Ni móviles ni mascotas

PONTEVEDRA

Pasillo de un instituto pontevedrés sobre se prohíbe el uso de móviles
Pasillo de un instituto pontevedrés sobre se prohíbe el uso de móviles CAPOTILLO

Convendría que en esta Navidad Papá Noel, el Apalpador o los Reyes Magos se cuestionen la idoneidad de regalar «smartphones» o perros a los niños

24 dic 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Si aún están a tiempo, convendría qué en estas Navidades, Papá Noel, los Reyes Magos, el Apalpador o quien proceda, se cuestionen la idoneidad de regalar teléfonos móviles y mascotas animales a niños y adolescentes pontevedreses. Ya que, por un lado, estamos inmersos en un debate social, pedagógico y hasta político, con una ola de opiniones de expertos creciente que alertan sobre la peligrosidad que entrañan los móviles en manos de rapaces y rapazas. Y, por cierto, en puertas de una nueva regulación legal a cargo de la Xunta que —si la convocatoria electoral del 18F no lo impide— procederá, después de las vacaciones navideñas, a prohibir el uso de los móviles en el tiempo de ocio del alumnado en colegios e institutos de Galicia.

Y, por otra parte, añado otro regalo lamentablemente habitual en estas fechas, las mascotas animales, particularmente cachorros de perros, que también debería ser objeto de darle una pensada por parte de padres y demás. Este debate también lleva años en el foco a causa de las denuncias de sociedades protectoras, como Os Palleiros de Pontevedra que, junto con colectivos animalistas, lamentan que poco tiempo después de ser regaladas, muchas de esas mascotas sean abandonadas.

Las estadísticas señalan que, tanto en Pontevedra como en el resto de Galicia, 4 de cada 10 perros y gatos que son regalados en estas fechas, quedarán «tirados» meses después por familias que ya por incapacidad, falta de empatía o irresponsabilidad para asumir su cuidado y manutención. Una circunstancia que con la reciente entrada en vigor de la nueva ley de Bienestar Animal, contempla multas de 10.000 a 50.000 euros, así como la imposición de diversas penas de trabajos sociales con duración de varios meses.

Un Ferrari

Recientemente en las páginas de La Voz de Galicia la psicóloga escolar Belén Montesa, al ser cuestionada sobre este asunto, sentenciaba que regalar un smartphone a un niño «es como ponerle al volante de un Ferrari sin carné de conducir». Esta especialista que trabaja en centros educativos de Galicia para atajar el problema de chavales enganchados al móvil, fue muy gráfica al definir que esa dependencia funciona «como una trituradora de tiempo» que menoscaba las horas de sueño, las relaciones personales presenciales o hábitos tan saludables como la práctica del deporte o de la lectura.

A la pregunta cada vez más habitual ¿cuándo se le da un móvil a un niño? No hay respuesta concluyente ni unánime entre los especialistas. Así por ejemplo el profesor pontevedrés Antonio Rial, de la USC, considerado uno de los más destacados expertos en adicciones a las nuevas tecnologías, admitía en declaraciones a La Voz que no se atrevía a dar una respuesta categórica. Tanto Rial como otros muchos observadores sí tienen muy claro que lo que constituye un disparate es regalar a un niño un móvil a partir de los 9 años como ya está ocurriendo. También «tener que hacerlo» cuando pasan a Secundaria. Y desde luego, están radicalmente en contra de que sí disponen de móvil, tengan acceso a redes sociales como Instagram, TikTok o Youtube antes de los 16 años que es la edad legal para ello, lo que casi todo el mundo parece olvidar.

«Padres anti móvil»

Por eso Rial y otros celebran que se esté produciendo lo que ya se da en llamar la «revolución de los padres anti móvil». Surgió de un grupo de Whatsapp entre familias del barrio barcelonés del Poblenou que ya suma miles de progenitores que hacen causa común negándose a ceder a la presión social de dar a sus hijos un móvil a los 12 años. Se niegan a «normalizarlo». Su ejemplo se ha propagado a gran velocidad por toda España. Aquí en Galicia, a través de grupos de padres y madres de Vigo, Oleiros, Santiago, se extiende un movimiento que denominan «Familias que se apoyan para no dar un móvil inteligente a sus hijos hasta los 16 años».

Como es obvio estas familias celebran el reciente anuncio del presidente Alfonso Rueda para una mayor limitación de los teléfonos inteligentes en los centros docentes. Ya que, si bien desde 2015, la Xunta prohibió el uso de los móviles en las aulas en horario lectivo —aunque dejando como posibilidad excepcional utilizarlos por motivos pedagógicos—, ahora lo que se plantea es más ambicioso: prohibir el uso de los móviles incluso en el tiempo de ocio del alumnado en los recreos, en el comedor, en las entradas y salidas o las actividades extraescolares.

Muchos profesores de institutos de Pontevedra van a agradecer la prohibición anunciada por la Xunta como se desprendía de las declaraciones de los directores consultados por Cristina Barral en un reciente informe publicado en estas páginas. El reportaje alertaba que, sin embargo, no todas las familias están de acuerdo con que les requisen los móviles a sus hijos en los institutos. Algún director admitía que «o principal problema son as propias familias». Cuando no el alumnado como ocurrió con varias alumnas del IES Frei Martín Sarmiento a las que abrieron partes de conducta por negarse a entregar el teléfono por uso indebido.

Frente al criterio de las autoridades que defienden la medida para impulsar las relaciones interpersonales y mejorar la convivencia, tenemos una evidente división de opiniones entre familias y jóvenes que acredita como sociedad afrontamos una crisis no resuelta.