Se va el 2022. Lo recordaremos como el año en el que la guerra de Ucrania reemplazó a la pandemia como principal hecho noticioso. Lo dicen los datos globales de Chartbeat, una referencia para medir la audiencia web, y una herramienta fundamental para saber, en tiempo real, cuáles son las historias que mueven el mundo.
El 2022 deja una herencia envenenada a su sucesor en forma de asuntos sin resolver. Sigue la invasión rusa. Y el covid aún no ha dicho su última palabra. Como en aquel terrible 2019, las miradas se vuelven hacia los virus que pueden llegar de China. En lo tecnológico, en el nuevo año habrá que despejar tres grandes incógnitas: la primera, saber si Twitter sobrevive en las caóticas manos de Elon Musk. La segunda, ver si sigue el apocalipsis de las criptomonedas y los NFT. Y la tercera nos lleva al metaverso, ¿pinchará esa burbuja? Parece que sí. La realidad virtual y la aumentada tendrán un papel importante en el futuro, pero tardarán unos cuantos años en incorporarse a nuestra vida cotidiana.
Sí parece más cercana la popularización de la inteligencia artificial, expresión del año para la FundéuRAE. En el ámbito gallego, por una gran noticia, la elección de A Coruña como sede de la Aesia. En el global, por la fascinación con los diálogos y los textos del bot ChatGPT y con los generadores de imágenes a partir de descripciones de texto.