansk y en el sur de la región de Zaporiyia es de esperar probables nuevas conquistas con las que Putin espera engrasar su victoria en las elecciones.

El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, dijo recientemente que el primer mandatario ruso se propone en su alocución «explicar» con mayor detenimiento los «objetivos» de la llamada operación especial militar, nombre oficial de la ofensiva en Ucrania lanzada el 24 de febrero del 2024. Precisamente este aspecto es el que sigue provocando confusión en la sociedad rusa. Al comienzo de la invasión, Putin proclamó que las tareas a realizar en Ucrania consisten en «desnazificar, desmilitarizar y forzar un estatus neutral para Ucrania», es decir nada de integrarse en la OTAN.

Sin embargo, nadie entiende en qué consiste la desnazificación cuando en el entorno del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, lo que abundan son los judíos y hasta el ministro de Defensa, Rustem Umérov, es tártaro de Crimea y musulmán. La desmilitarización, lejos de haberse conseguido, amenaza con convertirse en una tarea imposible. Es cierto que Occidente no termina de decidirse a dar un empujón al envío de armas a Ucrania más efectivas y de mayor alcance, en Estados Unidos el asunto está parado mientras la idea del presidente francés, Emmanuel Macron, de no descartar el envío de tropas a Ucrania, apenas ha tenido apoyo.

Sin embargo, la desmilitarización a la que se refiere el Kremlin parece hoy día complicada mientras cada vez son más los países vecinos de Rusia que se incorporan a la Alianza y en el horizonte se divisa la posible integración de Ucrania. Algo que Putin plantea ahora, pero que nunca puso sobre la mesa, ni siquiera cuando comenzó la invasión, es que Ucrania siempre fue parte del imperio ruso. Por cierto, como también lo fueron Bielorrusia, los países de transcaucasia y de centroasia.

Inquietud rusa

Y aquí surge una pregunta que está permanentemente en boca de los rusos: «¿Putin se propone tomar toda Ucrania?», cuestión que inquieta, ya que, a la vista de lo que está costando echar al Ejército ucraniano de Dombás, y Putin ya dijo que se propone «liberar» las regiones ocupadas en las fronteras trazadas en la época soviética, ¿cuánto tiempo hará falta para que las tropas rusas lleguen hasta Polonia?

Este jueves acudirán a escuchar a Putin diputados, senadores, miembros del Gobierno, oligarcas y militares que participan en la ofensiva en Ucrania. Tras casi dos años sin comparecer ante las dos Cámaras del Parlamento, Putin lo hizo justo hace un año, el 21 de febrero del 2023, para reiterar su intención de continuar la guerra contra el «régimen neonazi» de Kiev. Empleó los mismos argumentos que viene esgrimiendo desde el 2014, cuando Rusia se anexionó Crimea y atizó la guerra en Dombás enviando armas y hombres. Amenazó una vez más con echar mano de las armas nucleares y fustigó como de costumbre a los países de Occidente.

«En diciembre del 2021, propusimos un proyecto sobre garantías de seguridad. Pero en todos los apartados fue rechazado -por Estados Unidos-, la amenaza crecía, la información que llegaba no dejaba dudas de que para febrero del 2022, Kiev estaba preparando una operación punitiva en el Dombás; fueron ellos quienes empezaron la guerra, nosotros recurrimos a la fuerza para pararla», aseguró Putin en la intervención del año pasado. Y a juzgar por el contenido de la reciente entrevista a Tucker Carlson, en esa misma línea más o menos, no parece que ahora vaya a cambiar la narrativa.

Estas alocuciones incluyen también promesas de desarrollo económico y proyectos de toda índole para mejorar la vida de los rusos. En esta ocasión, según acaba de anunciar Peskov, la componente social y económica también estará presente en las palabras que pronuncie hoy, que la propaganda oficial ya ha calificado de «programa electoral» a aplicar una vez Putin sea reelegido.

El discurso, que el año pasado duró una hora y tres cuartos, será retransmitido en directo por los canales de televisión públicos y aparecerá también en grandes pantallas en distintos puntos de Moscú y de otras ciudades rusas. Este año va a contar con la novedad de que se podrá ver también gratuitamente en muchas salas de cine en 20 ciudades del país. Preguntado sobre si cree que irá alguien a los cines a verlo, el portavoz del Kremlin respondió esta semana que «la gente va al cine a ver lo que le interesa».