Otra vez el Estatuto

OPINIÓN

10 dic 2005 . Actualizado a las 06:00 h.

EL PSOE, como partido socialista, es centralista, defensor de la unidad de España, con una clara tendencia a eliminar incógnitas y a uniformizar todo lo más posible la acción de gobierno y la sociedad, con el fin de evitar las diferencias sociales y promover la solidaridad territorial y la igualdad social. Para lograr este fin, el socialismo considera fundamental la adecuada asignación de recursos económicos y la redistribución de la riqueza. Y para lograr esto cualquier partido socialista como el PSOE propugna una fuerte coordinación central. Pero si es necesario llegar a algún acuerdo para gobernar, todos estos principios generales y básicos pueden modelarse, adaptarse o desfigurarse. Los acuerdos con los nacionalistas vascos son una buena muestra de ello. Los pactos con los nacionalistas catalanes más radicales son otro buen ejemplo. Y ahora, el pacto con los nacionalistas gallegos para formar la Xunta de Galicia/Galiza tendrán como consecuencia un nuevo Estatuto de Nación. Y aquí volvemos a encontrarnos con que el BNG, partido al que no ha respaldado el 80% de los gallegos, lleva la iniciativa de una propuesta de Estatuto similar al catalán, como también es habitual en los nacionalistas gallegos. Por principio, los socialistas gallegos están totalmente en contra de las propuestas del BNG de que a Galicia se le considere nación. Y mucho más en desacuerdo están con la propuesta de anexionar ayuntamientos de comunidades autónomas vecinas si ellos lo quieren, cosa que supone inmiscuirse en las decisiones de otra comunidad autónoma y en la propia organización administrativa estatal. ¿Qué pasaría si un ayuntamiento asturiano hace un referéndum y deciden por mayoría unirse a Galicia, si esto no lo contemplan las leyes asturianas ni las estatales? Sólo son dos ejemplos de la propuesta de nuevo Estatuto para Galicia/Galiza del BNG. Está claro que el BNG tiene derecho a proponer esto y mucho más. Tiene derecho a hacer campaña entre todos sus militantes entre todos los ciudadanos que quieran escucharles. Pero parece que sería mucho más sano, democráticamente hablando, que los políticos gallegos no se pongan a bailar ahora al son del BNG, ni a discutir si lo que proponen los nacionalistas es bueno, malo, constitucional o inconstitucional. Es de suponer que los socialistas gallegos no están atados por un pacto de aceptar lo que proponga el BNG en esta materia para mantener la Xunta, y puedan mantener sus principios ideológicos. Lo normal sería que cada grupo parlamentario presente sus propias reformas del Estatuto, que se discuta de lo que propone cambiar cada uno -que sólo son tres, no se olvide-, que todos entren en el debate de la totalidad de modificaciones. Cualquier cosa menos hacer que toda Galicia baile al son del grupo minoritario. Los socialistas gallegos tienen aquí una gran responsabilidad y esperemos que estén a la altura de las circunstancias. Si no, sólo nos quedaría la esperanza de confiar en Méndez Romeu y en Paco Vázquez.