Julio Iglesias cumple 80 años: «Creo que no volví a ser tan feliz como en mis veranos en Cangas»

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Europa Press

El artista celebra hoy un cumpleaños especial, y por este motivo recordamos los mejores momentos de su vida, en la que Galicia ha estado muy presente. «Soy un gallego profundísimo», ha confesado

23 sep 2023 . Actualizado a las 13:53 h.

Hace tiempo que vive alejado de los focos, su último concierto fue en Chicago en el 2019, y desde entonces poco se ha dejado ver públicamente el artista latino más exitoso de la historia. Pero hoy Julio Iglesias celebrará su 80 cumpleaños rodeado de los suyos: sus ocho hijos —Chábeli, Julio José y Enrique, fruto de su primer matrimonio con Isabel Preysler; Miguel, Rodrigo, Victoria, Cristina y Guillermo, que tuvo con Miranda Rinjnsburger; y sus cinco nietos—, tal y como aseguraba su primogénita en el especial Lazos de sangre que TVE le ha dedicado con motivo de su aniversario.

Julio Iglesias y Miranda Rijnsburger junto a sus cinco hijos
Julio Iglesias y Miranda Rijnsburger junto a sus cinco hijos

 Su ausencia mediática en los últimos años ha disparado en varias ocasiones los rumores sobre su estado de salud. Pero el pasado mes de marzo, el cantante madrileño reaparecía en sus redes, después de unos meses sin dar señales, para dar una gran noticia: está trabajando en sus memorias. «Sin darme cuenta voy poco a poco llenándome de nostalgias, siempre me digo que la nostalgia es un poco dar marcha atrás. Sin embargo, sin dar marcha atrás no puedes escribir tu vida. Quiero que estas memorias les hagan reír y llorar, las dos emociones juntas son en realidad la propia vida».

Y seguramente volverá a aquel 23 de septiembre de 1943 cuando vino al mundo Julito, como lo llamaban de pequeño, en el seno de una familia acomodada. Hijo del ginecólogo Julio Iglesias Puga, de origen gallego, y de Charo de la Cueva, que después tendrían a Carlos. Los hermanos no tuvieron una infancia fácil, según la periodista Pilar Eyre, ya que desde pequeños vivieron el desamor en su propia casa. De niño, su madre lo castigaba en un pequeño cuarto, y cuando por fin se abría la puerta se iba directo al balcón para calmar la ansiedad que le generaba esa falta de libertad, detalla Óscar García Blesa en la biografía que publicó hace cuatro años con motivo del 50 aniversario de la publicación de su primer álbum, Yo canto. Dice Eyre que el doctor Puga le fue infiel a su mujer, lo que motivó que se dejaran de hablar, y Julio y Carlos tenían que hacer de mensajeros entre sus padres.

Actualmente su salud parece estar algo tocada, sobre todo por problemas de espalda y movilidad que arrastra desde el accidente de tráfico que sufrió el día que cumplió 20 años, y que lo apartó de su carrera deportiva en los juveniles del Real Madrid. De niño solo pensaba en jugar al fútbol, a ser posible en el equipo blanco, y estaba seguro de que iba a triunfar en este ámbito. «No sé por qué empezó en la portería, porque todos queremos ser delanteros, todos queremos meter goles», apunta Julio José.

Le metían muchos, dicen sus compañeros de clase, pero llegó a apostar a que le paraba el balón al niño más grandullón del colegio. No falló. Tampoco cuando le disparó Di Stefano. Pero ese sueño de niño se truncó el día de su 20 cumpleaños. Él salió caminando por su propio pie del coche, pero a los cuatro meses le apareció un coágulo, que lo dejó postrado en una cama sin movilidad de cintura para abajo. Su padre movió cielo y tierra para que lo vieran los mejores médicos, que descubrieron que el tumor que tenía en la espalda era operable. «Apenas podía mover los dedos de los pies, y me convertí en una persona enclaustrada en una cama, sin ninguna posibilidad aparente, en mi mente por lo menos, los tres primeros meses de una recuperación rápida. Llegué a pensar que no tenía solución mi vida», dijo el cantante.

Pero durante esa convalecencia, un enfermero que lo veía todo el rato escuchando la radio, le regaló una guitarra que le cambiaría la vida. Encontró su refugio en la música, y empezó a escribir y a componer canciones, y enseguida se proyectó como un cantante de éxito, al que la suerte también le sonrió. El artista que iba a interpretar La vida sigue igual —«la única canción en mi vida que he escrito para mí, a partir de ahí empiezo a pensar en si le van a gustar a la gente», confesó el cantante— enfermó y tuvo que ser Julio quien la cantara en el Festival de Benidorm (1968), hace hoy 55 años. Esa es su primera victoria. Ahí nace una estrella y arranca una carrera que le ha llevado a vender «más discos que Queen o Frank Sinatra o a disputarse el título de mejor cantante del planeta con Michael Jackson».

De la noche a la mañana se convirtió en el artista de moda en España, y se presentó al Festival de las Estrellas (Eurovisión) para conquistar el éxito mundial. Su hija Chábeli cuenta, como anécdota, que le quitaron los bolsillos del traje que llevó al certamen, porque solía esconder las manos para luchar con su timidez. A pesar de que no gana el concurso, Gwendolyne se convirtió en un «éxito descomunal» en toda Europa gracias a que la canta en varios idiomas. Aunque camina hacia el éxito, las críticas también arrecian. Dicen que no tiene una gran voz, pero el encanto y la forma de cantar, sin duda, se imponen.

Cuando ya era un cantante famoso conoce a Isabel Preysler, una filipina recién llegada a España. La belleza de la joven conquistó al artista, que más tarde confesó que fue «un amor a primera vista». La primera cita entre ambos, desvela Eyre, estuvo marcada por una curiosa anécdota. «La pareja fue a disfrutar de un concierto de Juan Pardo, el cantante más famoso y atractivo de aquella época, y Julio sufrió un ataque de celos. Cogió a Isabel y la hizo sentarse de espaldas al escenario para que Juan Pardo no se percatase del atractivo de la joven. En la siguiente cita, en un concierto de José Feliciano, Preysler se disponía a sentarse de espaldas al escenario cuando Julio, rotundamente, le contestó: ‘No hace falta’. El cantante es ciego».

La boda entre Julio Iglesias e Isabel Preysler tuvo lugar en 1971
La boda entre Julio Iglesias e Isabel Preysler tuvo lugar en 1971

La periodista también cuenta que el padre de Isabel no quería asistir a la boda (1971) porque un cantante le parecía poca cosa para su hija, que se tiró toda la ceremonia llorando. «Fue por mí que se tuvieron que casar», dice Chábeli refiriéndose a que el embarazo de Isabel precipitó el enlace. Su matrimonio, que duró siete años, acaparó las portadas de todas las revistas y fruto de él nacieron los tres hijos mayores del cantante, Chábeli, «su consentida y a la única que le ha dedicado una canción», Julio José y Enrique.

Julio Iglesias, con sus tres hijos mayores, Chábeli, Julio José y Enrique
Julio Iglesias, con sus tres hijos mayores, Chábeli, Julio José y Enrique

La prensa les seguía a todas partes, Isabel quería salir de España, y su primogénita nació en 1971 en Cascais, donde tenían una casa de verano. Dos años después, vino al mundo Julio José y, en 1975, Enrique. Los pequeños entendieron muy pronto que no podían ver a su padre todo lo que querían, y eso que Isabel hizo todo lo posible por adaptarse a la carrera de su marido, pero aun así no era fácil seguir el ritmo de un artista que ya triunfaba en las dos orillas del Atlántico. Son los primeros años de los 70, sus canciones empezaban a sonar en todos los rincones del planeta, pero hay un tema determinante en su conquista de Latinoamérica, donde residen miles de emigrantes gallegos. En 1972 publicó Un canto a Galicia, una canción que «está presente en todos sus conciertos desde hace más de 40 años», y en la que su gran amigo, recientemente fallecido, Pepe Domingo Castaño le «aconsejó» incluir eso de miña terra nai. También le dijo que se decía lonxe y no leixos, pero en esto no le hizo caso.

Un año antes había elegido la tierra do seu pai para presentar la canción. Fue en el Pabellón de los Deportes de A Coruña como telonero de Víctor Manuel, que en ese momento era mucho más famoso. «Forma parte total de mí desde que la escribí, es un homenaje a mi padre y es imprescindible en mi repertorio», señaló Julio, quien siempre tuvo muy presente la huella de su progenitor. «Yo creo que mi padre era el preferido de mi abuelo, la relación era maravillosa», señaló su hija mayor. Se dice que en casa de los Iglesias había dos bandos: de un lado el padre y Julio, y del otro, la madre y Carlos, el hermano pequeño. Quizás por este vínculo especial, el artista siempre ha llevado a Galicia en su corazón. «Creo que no volví a ser tan feliz como en mis veranos de niño en Cangas. El olor a eucalipto, el agua transparente, las nécoras en aquella pensión O Pote […] Soy un gallego profundísimo; mis sentimientos y mi sensibilidad están mucho más cerca de Galicia que de cualquier otro lugar», recoge Blesa en su libro sobre su relación con esta tierra que ha visitado en numerosas ocasiones. Ha sido embajador del Xacobeo 93, Comendador del Cocido de Lalín e invitado ilustre de la Fiesta del Albariño de Cambados.

Julio y Miranda, en el Obradoiro en 1993
Julio y Miranda, en el Obradoiro en 1993 LIANA SOLIS

EL SECUESTRO DE SU PADRE

Su fama de galán pronto afloró, y una pillada in fraganti con una modelo venezolana puso fin a su matrimonio con Isabel Preysler, a la que hacía tiempo le habían llegado rumores de infidelidad. Y es aquí cuando se produce la célebre frase de ella: «Tú me pediste muchas veces que me casara contigo, yo te voy a decir una sola vez que me quiero separar». Sus aventuras amorosas se multiplican e incluso cuenta Pilar Eyre que Chábeli se llegó a encontrar un tanga debajo de la cama. Tras separarse de Isabel en 1978, se trasladó a Miami, el epicentro de la industrial musical, donde firma un contrato millonario con la CBS, la mejor discográfica de ese momento. Llegó a ser número uno en más de 50 países a la vez, y conquistó el mercado americano, algo realmente complicado entonces. «Superstar, superstar no soy, pero lo voy a ser», dijo en su día.

Julio Iglesias, rodeado de un grupo de mujeres
Julio Iglesias, rodeado de un grupo de mujeres

Lejos de los suyos, aprovechaba los períodos vacacionales para estar con sus hijos, que residían en España con la madre. «No los veo crecer con la frecuencia que quisiera», confesó el artista, que años más tarde, con sus hijos menores, se quitó la espinita de ser un padre ausente.

Me olvidé de vivir, Por una mujer, Hey…. Imposible elegir una canción en un repertorio en el que algunos incluso ven indirectas a su exmujer. Su éxito crece a la vez que su cuenta corriente. «No sé cuánto dinero tengo», le respondió a Iñaki Gabilondo cuando este le preguntó. En esa vorágine, el secuestro de su padre en 1982 lo hizo frenar en seco.

Julio Iglesias y su padre, el doctor Puga, con quien mantenía una estrecha relación
Julio Iglesias y su padre, el doctor Puga, con quien mantenía una estrecha relación

Fue uno de los momentos más difíciles de su vida. Cuando se enteró de lo sucedido, empezó a dar golpes por la habitación repitiendo: «Es culpa mía». Papuchi, como era conocido el doctor Puga, estuvo retenido veinte días por ETA en una vivienda de Zaragoza hasta que fue liberado por los geos. A raíz de este suceso, la seguridad de sus hijos también quedó en entredicho, ya que recibieron amenazas, por lo que sus padres decidieron que se fueran a vivir a Estados Unidos con el cantante. Indian Creek Village, la residencia de Julio en Miami, ubicada en una lujosa isla donde residen casi un centenar de millonarios, ha alojado a personalidades como Diana Ross o Michael Jackson, así como a artistas españoles que en la década de los 80 y 90 siguieron sus pasos y decidieron probar suerte al otro lado del charco. «En casa siempre había muchas mujeres, eso lo sabe todo el mundo», comentó Julio José en el especial de TVE. «Yo necesito un contacto físico y que me haga sentir viril», señaló en su día el artista, que tuvo algún que otro rifirrafe con su hijo Enrique, el único que ha seguido sus pasos. «Siempre he querido ser mejor que mi padre y vender más discos que él», indicó Enrique. «Si hay que ser primero él o yo, yo», dijo por su parte el cantante.

Se le atribuyen muchas amigas, pero con el tiempo apareció una mujer especial que aplacó su fama de galán. A principios de los noventa conoció a Miranda Rijnsburger, una holandesa con la que desde el inicio mantuvo una relación muy discreta, siempre alejada de los focos. Solo han posado delante de ellos para presentar a sus hijos vía exclusiva. A finales de agosto del 2010, cuando llevaban dos décadas de relación y tenían cinco hijos en común, decidieron pasar por el altar en una ceremonia íntima en Marbella que mantuvieron en el máximo secreto.

En agosto del 2010, Julio y Miranda pasaron por el altar en una ceremonia celebrada en la más estricta intimidad en Marbella
En agosto del 2010, Julio y Miranda pasaron por el altar en una ceremonia celebrada en la más estricta intimidad en Marbella

Precisamente, con Miranda estuvo en Galicia en 1993. No era la primera ni la última visita que haría. Además de las giras que lo trajeron hasta aquí, en otras visitas la música jugaba un papel secundario. En una entrevista a este periódico con motivo de la presentación de su último libro en marzo de este año, Pepe Domingo recordaba su anécdota más destacada con el cantante. «Julio nos invitó a mi mujer y a mí a su casa en Miami diez días. A la ida fuimos en vuelo regular, y a la vuelta vinimos con él en el pájaro loco, como lo llama Julio, y fuimos de Miami a Ibiza, pero llovía a cántaros, y me dijo: ‘Tito, como me llama él, tenemos que hacer algo. Yo no puedo estar en un sitio en el que esté lloviendo. Vamos al sol’. Y le digo: ‘¿Pero a qué parte?’, y dice: ‘¿Por qué no vamos a Galicia? Si hace malo aquí debe de estar bien en el norte’. Dijo que quería ir a Vigo porque a A Coruña ya había ido muchas veces. Se me ocurrió Casa Simón, en Cangas do Morrazo. Entonces, Julio me dijo: ‘Dios mío, me has abierto el mundo porque yo veraneé durante 15 años en Cangas. Para mí va a ser una maravilla ir’. Salimos de Ibiza a Vigo, y fuimos a comer a Simón, como dice él, sin pagar, y volvimos a Ibiza. Fuimos a buscar el sol».

La última vez que lo vimos en Galicia fue hace seis años con motivo de la entrevista que le concedió a Roberto Vilar en Land Rober, que fue seguida por miles de gallegos. A sus paisanos los ha tenido siempre muy presentes. Se alegró mucho cuando este periódico tuvo la iniciativa en el 2013 de reeditar su discografía completa, y de que esos discos «hechos con tanto cariño», llegaran de nuevo a «sus gallegos del alma». «Quiero dar las gracias a La Voz de Galicia por todo el apoyo que me han dado en estos años. Es el periódico con el que más conexión he tenido de la prensa gallega».

A estas alturas del partido de la vida, Julio Iglesias, que por cierto solo deja fotografiar su perfil bueno (el izquierdo a los objetivos), gana por goleada, aunque la suya no fuera esa posición. Alguien con 80 álbumes a sus espaldas y más de 300 millones de discos vendidos, que ha conquistado todos los mercados, solo puede ser considerado un mito. Un mito que cuando estaba a punto de cumplir 70 confesó: «Cantaré hasta que me muera».