El mítico Catro Portiñas de Allariz busca un gestor que mantenga su espíritu

ALLARIZ

Maribel, Juan y Alba, en el Catro Portiñas
Maribel, Juan y Alba, en el Catro Portiñas Santi M. Amil

La cafetería se alquila, tras ochenta años abierta

19 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Resultará muy difícil encontrar a alguien en Allariz que nunca haya entrado en el Catro Portiñas. Este emblemático café acaba de cerrar sus puertas tras más de 80 años siendo un referente para todos los vecinos. Será, seguramente, un parón efímero. Los propietarios de local, la familia que le dio vida, lo alquila con la idea de que su historia sigan sumando años y que se mantenga como punto de encuentro de los alaricanos y visitantes. Alba Gómez es la heredera. Ella es ahora la encargada de mantener vivo el Catro Portiñas, su espíritu, después de que su tío, Juan Luis Álvarez, bajara las persianas a principios de este mes. El café abrió sus puertas en los años cuarenta del pasado siglo. Entonces se llamaba O Herdeiro (algunos todavía lo nombran así en la villa). Fue concebido por los abuelos de Alba, Luis Álvarez Veloso y Rosa rez Camba, como una tienda de ultramarinos y restaurante. Vendían desde productos locales a vino de Castilla. «A miña avoa facía amendoados e tamén preparaba os produtos da matanza. Vendían chourizos para toda Galicia. Tamén eran famosos polas comidas. Cando había feira viña moita xente a comer, de todas as aldeas. Era famosa a carne con patacas amarelas, os callos, o polbo e o cocido», explica.

¿El nombre actual del local? Nació durante una reforma que hicieron Luis y Rosa en los años sesenta: «Viñeron canteiros de Pontevedra para darlle un toque e abriron catro portas na fachada. O meu avó non sabía como chamarlle, e os obreiros dixéronlle, ‘Pois Catro Portiñas’. E así quedou». Pasadas las décadas fueron desapareciendo, poco a poco, el ultramarinos y el restaurante, quedando el café. A finales de los años ochenta, los abuelos se jubilaron y el padre de Alba y su tío, Luis y Juan, cogieron las riendas. «Chamábanlles os herdeiros», ríe. Con ellos hubo otra reforma que corresponde con el aspecto actual del local. Alba es profesora de Historia y subraya que le resulta imposible ponerse al frente. Ni se lo plantea. Sin embargo, no piensa en vender, ya que quiere mantener el control del local y su esencia. No en vano es la herencia de toda una familia. «Queremos que se manteña esa historia sentimental que forma parte dos alaricanos. Dalgunha maneira é deles. E non só dos nacidos aquí. Moita xente que decide vivir en Allariz e non coñece a ninguén di que neste lugar atopou os seus amigos, que é como estar na súa casa. Ese ambiente non o queremos perder. É moi san», relata.

El cartel de «Se Alquila» preside uno de sus ventanales y desde el primer día que lo colocaron, tras cerrar sus puertas, las muestras de cariño, y sobre todo de pena, han sido constantes. Juan, el tío de Alba, regentó Catro Portiñas hasta este 2023. «Houbo auténticos dramas porque se atopaban moi a gusto aquí. Moitos din que os seus avós e os seus pais xa viñan. Cóntannos anécdotas. Dalgunha maneira forma parte da súa educación sentimental», relata. Encima del café está la casa familiar. Desde ahí, tanto Alba como su madre Maribel han visto pasar a cientos de vecinos. La actividad se ha frenado, pero esperan que el espíritu del Catro Portiñas renazca como café cultural.