Sergio Balsa: «Aseguraremos el coste de tu móvil virtual en el metaverso si se te rompe»

Javier Armesto Andrés
javier armesto REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

ANGEL MANSO

Esta compañía gallega, participante en el Mobile World Congress, es líder en protección de dispositivos electrónicos

27 feb 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El Mobile World Congress comienza mañana en Barcelona con la participación de varias empresas gallegas, entre las que se encuentra Insurama, que ofrece soluciones aseguradoras cien por cien digitales, ágiles, omnicanal y «sin letra pequeña». Creada a finales del 2017 por Sergio Balsa (A Coruña, 1975) junto al grupo Nervo, fue de las primeras compañías en asegurar patinetes eléctricos y en el futuro no descartan cubrir riesgos incluso en el metaverso.

—Insurama no es la típica «startup» surgida de la universidad.

—Ya estamos operando en España, Portugal, Italia y México. Somos una compañía creada desde cero, cien por cien digital, para desarrollar un modelo de distribución de seguros totalmente distinto.

—¿Cuál es la filosofía de la empresa?

—Primero, producto innovador, en el 2019 lanzamos seguros para patinetes, fuimos los primeros que incorporamos una responsabilidad civil, además de cubrir el robo o los daños de tu propio patinete. O el seguro que permite con una sola póliza cubrir todos los dispositivos electrónicos que tienes en tu casa, sin necesidad de decir cuáles son, basta con presentar una factura de compra. Segundo, el modelo de atención al cliente y al propio retailer. Van a poder hacer cualquier tipo de gestión en autoservicio, sin necesidad de contactarnos a nosotros. Pero no somos talibanes de la tecnología, si no quieres hacerlo a través de una app o de una web de cliente, sino que quieres hablar por teléfono o gestionar tu seguro por WhatsApp o email, damos ese soporte omnicanal.

—¿Qué otras líneas de negocio tienen?

—Tenemos varios verticales. Uno de todo lo que tiene que ver con la protección de dispositivos electrónicos. Otro de alquileres, para arrendatarios, ante el riesgo de sufrir un impago por parte del inquilino o daños vandálicos en la vivienda. Tenemos una línea incipiente de movilidad eléctrica: ya cubrimos patinetes y bicis eléctricas y estamos desarrollando seguros también para motos y coches eléctricos. Hay un vertical de protección familiar, y estamos pensando en lanzar un seguro para mascotas.

—¿Cuánto cuesta proteger un teléfono móvil?

—Un gama media tiene un coste anual de 120 euros y cubre todo tipo de daños accidentales, como roturas o caída del móvil al agua, y robo sin fuerza. Nuestros productos no tienen letra pequeña: no hay franquicias, no hay carencias o períodos de espera. El más caro que tenemos, para un iPhone o un Samsung de alta gama, son 150 euros al año, y si lo comparamos con el valor del equipo son 120-150 euros contra 600 o 1.000 euros o más. Reparar una pantalla, que es el 80 % de lo que hacemos, son 200 euros en un gama media y 350 euros como mínimo en una gama alta. Y tenemos 1.500 puntos de reparación en toda España: mientras que el resto del mercado suele tardar entre cuatro y cinco días laborables como mínimo, en una tienda física tardamos dos horas.

—¿Es difícil emprender un negocio digital en España?

—La demanda de desarrolladores de servicio informático para arrancar requiere una inversión importante. Pero si te posicionas en un nicho que no está híper maduro es fácil desplegarse y vender tus productos; más sencillo que con un despliegue físico de tiendas en la calle. Aunque si tienes un producto de éxito, enseguida van a venir los competidores. Cuando arrancamos con la protección de móviles había tres o cuatro jugadores y ahora hay ocho o diez.

—¿Vamos a acabar comprando en el metaverso, como predicen Zuckerberg y otros gurús?

—Es una evolución natural de las formas de relacionarse humanas. Si hace unos años nos dicen que íbamos a comprar cosas por una web, sin tocarlas, o que nos relacionaríamos con personas no de forma directa, sino a través de redes sociales, nos sonaría raro. El metaverso no es tan distinto, dentro de unos años puede ser una forma de relación humana más avanzada que las redes sociales, no en cuanto a su penetración pero sí en cuanto a su interacción, y será un canal de publicidad clave. Y tendremos que adaptar nuestros productos: imagina que cubrimos el coste virtual de tu móvil virtual que llevas en el metaverso, si se te cae, se rompe y tienes que pagar unos bitcoins por repararlo. Pues tendremos que trabajar en eso.

«¿Brecha digital? No podemos decirles a los clientes cómo y cuándo tienen que relacionarse con nosotros»

 

Insurama ya estuvo en el Mobile World Congress el año pasado.

—¿Cómo fue la experiencia?

—Fue un Mobile complejo, había mucho miedo al covid y ni el volumen de expositores ni el de asistentes fue el acostumbrado. Pero fue un acto de valentía por parte de la organización y de dar un mensaje de vuelta a la pseudo normalidad que necesitábamos todos. Generamos negocio y por eso hemos vuelto apostar por ir.

—¿Cómo les ha afectado la pandemia?

—Menos que a otras áreas. Insurama ya era una compañía estructurada digitalmente, teníamos prácticas de teletrabajo antes de la pandemia. El volumen de negocio se paralizó, porque aunque nosotros trabajamos en el canal online y en marzo y abril del 2020 tuvimos una subida de venta, la gran mayoría de las tiendas que venden nuestros productos estaban cerradas. Nosotros vivimos también de que se venda el subyacente, tecnología, y se vendieron menos teléfonos y portátiles, aunque luego hubo una recuperación a final de año gracias a la compra de equipos para los colegios.

—¿Qué opina de la brecha digital que está haciendo que las generaciones mayores no puedan a acceder a servicios, por los ejemplo bancarios?

—No podemos decirles a los clientes cuándo y cómo tienen que venir a relacionarse con nosotros. Al cliente hay que darle un mayor abanico y dejar esas puertas abiertas, desde si eres muy avezado digitalmente y te lo haces tú solo todo hasta que yo te asista porque me lo pides por teléfono. Una cosa es promocionar el uso de canales no tradicionales y otra cosa es que de repente cierres oficinas, limites horarios o empieces a cobrar por operaciones presenciales.