En esta empresa de Esgos hacen paté de pulpo á feira y de lacón con grelos

María Doallo Freire
María Doallo OURENSE

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Carlos, con algunos de los productos que elabora y envasa en la conservera Mareterra
Carlos, con algunos de los productos que elabora y envasa en la conservera Mareterra Santi M. Amil

El exjugador del COB Carlos Rodríguez es el propietario de Mareterra donde también venden caracoles precocinados

02 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Carlos Rodríguez nació en 1970 en Ourense y posiblemente muchos le conozcan por su carrera deportiva. Este ourensano se enganchó al baloncesto en Salesianos y pronto saltó a las filas del COB, entonces Caixa Ourense, donde jugó durante la década que el club estuvo en la ACB. «Llegué al equipo con 18 años y la verdad es que tengo recuerdos muy buenos. Haber compartido cancha con Pau Gasol, Arvydas Sabonis o Andrae Patterson fue increíble», afirma. Dejó el deporte por una lesión en la rodilla que le obligó a retirarse, pero de él se llevó mucho más que recuerdos inolvidables. «De alguna manera me inculcó valores como ser humano. La disciplina, la constancia, la importancia del trabajo en equipo... es algo que aplico en mi día a día», dice. Precisamente por eso, porque perseveró y se esforzó, Carlos puede decir hoy en día que es empresario. Es el propietario de una conservera ourensana. Se llama Mareterra y tiene su punto de producción en Esgos.

No es su primera aventura como autónomo. Antes de llegar hasta aquí, Carlos fue copropietario del restaurante Casa Toñita, en el casco histórico de Ourense, y también montó una granja de caracoles. «De ese proyecto surgió la idea de abrir un obrador en el que preparar los moluscos en conserva. Lo que hicimos finalmente fue ampliar poco a poco la oferta», resume. Fundó Mareterra en el 2015. Es un taller artesanal. «Hacemos un producto distinto y con muchísimo sabor, que no lleva conservantes, ni gluten, ni lactosa, ni ningún tipo de añadido nocivo, para cuidar la alimentación y la salud al máximo», afirma.

La empresa de Carlos produce y envasa tres líneas de alimentos: patés, caracoles y grelos. «Lo que más vendemos son los primeros. A la gente le encantan y también nos dicen que su sabor sorprende», cuenta. Lo que hacen es convertir platos típicos de la gastronomía española en una pasta untable. Tienen diez diferentes. Uno es vegano, de piquillo confitado; otro es de pulpo a la gallega. También preparan de gambas al ajillo, de chipirones en su tinta, de lacón con grelos, de ibérico... «El que más triunfa es el de centollo», asegura Carlos.

«Empezar fue complicado porque hay mucha oferta. Hacemos un producto diferente y no tratamos de competir con grandes marcas, sino de proponer algo propio, original y bueno», afirma. Y destaca las ventajas de consumir productos en conserva. «Nos permiten disfrutar todo el año de alimentos que son estacionales, como los grelos. También son muy cómodas porque solo hay que abrir los botes y listo. Y además la fecha de caducidad es de tres años. Son exquisitez en tarritos», termina.