Cómo evitar que tus datos en redes y en Google acaben entrenando a una IA

César Rodríguez Pérez
César Rodríguez REDACCIÓN

RED

UNSPLASH | EUROPAPRESS

El buscador ha llegado a mostrar públicamente conversaciones de usuarios con Bard, su bot conversacional de inteligencia artificial

04 oct 2023 . Actualizado a las 16:37 h.

Da igual cuando lean esto: la inteligencia artificial es noticia y ha protagonizado una nueva polémica. La verdadera gran revolución tecnológica de nuestro tiempo (¿se acuerdan de aquel globo inflado llamado metaverso?) acapara titulares día tras día. Ya sea por el lanzamiento de nuevos productos listos para usar por cualquier ciudadano, en forma de nuevas apps o de funcionalidades en programas y entornos ya habituales. O por la denuncia de algún abuso o, directamente, delito, cometido con ella. Dos ejemplos: el robo de la personalísima voz del fallecido Robin Williams y el auge de los deepfakes.

Hace apenas un año que los profanos descubrimos las conversaciones a veces marcianas con ChatGPT y a los generadores de imágenes a partir de texto (Dall-e, Stable Diffusion, Midjourney y demás), pero parece que ha pasado un siglo. Cualquier usuario de un sistema operativo Windows tiene acceso a búsquedas dialogando con un «copiloto inteligente» a través del navegador Edge y del motor Bing.

El despliegue de Microsoft tras aliarse con la emergente OpenAI de Sam Altman obligó a la todopoderosa Google -líder indiscutible de las búsquedas en internet- a acelerar sus planes. Los de Mountain View tenían su propio bot conversacional. Se llamaba LaMDA y era un producto en pruebas, no destinado al consumidor final. Sobre esa base presentaron en febrero un asistente más pulido y destinado al consumidor final. 

Se puede acceder a Bard -«aún en fase «experimental», más que capaz de dar «respuestas inexactas o inadecuadas»- con cualquier cuenta de Google en https://bard.google.com/. ¿Qué nos encontramos al entrar? Pues un aviso sobre privacidad, titulado de forma elocuente «Tus datos y Bard».

El texto explica algo que es obvio: Google recoge las conversaciones con el asistente, información relacionada con el uso, sobre la ubicación y los comentarios valorando la aplicación. ¿Por qué es obvio? Porque ese flujo de datos es el sustento del aprendizaje automático de los programas que usan inteligencia artificial. Por decirlo de forma algo bruta, el aviso legal deja claro que nuestras charlas con el bot acaban en la nube. Y puede pasar lo que ya ha ocurrido: el formidable motor de búsqueda de Google ha indexado las transcripciones de conversaciones entre usuarios y la IA, lo que ha provocado un pequeño escándalo y la respuesta pública de la compañía californiana prometiendo una próxima solución y recordando que no es conveniente introducir información personal sensible al dialogar con Bard. 

¿Cómo podemos controlar la información que recoge Bard? Hay que ir a la sección «Mi actividad» de la cuenta de Google. Allí se puede desactivar el almacenamiento de información, aunque Google siempre la guardará durante 72 horas. También pueden ser revisadas y eliminadas conversaciones concretas. Y, si uno está dispuesto a entrenar a la IA, cambiar el horizonte temporal de eliminación automática, entre 3 y 36 meses. 

Mark Zuckerberg, en una intervención sobre IA el 27 de septiembre
Mark Zuckerberg, en una intervención sobre IA el 27 de septiembre CARLOS BARRIA | REUTERS

¿Qué pasa en Facebook e Instagram?

Meta no quiere quedarse atrás en la carrera de la inteligencia artificial. La compañía de Mark Zuckerberg, que acaba de lanzar los canales tipo Telegram en WhatsApp, tiene planes para incorporar bots a la popular aplicación de mensajería. Y también para desarrollar servicios para Facebook e Instagram, como el traductor de voz SeamlessM4T .

Ambas redes sociales podrían contar con versiones de pago sin anuncios en un futuro próximo. ¿Servirá el meter la tarjeta para evitar también que los datos de navegación acaben en manos de terceros para entrenar los modelos generativos de IA de la compañía? Lo están haciendo sin el consentimiento consciente de los usuarios, aunque sí lo advierten en su Política de privacidad. ¿Se puede evitar? Sí, pero no es tan fácil como en Google. Hay que hacer una petición expresa a través de un formulario.

En Facebook se accede a través de este enlace https://www.facebook.com/help/contact/510058597920541. Con él podemos reclamar a Meta que nos detalle la información que se ha transmitido para que terceros entrenen a la inteligencia artificial. También podemos pedir su borrado y restringir cualquier futura cesión (la tercera opción, «Quiero oponerme al tratamiento de mi información personal de terceros usuarios para la IA generativa, así como restringirlo»). ¿Y qué pasa con la enorme cantidad de datos que recaba y almacena la propia compañía? Ahí no se puede cerrar la puerta del todo, pero sí hay cierto margen de maniobra para limitar el flujo de información si se establecen barreras a medida en el Centro de privacidad.