Mucho de todo y casi nada nuevo

Erika Jaráiz Gulías PROFESORA TITULAR DEL DEPARTAMENTO DE CIENCIA POLÍTICA Y SOCIOLOGÍA DE LA UNIVERSIDAD DE SANTIAGO

OPINIÓN

María Pedreda

17 nov 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Al final, pasó lo que tenía que pasar, lo que todos y todas sabíamos, reflejo del resultado electoral del 23 de julio, de las caras de alegría, expresada o contenida, que había en las sedes de los partidos aquella noche, cuando Feijoo se declaraba ganador de las elecciones y candidato a la investidura.

Feijoo le dijo a Sánchez que era una equivocación, y, mientras lo decía, le costó coger la mano tendida del recién investido, sabedor que en aquel momento empezaba un nuevo tiempo, necesitado de un nuevo relato y lleno de incertidumbres para el Gobierno y para la oposición.

No va a ser fácil para Sánchez, demasiados peces en la misma pecera y todos a la búsqueda de intereses diferentes; los modelos multipartidistas generan gobiernos difíciles de gestionar, pero eso es lo que quieren una buena parte de los españoles, y cuanto más jóvenes, más seducidos se ven por estas formas policromáticas, donde siempre hay más oportunidades para las minorías.

Para liderar un partido político en la España de nuestro tiempo tienes que ser capaz de llegar a acuerdos con las minorías, si no es así no vales. No se puede tener los votos del 30 % de los ciudadanos y creerse en el derecho de gobernar contra el 70 %; porque los modelos parlamentarios como el nuestro están hechos para que eso no ocurra.

No, no es una equivocación, solo hay dos formas de ser presidente en España, con los votos de una mayoría suficiente o con el acuerdo de suficientes minorías; si no has sido capaz de conseguir electoralmente lo primero, no te queda más remedio que buscar lo segundo.

Ahora bien, si necesitas a las minorías, la inestabilidad está garantizada, sobre todo cuando recurres a minorías enfrentadas entre ellas y a la búsqueda de los mismos votantes, como ocurre en Cataluña y el País Vasco.

Sánchez lo tendrá difícil, pero el camino de Feijoo es incierto, porque cuando comienzas a construir el discurso de la ilegitimidad, de la dictadura, de que cada uno haga lo que pueda, y conduces a la gente a la calle de Ferraz, allí te encuentras a Abascal dispuesto a recogerlos y mezclarlos con los que arrojan botellas y van encapuchados.

Si dices lo mismo que Vox, tienes que hacer lo mismo que Vox, porque de lo contrario Vox siempre controlará el último paso de tu acción política, aquel en el que los seguidores tradicionales del PP ya no se encuentran cómodos, pero donde se alimentan nuevas incorporaciones a la política menos institucionalizada.

Hay más de setenta diputados nacionalistas periféricos, es la España plural. El modelo del 78 se concibió para que esos nacionalistas soberanistas estuvieran allí representando a esas Españas, y no se puede construir una alternativa a Sánchez sin contar con ellos.

Es cierto que también hay mucho nacionalismo español, mucho centralismo madrileño e incluso mucho carlismo callejero. Hay de todo en esta nueva España, y casi nada nuevo, solo incierto.